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Italia, una economía en llamas

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Muy publicitada por las disensiones entre sus dirigentes políticos más notorios, se deja de analizar debidamente la situación de emergencia  extrema que transita su realidad socioeconómica.

Por Salvador Treber – Exclusivo para Comercio y Justicia

Según el trabajo elaborado en abril de 2011 por el Departamento de Perspectivas Económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), ratificado por su homologo que depende de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a fines de 2012, se conoció una proyección de cada uno de los 193 países miembros en que, además, concedía especial relieve a las expectativas sobre lo que esperaban sucediera en ellos entre 2010 y 2016.

El caso concreto de Italia era quizá el más singular, aunque sin especificar lo que allí estaba ocurriendo y, menos aún, sobre la certidumbre de lo que podía esperarse en los años venideros. Sólo consignaban un Producto Interno Bruto (PIB) de US$2.488,6 miles de millones, que la ubicaba como la décima potencia a nivel mundial y quinta de Europa detrás de Alemania, Rusia, Gran Bretaña y Francia.

Uno de los aspectos más reveladores del mencionado estudio era que para 2016 se tenía la certeza de que dicho país retrocedería con más intensidad que ningún otro, circunscribiendo su PIB a apenas US$1.773,5 miles millones, marcando una insólita retrogradación de US$715,1 miles de millones (-28,7%) que no se admitía siquiera posible para ningún otro país del orbe al cabo de esos seis años, quedando automáticamente desplazada al undécimo lugar por México.

A titulo informativo se recuerda que para Argentina preveía que, tras ese lapso, lograría subir de US$642,4 a 910,3 miles de millones (+41,2%), con lo cual ascendería al puesto 21º de ese ranking. Entre los miembros que mantendrán un proceso negativo de extensión semejante, pero de menor profundidad, se encuentra Japón (-21,7%), donde se añoran los tiempos en que supo estar segundo detrás de EEUU y ahora incluso la mencionan descendiendo irremisiblemente al cuarto puesto; mientras dentro de la “zona euro” se encolumnan después el Reino Unido (-15,4%) y Francia (-18,4%).

Radiografía de una realidad
Para dar testimonio de lo que está sucediendo allí y el grado de agravamiento que ha habido en los últimos tiempos bastaría con mencionar que en menos de dos años el numero de desocupados absolutos se ha más que duplicado, pasando los “parados” de 2,4 millones a superar 4,8 millones (12,1% de la población económicamente activa), a lo que deben agregarse otros tantos que están en la condición de subocupados y registran una evolución semejante.

Dentro de ambos colectivos, la franja de los jóvenes menores de 25 años de edad constituye 40,4%, índice éste sólo inferior a los de Grecia (57,3%), España (56,5%) y Chipre (43,9%). Se debe tener muy presente que Italia no sólo es el tercer mayor socio de la eurozona sino que, pese a sus apenas 301.227 km2 de superficie -similar a la provincia de Buenos Aires-, su población excede ligeramente 60 millones de habitantes, lo cual significa que si bien en el primer aspecto cubre 11,7% de aquélla, en el segundo eleva su participación a 18,4%. En consecuencia, la media de habitantes por km2 virtualmente asciende a 200.

La economía del país y las condiciones sociales marcan diferencias muy notorias. La parte norte, desarrollada e industrial, está rodeada por la cadena en forma de arco de Los Alpes que operan como limite con Francia, Suiza, Austria y Eslovenia. Por el sur se suele admitir en los hechos que existe una línea imaginaria que, partiendo de Pisa, pasaría por Florencia, Verona y finalizaría en Venecia. Si se reconoce su epicentro en el máximo complejo industrial, que incluye las ciudades de Milán y Turín, el ingreso por habitante dobla largamente en cuanto a ese indicador todo el centro-sur del país, incluyendo las dos más grandes islas de Sicilia (25.700 km2) y Cerdeña (24.067 km2).

Por lo tanto, el área estrictamente continental queda circunscripta a sólo 232.000 km2. Está surcada dentro de su parte media y en sentido NO-SE por los Montes Apeninos por 1.200 km, que dividen la península en dos; mientras el conjunto de costas marítimas que la rodean al oeste (mar Tirreno), sur (mar Mediterráneo) y al este (mares Adriático y Jónico), llevan su extensión a un total de 6.996 km.

Los ríos son escasos. El mayor de ellos, el Pó, al norte (650 km); el histórico Tíber (396 km), que baña Roma, y en tercer término el Arno, con apenas 243 km de longitud.
Treinta y dos por ciento de sus tierras es cultivable y otro 17% corresponde a praderas y pasturas, sobresaliendo en el orden mundial por ser el primer productor de vinos y segundo de aceite de oliva. Ello contrasta con una muy insuficiente producción propia de cereales para cubrir la demanda interna, razón por la cual es importador neto en alta escala de alimentos, situación que se reitera en el caso de los hidrocarburos. En cuanto a la actividad industrial, sobresale por su alta creatividad y conocida calidad de su rama automotriz, seguida por los productos químicos, la siderurgia y los textiles.

