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La evolución de la recaudación tributaria al comienzo del ejercicio 2016

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Las consecuencias de las medidas adoptadas y en especial, la eliminación o disminución de las retenciones junto con la devaluación cambiaria, que hasta mediados del segundo mes eran significativas y superaban 50%, generan efectos muy regresivos.

En enero del presente año el incremento de la recaudación tributaria nacional ascendió a 38,5% interanual, al totalizar $162,654 millones; ya que en 2015 se había logrado ingresar sólo $117.458,4 millones. Su composición es semejante a lo ya conocido y sólo la aceleración inflacionaria pudo acrecer el resultado en alrededor de siete puntos porcentuales.

Para verificar tal problemática es conveniente proceder a desdoblar dicha cifra en sus tres grandes destinos finales. Tal como surge de su comparación interanual, la Administración Nacional ha recibido $63.955,6 millones y de inmediato se advierte que se ha debido manejar con una cifra 33,3% superior a la de un año atrás, en que había embolsado $47.966.

Es obvio, por tanto, que desde el inicio debe tenerse muy presente que la respectiva materia gravada y generadora de ingresos tributarios ha surgido, según el instrumento, de períodos temporales anteriores. En consecuencia, las sucesivas decisiones del flamante gobierno en la materia se podrán detectar y evaluar cabalmente recién con el transcurso de varios meses de este año y no con el de uno solo. Incluso es muy diverso el caso de gravámenes sobre el consumo que cuando los cambios recaen en tributos que gravan la renta neta. Ello requiere ser muy prudente y esperar el tiempo necesario para no caer en juicios improvisados.

Las transferencias afectadas al segundo gran destino, las Contribuciones de Seguridad Social, han totalizado en el mismo mes $48.280,6 millones. Según un semejante cotejo interanual surge que es sólo 30,4% mayor y, si siguen así, cuando deban afrontar (marzo y septiembre) las actualizaciones, no alcanzará con los fondos específicos a disposición. En esta área se han anunciado reajustes que implicarán mayores obligaciones pero no se conoce un estudio realista y convincente tanto de las posibilidades como de las perspectivas actuales.

El tercer gran destino corresponde a las transferencias giradas a las 23 provincias y Capital Federal en función de lo diversos regímenes de coparticipación (obligatorios según la ley Nº 23548) y los de carácter discrecional que se giran diariamente a dichos fiscos locales. A ellos les correspondieron, en conjunto, $45.250,6 millones, que es una cifra 53,4% superior a los $29.599,1 millones que percibieron en enero de 2015. Por lo tanto, sería el único receptor-destinatario que ofrece un escenario promisorio, el cual –incluso- podría atender sin dificultad en un plazo prudencial el reintegro del 15% que, desde fines el año 1992, vienen cediendo a la Nación.

Al respecto debe recordarse que las provincias de San Luis, Santa Fe y Córdoba han logrado sendos fallos favorables de la Corte Suprema de Justicia. Por otra parte, existe un decreto de la administración precedente que ordena extender un tratamiento semejante a los otros 21 fiscos locales. Es obvio que esto, en algún momento, sucederá e implica la disposición de $100.000 millones adicionales.

Un análisis de la evolución en los diversos tributos
En esta oportunidad, las contribuciones que recaen sobre las remuneraciones al trabajo personal han escalado transitoriamente al primer lugar, con $48.744 millones; cifra ésta que implica un aumento interanual de sólo 30,6%; pero aun así equivalen a 30% del total percibido en el mes. La base de imposición incluye el medio aguinaldo por percepciones de trabajadores en la última mitad de 2015.

En segundo término aparece el impuesto al Valor Agregado (IVA) normalmente mensual líder absoluto, que en este caso hace lo propio, aportando $45.662,2 millones que marcan una suba de 36,1% y cubre 28,1% de todos los ingresos de esa naturaleza en enero. Según la aclaración antes efectuada, corresponden a transacciones de diciembre o anteriores. Del cotejo con idéntico mes se revelan las preocupaciones que reinan en la Tesorería de la Nación pues entonces se concretaron devoluciones de este tributo por $1.468,9 millones y éstas en el inicio de este año apenas suman $142 millones, virtualmente 10%, existiendo mucho más en tales condiciones que no se pudieron reintegrar hasta ahora.

El tradicional tercer lugar lo ocupa el impuesto a las Ganancias, que generó un ingreso de $40.625,1 millones, lo cual supera lo que rindió en ese mismo período de 2015 en un meritorio 57% y constituye 24,9% del total. El cuarto instrumento, pero a notoria distancia del trío antes mencionado, ha sido el impuesto sobre Créditos y Débitos en Cta. Cte., el cual figura con $9.609,7 millones que suman apenas un seis por ciento adicional.

Si se incorporan los tributos que recaen sobre el comercio exterior, en pleno retroceso por la eliminación o reducción de retenciones, por el momento éstos figuran en quinto término con la muy modesta cifra de $8.795,5 millones que suman otro 5,4% más; con todo lo cual se llega a concentrar nada menos que 94,4% de lo recaudado en por todo concepto en enero del corriente año.

