sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La “Declaración Schuman” 

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El 9 de mayo de 1950, en un contexto internacional de Guerra Fría, con los países europeos tratando todavía de superar los estragos de la Segunda Guerra Mundial, la declaración de Robert Schuman marca el inicio de la construcción de una Europa comunitaria. El objetivo del manifiesto del ministro francés de Asuntos Exteriores era establecer una nueva organización supranacional con el fin de crear un mercado común del carbón y del acero entre Francia y Alemania, abierto a otros países europeos bajo una Alta Autoridad común.

La misma sería financieramente autónoma, de funcionamiento colegiado, compuesta por personalidades independientes de los países, sin sujeción a los gobiernos y con poder para imponer sus decisiones. Se trataba de una respuesta nueva, original, que buscaba superar el tradicional diseño de representantes nacionales que se entendía ineficaz y “egoísta”.

Schuman no disponía de muchas cualidades como orador, por lo que se limitó a leer un discurso, preparado junto a Jean Monnet, que estuvo sentado a su derecha durante la alocución.​ 

A cargo del Comisariado General de Modernización e Infraestructuras de Francia, el político, hombre de negocios y banquero de inversiones Jean Monnet entendía que la prosperidad y la paz en el continente pasan por un acercamiento económico entre los Estados europeos. La puesta en común del carbón y del acero era, en su visión, solo el primer paso hacia la creación de una «federación europea», concebida como una integración sólida en sectores clave, a fin de crear una solidaridad real entre los países. 

Se perseguía formar un espacio de libre circulación de personas, mercancías y capital, a fin que dicho sistema cruzado de intereses promoviera la prosperidad y evitara la posibilidad de una nueva guerra. 

El proyecto fue elaborado en secreto, por fuera de los carriles burocráticos normales, durante el mes de abril de 1950, con la colaboración de su adjunto Étienne Hirsch, del experto en economía Pierre Uri y de Paul Reuter, profesor de derecho internacional. Durante tal génesis, Monnet entiende que Schuman es el brazo político para llevarlo adelante.

Pocas personas podían reivindicar una vida más multicultural europea que el ministro de exteriores francés. Nacido en 1886 en Luxemburgo, país de origen de su madre, su padre poseía la nacionalidad alemana, pero había nacido francés, por provenir de un pueblo de Lorena anexionado al Imperio alemán en 1871 después de la guerra franco-prusiana. Si por nacimiento e infancia Schuman era luxemburgués, su formación universitaria en Bonn, Múnich, Berlín y Estrasburgo fue alemana. Instalado como abogado en Metz, ejerció el derecho alemán primero y luego el francés al volver dicho lugar a soberanía gala tras la Primera Guerra Mundial, lo que llevó a Schuman no solo a adoptar la ciudadanía francesa, sino a ser especialmente sensible a las divisiones entre los países europeos, así como buscar la forma de superarlas. 

Tras hacerle llegar Monnet el proyecto, el ministro de Asuntos Exteriores lo estudió en un fin de semana, para luego prestar su conformidad. Se decidió entonces dar a conocerlo de manera pública y espectacular, antes de iniciar las negociaciones, para contar con el favor de la opinión pública de los países involucrados, a fin de reducir las posibilidades que el plan se estancara en conciliábulos sin término.

En la mañana del 9 de mayo un miembro del gabinete de Schuman entregó al Canciller de Alemania Konrad Adenauer el detalle de lo proyectado, que en Bonn fue acogido con entusiasmo. En tanto, en París Schuman obtuvo el apoyo del Consejo de ministros francés. Los gobiernos británico, italiano, belga, neerlandés y luxemburgués fueron informados de la inminencia de una iniciativa francesa, al igual que los Estados Unidos. Todos ellos mostraron su conformidad.

En el Salón del Reloj del Ministerio de Relaciones Exteriores, de espaldas a la refinada chimenea cuya campana fue realizada por Hubert Lavigne y Liénard, Schuman se dirigió a más de doscientos periodistas de la prensa nacional y extranjera citados al efecto a las 18 horas de ese día a fin de hacerlo público.

La hora fue elegida pues el ministro debía viajar a Londres esa noche, a fin de esquivar las preguntas de la prensa demasiado incisivas. De su parte, Monnet convenció a los editorialistas de las bondades políticas del plan. Como los fotógrafos y la radio no fueron prevenidos de la reunión, meses más tarde debió llevarse a cabo una reconstrucción de la escena en el mismo lugar. 

Se entendió que poniendo en común la producción de carbón y acero galos y germanos, resultaría “no sólo impensable, sino materialmente imposible” que los antiguos rivales entraran otra vez en guerra, como se expuso en la declaración.

La declaración se concretó por el Tratado de París, firmado el 18 de abril de 1951 el cual creaba la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Fue signado ya no sólo por Francia y Alemania sino por cuatro países más: Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Era la primera organización supranacional que llevaría a la Comunidad Económica Europea primero, y luego a la Unión Europea. 

En la Cumbre de Milán de 1985 los jefes de Estado y de gobierno intervinientes decidieron establecer el 9 de mayo como el Día de Europa en conmemoración de esta declaración.​ Nadie puso en duda la fecha ni el evento: Europa atravesaba uno de los períodos de paz más extensos desde la caída del imperio romano.

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