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La Cepal evalúa con pesimismo el futuro inmediato

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Su habitual estudio, además de incluir información sobre el primer semestre, incorpora las respectivas proyecciones sobre lo que resta del ejercicio en los países que integran el área, advirtiendo de la concreción de una evolución muy poco propicia.

En el mes de julio ppdo., la jefa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, divulgó los resultados de la habitual revisión de ese organismo. Adviertía de que, respecto de las evaluaciones realizadas cuatro meses atrás, las perspectivas económicas de cada uno de los miembros para 2014, lejos de mejorar, aparecen con un mayor deterioro. En términos generales, esa visión proporciona señales que confirman aquel pronóstico en el sentido de que se vivirá un periodo difícil y de características recesivas.

Lo que está sucediendo en el seno de la economía europea no debe ser desestimado por considerarlo extraño a las expectativas de América Latina ya que constituye un síntoma de la problemática económica global. Resulta un preanuncio nada positivo que durante el segundo trimestre de este año, Alemania, hasta ahora el virtual tractor de la eurozona, haya registrado una contracción de 0,2%, mientras que Francia exhibió una tasa nula de crecimiento; todo lo cual tomó de sorpresa a los observadores y analistas.

Los dos precitados países concentran la mitad del total de 18 asociados y esto se reiteró en la muy debilitada Italia (-0,5%). En consecuencia, poco o nada influyó que España y Portugal tuvieran una leve mejora (+0,6%) o que Holanda hiciera lo propio con 0,5%. Tampoco incidió que el índice de inflación descendiera a 0,4% pues ello se interpreta como una secuela lógica de la pérdida generalizada de dinámica. La obsesión más profunda sigue siendo que no se precipite una eclosión en Italia pues los instrumentos disponibles en el área se estima no serían suficientes para conjugarla. A esa preocupante situación se han sumado las tensiones en las actuales relaciones con Rusia, a las que ésta ha respondido restándoles volumen en la provisión de combustibles y cerrando un acuerdo a largo plazo para proveer a China.

No debe perderse de vista que América Latina y el Caribe, según el Banco Mundial, concentra sólo 8,3% de la población en una superficie equivalente a 16,3% del planeta, con una densidad de apenas 27,8 habitantes/km2. Las más elevadas tasas de crecimiento en 2014 exhiben en la cúspide a Panamá (6,7%) seguido de Bolivia (5,5%) y luego de la República Dominicana, Colombia y Ecuador, que lo harían cada una a un ritmo de 5%; mientras a México, en el mejor de los casos le adjudican una posible suba de 2,5%.

Tales informaciones oficiaron a modo de preaviso e impulsaron a la Cepal a encarar una minuciosa revisión, comprometiendo a los más experimentados investigadores para confirmar las conclusiones iniciales, sino que da mayores fundamentos a la convicción original de que las condiciones no tienden a corregir en medida apreciable la poco tranquilizante perspectiva y, por el contrario, lo más probable es que se extienda agravada al año 2015.

Los casos especiales de las tres mayores economías
La que encabeza este trío dentro del área es Brasil, para el que habían estimado inicialmente un posible avance de 1,9%, pero mediante la revisión de julio procedieron a situarlo en un muy modesto 1,4% que, curiosamente, no fue ratificado por los especialistas de Brasilia. Éstos no disimulan sus divergencias y califican de irreal aquellas evaluaciones pues ellos han arribado a un registro provisorio notoriamente inferior (0,9%), que incluso podría descender aún más.

Esto constituye una noticia nada tranquilizadora para nuestro país debido al alto nivel de intercambio entre ambos. Si bien hasta julio había descendido 22,6% interanual, suponían se revertiría ostensiblemente. La superior cuota de optimismo lo respaldó en la inyección financiera orientada a promover una expansión que apuntaría a reactivar, hasta sus niveles históricos, la colocación en el mercado interno y en los habituales de exportación.

En cuanto a Argentina, a la que se había adjudicado desde el inicio un posible muy pobre índice de crecimiento (1%), esa mediocre perspectiva poco después fue reducida a apenas 0,2%. Un verdadero “balde de agua fría” fue la noticia que confirmó las cosechas récord de soja de los tres máximos productores (EEUU, Brasil y Argentina), pues ha sido motivo de una sensible tendencia bajista en todos los mercados internacionales de concentración, malogrando la expectativa de conseguir una mayor generación de divisas.

Conocidos tales datos, luego de la reunión informativa en Cepal, de julio ppdo., Bárcena advirtió de que ahora consideran que “Nuestra proyección no es la adecuada” y, a modo de justificación, agrega que “Nosotros la hicimos en julio. Realmente la situación hoy día es completamente diferente”. Esa referencia hacía alusión a la caída de la soja y a la reducción operada en las empresas automotrices con sede central en Brasil que habían prescindido en alta medida de las unidades fabricadas por sus filiales en radicadas en Argentina, razón por la cual mermó el volumen del comercio exterior en ambos sentidos (-19,6%). Incluso también apuntaba al conflicto con los llamados “fondos buitres”.

