Por Matías Altamira *
Muchos de los que insultan gravemente en las redes sociales no son conscientes de que están cometiendo un delito. No obstante, ignorantia legis neminem excusat, es decir, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.
El doctor José María Rosso López, abogado español, en su columna de opinión para el portal www.expansion.com, realiza un análisis de las amenazas e injurias en las redes sociales, que merece su reproducción y comentario.
Reconoce que Facebook y Twitter son los medios de comunicación más empleados, en los cuales la ciudadanía opina sin escrúpulos, para bien o para mal, hasta llegar a críticas e insultos muy graves, que sobrepasan los límites establecidos al atacar firmemente un derecho tan fundamental, recogido en la Constitución española -y también en la argentina- como el derecho al honor. Se enfrentan el derecho a la libertad de expresión y libre circulación de la información (se puede tener una opinión distinta al contrario y defenderla) y el derecho al honor. Precisamente, insultar e injuriar o calumniar no es expresar abiertamente una opinión, es dañar al prójimo mediante la agresión a su persona y su reputación, principalmente.
Tristemente, las denuncias por injurias y amenazas en las redes sociales cada vez son mayores ya que esa actitud también está en tendencia. Cada vez es más frecuente insultar gratuitamente bajo el anonimato o un pseudónimo con un perfil falso en Facebook o Twitter. Todo bajo una gran falta de educación e ignorancia, basada en la falta de valores y el “firme” convencimiento de algunas personas de que, como en las redes sociales se preserva la intimidad de la persona, ese hecho no trascenderá. Sorprende ver cómo se sigue pensando y argumentando que las redes sociales están para escribir, expresar y publicar lo que a uno le venga en gana, sin tener en cuenta que muchas de esas conductas conllevan importantes consecuencias jurídicas y legales.
Para frenar esto y para dar un toque de atención a aquel que insulte es preciso tener pruebas, por lo que la víctima debe recopilar toda la información posible, con capturas de pantallas, fotografías de las amenazas en las cuales se vea bien el perfil de la persona atacante y, si fuera posible, identificarlo para, finalmente, denunciarlo, aun cuando suponga que no tendrá las de ganar.
Hay que dejar claro -continúa- que, si un usuario tiene una opinión diferente o realiza una simple crítica a otro, no será una injuria o calumnia, porque las calumnias son afirmaciones de hechos o falsa imputación de delitos, y las injurias versan sobre el menoscabo de la fama o propia estimación.
Quien escribe debe moderar sus dichos y quien sufre debe defender sus derechos.
* Abogado especializado en nuevas tecnologías / [email protected]