lunes 4, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

¿Juegos bélicos en las fronteras venezolanas?

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Por Silverio E. Escudero

La guerra ha sentado sus reales en América Latina. El primero de sus múltiples escenarios posibles es el mar Caribe.
Venezuela es apenas la excusa inicial. Nicolás Maduro –reconocido por sus habilidades ornitológicas, sus viajes al futuro y el culto a Tanatos- junto a Estados Unidos y el Grupo de Lima, integrado por los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Perú, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay, ha -irracionalmente- generado un clima bélico con su secuela de muertos, heridos y desaparecidos, difícil de retrotraer. Ninguno defiende la Patria. Unos y otros son los responsables de las muertes que se sumarán con el correr de los días.
La batalla por el control del Caribe apenas comienza. Rusia, China y Estados Unidos no vacilarán. No serán suyas las bolsas para cadáveres que habrá que contar. Se limitarán a proteger sus intereses geopolíticos y geoestratégicos, más allá de las cuestiones económicas. Asuntos que, en los límites comarcales de esta columna, trataremos de mostrar con la necesaria mesura.

Moscú tiene sobrados motivos para preocuparse por la suerte de Maduro. Según la prensa y los portavoces gubernamentales, las inversiones rusas en el sector petrolero venezolano sumaban, hace poco más de seis meses, aproximadamente 16.000 millones de dólares. Razón por la cual Moscú denuncia que las sanciones y restricciones impuestas por Estados Unidos y otros países contra Caracas estrangulan la economía del país latinoamericano. A la vez que agravan la crisis social y política y promueven enfrentamientos armados y se subvencionan las multitudinarias manifestaciones que refleja la televisión occidental.
El gigante petrolero ruso Rosneft, en tanto, desoye recomendaciones del Kremlin y, siguiendo las más crudas normas del capitalismo ante el peligro de default, exige a Caracas el pago adelantado de la gasolina que se refinan en sus plantas del mar Negro y que tienen destino Venezuela. En tanto, abrió canales de diálogo con el gobierno parlamentario de Juan Guaidó, para averiguar si éste reconocerá las deudas contraídas por el chavismo en el potencial caso de asentarse definitivamente en el Palacio de Miraflores.
Discusión que se habría profundizado al saberse que los hijos de Diosdado Cabello habrían pedido asilo político en Rusia y residirían en una dacha secreta que alguna vez ocupó Nikita Kruschev.
China, que ocupa el centro de los negocios presentes y futuros de Latinoamérica y el Caribe, seduce a todas las naciones de la región con una mesa de largos y costosos manteles y un menú de acuerdos que para muchos se asemeja al maná bíblico. Convenios que transformaron a Venezuela en el socio principal de la cooperación china en la región.

Aunque la decepción de Pekín llegó pronto y fue grande, porque el chavismo se mostró torpe e incapaz de reemplazar a Brasil en el BRIC, esa poderosa asociación económica-comercial de las cinco economías nacionales emergentes más importantes del mundo compuesta por el ya mencionado Brasil, Rusia, India, China, a la que se sumaría, como país asociado, Sudáfrica.
En la visita a China, más allá del saludo protocolar de apenas tres minutos al presidente Xi Jinping, Maduro debió enfrentar el rudo trato del primer ministro Li Keqiang. En dicho encuentro, según informó la agencia Reuters, el alto funcionario de Pekín aseguró que apoyaría los esfuerzos económicos del sudamericano. Pero la compañía petrolera venezolana PDVSA –a modo de garantía- debía ceder a la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC) 9,9% de las acciones de Sinovensa, una empresa establecida entre ambas firmas para potenciar la producción de crudo en la franja del Orinoco. Acciones que se sumaban, atento al reporter de Reuters que citó a la televisión oficial china, a las que ya poseía Pekín: 40% de las acciones de las compañías mixtas Petrourica, que participará en la perforación de 300 pozos en la División Ayacucho; y Petrozumano, para la que se firmó una “hoja de términos para el financiamiento” en el marco de un “préstamo especial por un monto de 184 millones de dólares”, según un comunicado de la presidencia venezolana. Además, China pidió tres asientos en el directorio del Banco Central de Venezuela.

Esta nueva dependencia venezolana ha puesto nerviosos a todos sus vecinos porque fortalece la influencia china en toda la región, habida cuenta de que ya maneja las finanzas de Panamá, la República Dominicana y El Salvador, mientras espera el turno para quedarse con todos los activos de la cada día más conflictiva Nicaragua.
Ésta es la razón, y no otra, que violenta al presidente Donald Trump. Por vez primera, desde la crisis de los misiles, sus competidores le mojan la oreja “al Imperio” y le disputan supremacía en el “patio trasero”. Y lo más grave es que ya no tiene en quién confiar. Deben construir nuevas relaciones y forjar noveles lealtades porque sus antiguos lacayos han buscado nuevos amos, soñando con mejores participaciones en los negocios.
Ése y no otro es el trasfondo político de la crisis humanitaria que se vive en la frontera mexicana. Busca la Sala Oval castigar la traición. Razón por la cual no deberíamos emprender la aventura de encontrar los cuencos con monedas de oro al final del arco iris.
Basta considerar las condiciones que negociaron las empresas estadounidenses con Hugo Chávez Frías, el fundador del socialismo del siglo 21 y el libertador que aguardaba el continente. Jamás nadie cedió tanto a Estados Unidos.

Chávez es el responsable de la depredación de los recursos naturales venezolanos. No sólo transfirió la propiedad de la tierra sino todos los activos empresariales. El revolucionario verborrágico, atento a la documentación que obra en nuestro poder, no pensó en el futuro de su país sino en sus negocios personales y en el núcleo de sus amigos más cercanos.
Según el balance de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) –que corresponde a 2013 y publicado tras la muerte de Hugo Chávez- el valor de la transferencia de activos propios a las empresas “yanquis” fue superior a 230 mil millones de dólares. Cifra que no incluye los yacimientos de gas y crudo, que debía aparecer en una adenda complementaria a la que jamás tuvimos acceso a pesar de los reiterados pedidos.
Más de 500 mil millones de barriles de petróleo factibles de explotar a futuro y 15 mil pozos petroleros activos mueven el interés de la Casa Blanca.
Hasta aquí la primera parte de nuestra tarea. Insistimos, los gritos del ornitólogo y del presidente transitorio no interesan demasiado. Debemos estar atentos a las formas en que se desgrana el poder de Maduro que, al parecer, no se sorprende demasiado por las deserciones.

Deberemos, desde El Balcón, observar con atención las maniobras del presidente encargado de Venezuela, Juan Gerardo Guaidó, luego de los fieros episodios fronterizos. Medita si vuelve al frente de batalla o constituye un cómodo “gobierno en el exilio”. Lejos de la zona de fricción donde son otros los que se matan y desangran en las calles de Caracas y del resto de las ciudades venezolanas.
Su equipo de prensa y sus partidarios reconocen que esperan señales de su jefe para comenzar a preparar el “operativo retorno” y que están “estudiando varias vías” para llegar a Venezuela, pero agregaron que “será muy pronto” cuando esté de regreso en Caracas con el fin de ejercer las funciones de presidente interino. El presidente encargado aseguró a la televisión que es su deseo desembarcar en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar. ¿Será cierto o estaremos ante el resurgimiento famélico del mito del Avión Negro?

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