Dado que el residuo de 5,6% que completa el total ingresado en enero lo hacen a través de una veintena adicional de instrumentos con bajo rendimiento unitario, queda patentizada la ineficiencia de esta multiplicidad y que, si no diversificara tanto, es altamente probable que el esquema resultante fuere mucho más racional y productivo al concentrarse en lograr una buena administración que abarque sólo los más importantes.

Las modificaciones que encara el flamante equipo de gobierno implican algunas actualizaciones que no dejan de ser meros “parches”. Por tanto, resulta claro e inquietante que no se aporte ningún recurso técnico para mejorar el esquema y se siga admitiendo que una gran franja de contribuyentes potenciales continúe creciendo a la sombra de una cada vez amplia y descarada evasión. No puede olvidarse que esa situación hace que la carga sea más pesada para los que siempre han atendido puntualmente sus obligaciones. La premura para eliminar las retenciones a la producción primaria (agricultura, ganadería y minería), por lo visto, no pretende perfeccionar nada sino cumplir con compromisos preexistentes de destinatarios perfectamente identificables que, además, implican una importante transferencia de riqueza de los que moran en la base y la parte media de la pirámide distributiva hacia los que están en la cúspide. No es esto lo que necesitan el país y la población en general.

Los esperados nuevos mensajes de febrero
Este mes tiene una relevancia muy notoria ya que es el primero en que los ingresos tributarios son administrados durante todo su transcurso por la nueva administración nacional y que, en muy significativa proporción, las bases imponibles se corresponden con dicha situación. La excepción mas importante a dicha circunstancia corresponde al impuesto a las Ganancias pues, en general, está constituido por el ingreso de anticipos o saldos con que se cancelan mediante planes de pago en cuotas parte que corresponden a vencimientos de periodos anteriores.

La publicación de dichos datos demoró un par de días más que lo habitual y fue operadora de un mensaje muy poco agradable y sorprendente ya que el incremento interanual ha sido notoriamente bajo (+26,5%), lo cual significa que, a valores constantes e incluso según lo sucedido en 2015, se advierte una caída no menor de 20% que es motivo para preocuparse bastante. Debe tenerse en cuenta al respecto que el mes precedente exhibió una suba de 38,5%, lo cual implica una merma de nada menos que 17,1%.

Quizá lo más llamativo sea la vertical caída interanual que se ha producido en el impuesto a las Ganancias (+20,8%), que suele ser el tributo con mayor dinámica alcista pero, en esta circunstancia, sorpresivamente se quedó muy atrás en tal aspecto con una modesta recaudación de apenas $30.398,7 millones contra $25.165,1 millones de idéntico mes de 2015. Como no hay nuevos factores que induzcan a justificar un retroceso relativo tan significativo, habrá que pensar en una mayo evasión y/o una forma de aprovechar en su momento la vigencia de un inminente régimen de “blanqueo” que trascendió en algunos medios.

Sobre este impuesto se ha descargado una virtual ofensiva, donde una franja exige cambios para que libere de él a los trabajadores en relación de dependencia o eleven en mucho a cifra desde la cual comience a regir. Otros son más drásticos, dado que postulan su eliminación total, sin considerar que es el mejor y casi único instrumento tributario disponible para formular una política más justa y redistributiva. Hay enorme confusión en ese aspecto debido a que esa denominación es errónea, ya que se trata del impuesto a la Renta Neta que tomó gran relevancia en el Reino Unido para extender al mundo la flamante Revolución Industrial.

Que asalariados con baja instrucción especializada sostengan como argumento-eje que “el salario no es ganancia” puede ser justificado por su escasa o nula versación en la materia, pero no que un reciente candidato a presidente se expida en igual sentido, dejando la duda sobre si se trata de la más supina ignorancia o simple oportunismo lo que lo mueve a usar un tan erróneo cuan equívoco argumento.

En cuanto a los otros tributos, de mayor rendimiento en febrero ppdo., como es habitual, el IVA ha sido el de máxima recaudación pues sumó $41,647,8 millones (30,9% del total general) que, además, implica un incremento interanual del 34,3%, lo cual hace aún más sospecho lo sucedido con el impuesto a las Ganancias, que aportó un muy modesto 22,6%. En cuanto a las Contribuciones Patronales más los Aportes Personales que aparecen con un total de $35.719,2 millones, que de esa manera aportan 26,5% aunque su crecimiento interanual representa un muy poco satisfactorio 7,1%, sensiblemente más bajo de lo habitual.

En el cuarto lugar se consolida el impuesto sobre Crédito y Débitos en Cta.Cte., con $8,751,5 millones que así aportan un 6,5% adicional mientras retroceden los tributos que gravan el comercio exterior. De acuerdo con la triple distribución asignativa, la Administración Nacional aparece como principal perjudicada pues percibió $55.471,3 millones, es decir, sólo 22% por encima del mismo mes de 2015; los Organismos de Seguridad Social, $34.795,6 millones (+27%) y el conjunto de Provincias más Capital Federal, $39,850,7 millones (+35,3%).

Se reitera, por tanto, que hay notorias fallas que deben ser corregidas la brevedad pues incluyen actitudes y decisiones muy poco claras.

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