El escenario de tono sombrío se completa al incluir lo que se está viviendo en Venezuela, siempre muy influida por la evolución que se advierta en la cotización internacional del petróleo. En esta circunstancia, la continuada recesión que persiste en Europa Occidental, Japón y la aún insuficiente tasa de crecimiento de EEUU (1,9%) vienen gravitando negativamente y generando una baja en el volumen de embarques y, obviamente, sobre la menor cotización de los combustibles líquidos y gaseosos. La extrema dependencia de dicha actividad explica que su economía haya merecido de la Cepal un pronóstico algo dubitativo, aunque opta por sostener la convicción de que, como mínimo, debe aguardarse una baja de 0,5% en este año, que puede ser superior.

Lo que se espera en el segundo semestre
La conducción económica argentina, en posesión de todos los elementos mencionados precedentemente, ha tratado de implementar diversos cursos de acción tendientes a revertir el proceso recesivo. Las estimaciones de los sectores opositores son bastante pesimistas pero el Gobierno nacional procura modificar esa tendencia. En función de ello, se ha logrado un acuerdo provisorio con Brasil que viabilizará la colocación en ese país de 100 mil automotores fabricados en el nuestro. Es cierto que en 2013 se había más que quintuplicado el número de unidades exportadas; pero en las circunstancias que se está transitando, con una reducción consumada en siete meses de este año en los embarques que llega a 33,2% con respecto a 2013, lo convenido se convierte en un aporte apreciable para los cinco meses siguientes.

En búsqueda de resultados semejantes, cabe mencionar que se ha habilitado una línea bancaria de crédito a bajo costo en procura de que los potenciales adquirentes de vehículos decidan lo más pronto posible la concreción de tales operaciones que, en un escenario de cierta incertidumbre, han venido postergando. Las pretensiones son muy moderadas pues sólo apuntan a evitar que siga reiterando la baja habida de 22,6%. Inquieta el hecho de que las terminales hayan resuelto trabajar menos horas y que suspendan al personal, lo cual ya afectó a unos 10.000 asalariados.

En otra área, y en forma paralela, se ha hecho lo propio con miras a promover una reactivación de la construcción, impulsando la ejecución de 105.186 “soluciones habitacionales” (se computan 61.151 viviendas nuevas y 41.035 ampliaciones o refacciones) que irrogarán un gasto adicional de $ 27.929 millones. Con idénticos objetivos también se habilitaron regímenes especiales de crédito a tasas negativas que pretenden activar las ventas de bienes de uso durable.

Es oportuno señalar que, de cumplirse integralmente este nuevo plan, se habrá duplicado la cantidad de viviendas incluidas en los cálculos presupuestarios originales. Ha sido evidente la intención que la anima pues la señora Presidenta, al momento de anunciar la iniciativa, señaló muy enfáticamente que “Estamos lanzando un refuerzo y ampliando el plan de viviendas populares” mediante un plan denominado “Vivir más cerca”, que debe ser desarrollado “en todas las jurisdicciones” por alrededor de mil pequeñas o medianas empresas locales. Tanto las licitaciones como la adjudicación y posterior contralor de las respectivas obras quedarán a cargo de los organismos especializados en el tema de cada provincia.

Los anuncios involucraron, además, una clara advertencia al subrayar que “a aquella provincia que se demore en la ejecución se le va a retirar el recurso y se repartirá en otro distrito que construya más rápido; encargando formalmente en ese mismo acto dicha supervisión a los ministerios de Planificación y Economía”. Resulta obvio que se ha centrado en esta iniciativa una parte esencial del programa de reactivación. Prueba de ello es que actualmente 17.742 unidades aparecen transitando su finalización; 39.269 están siendo licitadas y en 18.794 casos se prevé concretar la respectiva licitación en el transcurso del mes en curso y octubre. Según los últimos datos, solamente se detectó una cierta mejora en materia de maquinaria agrícola, pero se espera que ello se generalice.

Respecto de Córdoba, la reciente asignación de fondos por la Nación para encarar sólo 3.360 unidades habitacionales, apenas 3% pese a que su población equivale a 8,3% del total nacional, se ha procurado justificar arguyendo que han tenido especialmente en cuenta la necesidad de acudir en respaldo de las jurisdicciones mas carenciadas. Si bien ello puede ser aceptable, la enorme desproporción porcentual hace suponer que bastante tendrá que ver con las continuas desinteligencias que hay en las relaciones entre nuestra provincia y la Nación.

En síntesis, los próximos meses serán difíciles pero las medidas adoptadas para revertir el -0,2% que la Cepal nos adjudica como índice de crecimiento para 2014 demuestran que no se resignan y están dispuestos a superarlo sin ahorrar esfuerzos y provisión adicional de recursos a tal efecto.

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