El pasado 22 de septiembre, la cadena televisiva internacional Telesur difundió a través de las redes sociales una placa con la siguiente efeméride: “22 de septiembre de 1862 – Presidente Abraham Lincoln firma la ley que declara la abolición de la esclavitud en EEUU”. Por Federico Mare (*)
El aviso rememorativo fue leído, comentado y replicado por miles de usuarios de Facebook y Twitter en toda América Latina. Nada de malo habría en ello de no ser por un «pequeño detalle»: el 22 de septiembre de 1862 Lincoln no firmó ninguna ley ni se declaró abolida la esclavitud en EEUU. La efeméride en cuestión tuvo una sustancia y significación histórica bastante diferente a la que Telesur, haciéndose eco de un factoide muy extendido en Internet, les atribuyó sin ningún rigor crítico.
La esclavitud en EEUU fue abolida recién en diciembre de 1865, ya finalizada la Guerra de Secesión, con la XIII Enmienda de la constitución federal, innovación jurídica que vino a completar y asegurar el proceso reformador de manumisiones iniciado en enero de 1863. Que esto fue así no representa ningún arcano esotérico, puesto que, sin ir más lejos, ésa es la premisa histórica de Lincoln (2012), la mundialmente aclamada película de Spielberg.
Lo que hizo Lincoln el 22 de septiembre de 1862 fue, en realidad, algo más limitado: establecer mediante un bando militar –y no de una ley del Congreso– que el 1º de enero de 1863 todos aquellos esclavos residentes en estados sureños que persistieran en su rebeldía separatista (léase: estados sureños que siguieran estando separados de la Unión, coaligados en la Confederación y en guerra contra el Norte) quedasen manumitidos o liberados, sin que sus amos recibiesen ningún resarcimiento económico. Ese bando militar se llamó Emancipation Proclamation o «Proclamación de Emancipación».
Se trató de una medida de urgencia adoptada en una coyuntura muy complicada de la guerra civil, una amenaza de represalia con la que se pretendía presionar a los once estados sureños secesionistas (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Florida, Mississippi, Luisiana, Texas, Arkansas y Tennessee) para que abandonaran la guerra y se reincorporaran a la Unión en un plazo máximo de 100 días. Se presumía que si la rebelión sediciosa continuaba, a partir del 1º de enero de 1863, con la entrada en vigencia de la Emancipation Proclamation se producirían en las plantaciones del sur separatista fugas masivas de esclavos hacia el norte. Tales fugas, a la vez que arruinarían la economía esclavista de los Estados Confederados, engrosarían los ejércitos de la Unión, ya que muchos esclavos optarían por enrolarse en ellos.
Los Border States, los estados sureños esclavistas lindantes con el norte que habían resuelto permanecer dentro de la Unión, obviamente quedaron exceptuados del ultimátum. Esos estados eran Kentucky, Missouri, Maryland y Delaware. Su permanencia dentro de la Unión se debió a que sus economías, a diferencia de las del Deep South o «Sur Profundo», dependían mucho más del mercado interno norteño que del comercio exterior con Europa.
Que la Emancipation Proclamation respondiera prioritariamente a objetivos militar-estratégicos no quiere decir que careciera por completo de inspiración filantrópica. La tuvo, en efecto, puesto que la posición ético-política del moderado Lincoln con respecto a la esclavitud, por influjo de la crisis Norte-Sur (crisis que se había agravado dramáticamente tras su victoria en las elecciones presidenciales de 1860), se había radicalizado, aproximándose cada vez más al ideario abolicionista. Si los Border States quedaron fuera del alcance redentor de la Emancipation Proclamation, ello se debió al temor de que éstos resolvieran pasarse al bando enemigo. Temor que no resultaba exagerado en tanto y en cuanto la guerra civil, hacia septiembre de 1862, aún no ofrecía perspectivas demasiado halagüeñas.
Al entrar en vigencia la Emancipation Proclamation el año nuevo de 1863, quedaron sustraídos de ella no solamente los cuatro Border States sino también varios territorios sureños rebeldes que en el ínterin habían sido ocupados por las tropas federales: casi todo el estado de Tennessee, los 48 condados del oeste de Virginia –que a mitad de año se convertirían en el 35º estado de la Unión bajo el nombre de West Virginia o «Virginia Occidental»–, buena parte de la región de Tidewater (Virginia oriental) y la baja Luisiana (Nueva Orleáns y otras zonas aledañas del delta del Mississippi).
La Emancipation Proclamation beneficiaría a 75% de la población esclava de EEUU, que por entonces ascendía a 4 millones. Cerca de 3 millones de afroamericanos de ambos sexos y todas las edades por fin conseguirían, gracias a ella, su ansiada libertad. El 25% restante (aproximadamente 1 millón de personas) lo haría recién en diciembre de 1865, por obra de la XIII Enmienda, luego de la guerra civil –concluida en abril de ese mismo año–.
Muchos fueron los esclavos varones adultos que, alcanzados por el beneficio de la Emancipation Proclamation, se alistaron en el Ejército de la Unión luego de conseguir traspasar la frontera de la Confederación, o de ser rescatados en las plantaciones por los Yankees victoriosos. Se estima que las United States Colored Troops (USCT) llegaron a poseer más de 186 mil soldados afroamericanos, 10% de la fuerza militar del norte.
(*) Historiador-ensayista. Integrante del Encuentro Laicista de Mendoza.