Actividad y problemática de la gestión económica
Utilizando la metodología denominada PPA (Precios Promedio Ajustados), que se expresan mediante dólares con igual valor adquisitivo para todos los países, Italia en el año 2008, en función de su producto por habitante, estaba ubicada, a nivel ecuménico, en el rango 32º con US$35.450. No obstante desde entonces, en forma ininterrumpida se precipitó en una caída que todavía no han revertido y que hasta 2012, inclusive, lo redujo a sólo US$32.011,4 (-9,7%).

Esa baja, que continúa hasta la actualidad sin avizorase reversión alguna, enrarece gravemente el clima social y prolonga lo vivido en los dos períodos previos, que ya fueron de lento crecimiento. Entre 1990 y 2000 el PIB lo hizo a un promedio de 1,5% anual; mientras de 2001 a 2008, de apenas 1%. Cabe subrayar que ese proceso de retraso acumulativo se dio incluso respecto a los índices medios del “área-euro” que integra, pues en ellos, respectivamente, llegaron para los mismos lapsos a 2,1% y 1,8%. La situación se ha complicado mucho ya que 83% de las exportaciones es de naturaleza manufacturera y los países a los que van destinadas han reducido este tipo de compras al máximo.

Según datos proporcionados por el Banco Mundial (Anuario Estadístico 2010), la población económicamente activa en 1990 ascendía a 56,7%, y para 2008 había subido a 59,8%, estimándose que en 2015 llegará a 60,8%. Dado que los menores de 15 años de edad sólo representan 14% del total general, esta relación está entre las más bajas del orbe, en compañía de Alemania, Bulgaria, Lituania, Eslovenia y Ucrania.

Resulta oportuno llamar la atención sobre la medida en que difiere la respectiva población argentina pues globalmente es mucho más joven. Ello está avalado ampliamente porque los menores de 15 años cubren 25% y los mayores de 64 años hacen lo propio apenas 11%, mientras la respectiva amplia franja dinámica situada entre aquéllas abarca el 64% restante.

Justamente esa circunstancia debería ser preocupación prioritaria de los gobernantes itálicos ya que sus índices anuales de nacimientos y defunciones son, en ambos casos, de 10 por mil, lo cual ratifica esa observación pero también oficia como una advertencia sobre la vigencia no corregida de un envejecimiento masivo. Esta hipoteca del futuro preanuncia que progresivamente se irá perdiendo capacidad de gestión productiva, siendo razón esencial para encarar sin demora cambios muy radicales en sus equívocas estrategias actuales. De no operar con extrema diligencia, Italia puede llegar a perder en forma definitiva el rango que todavía tiene y seguir rezagada por mucho más tiempo.

Hasta el momento no han revelado acciones en esas facetas y no han advertido que siguen dependiendo a corto y mediano plazo exclusivamente de una adecuada política inmigratoria para aspirar a reverdecer las perspectivas futuras de acrecer su fuerza de trabajo; aunque no será fácil explicar -y que el pueblo comprenda- que debe deponer su dura resistencia a admitirlo. Si se compara con semejantes datos en otros integrantes del “área-euro”, surge que la proporción de niños en casi todos es ligeramente mayor (15%) y los que tienen más de 64 años constituyen una proporción sólo algo menor (18%); motivo por el cual, los potencialmente activos en los dos escenarios son muy parecidos (67%).

El Coeficiente de Gini para Italia en el año 2000 era de 36 y, según la distribución, el primer quinto de titulares con ingresos mas bajos receptaba 6,5% del total; mientras el de la cúspide hacía lo propio con 42%. Pero desde una década después se advierte un marcado retroceso y polarización pues han pasado a figurar, respectivamente, con 4,8% y 47,9%. A ello debe agregarse que el gasto en educación se ha mostrado muy poco flexible pues no se han modificado sensiblemente las partidas globales pero han caído los montos.

Tal tendencia se verifica en forma paralela con el descenso relativo del gasto público total según los lineamientos provenientes de la conducción del área con sede en Bruselas. En 1999 había llegado a un máximo de 48% del PIB y fue declinando de forma tal que en 2008 ya era equivalente a 40,1% y en 2012, a sólo 36,7%. Además de un deterioro generalizado en la calidad de los servicios, en forma paralela fue descendiendo la ocupación en dicho sector y el peso relativo del rubro subsidios.

Las “economías” introducidas en educación, en 2008 a cargo a los sectores público y privado en proporciones muy parecidas (4,7% y 5% del PIB, respectivamente) bajaron cuatro años después en 16,8%. Ochenta y tres por ciento de esa menor cifra impactó en la primera, aunque manteniendo la asignación por ciclo pues lo dirigido al primario ascendió a 25,1%, al secundario 28,6% y el terciario se gestiona 23,4%, reservándose para investigación y actividades generales el restante 22,9%.

El fiel seguimiento que se está haciendo del esquema supuestamente correctivo, que debería conducir a la recuperación de la dinámica expansiva cuando ya esta finalizando el sexto año de implementación anuncian se prolongará, por lo menos, otro tanto. Si Italia sigue virtualmente “en llamas” sin haber alcanzado los más mínimos logros, es obvio que el equilibrio emocional de su población está cada vez más en peligro o, por lo menos, de los 2/3 cuyos ingresos diarios han caído en más de 25%. Las múltiples voces autorizadas que reclaman cambios de estrategia (incluso de varios Premios Nobel de Economía) merecen ser tomadas en cuenta para encontrar una salida más próxima y menos traumática del infierno…

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