martes 24, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Habilidades y competencias en los procesos virtuales de mediación

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Por María Victoria Cavagnaro *

La incertidumbre, lo mutable, lo cambiante, aparecen como denominadores comunes de una nueva realidad. Factores que reclaman respuestas tendientes a construir novedosas estrategias.

Las habilidades blandas, tales como el poder de comunicación asertiva, escucha activa, negociación, flexibilidad, adaptabilidad, orientación a los resultados, aparecen más que necesarias en el contexto actual y en el desenvolvimiento de los procesos de mediación bajo la modalidad electrónica. Se advierte la presencia de nuevos escenarios y desafíos que, junto a las y los mediadores del Centro Judicial de Mediación de Río Cuarto, vamos transitando. Encuadrados en la normativa vigente, todo comenzó a ser co-construido. Hubo que re-pensar estrategias, co-cimentar un nuevo contexto. Del análisis de los procesos de mediación transitados bajo esta nueva modalidad, es posible arrimar algunas reflexiones, desde distintas aristas y perspectivas.

En este novedoso espacio, afloró la necesidad de re-construir pautas de trabajo, ya que todo lo instituido establecía un bagaje destinado a re-funcionalizarse, en aras de brindar respuestas a las causas que en el marco de la virtualidad podían gestionarse. Frente al abordaje de la virtualidad, hubo mediadoras que rápidamente se sumaron al desafío. La experiencia y el know-how fue generosamente compartido a todo el equipo de mediadores.

Fue meta primordial acompañar el paso a paso. En cada audiencia se hizo un seguimiento de la documentación necesaria de modo que, al final de la reunión, todo estuviera en orden. Se celebró cada acuerdo, valorando el acompañamiento de los letrados a un nuevo modo de transitar el proceso, subrayando la buena disposición de las partes. Se re-significó lo que no salía tan bien, como reto para el próximo caso de mediación bajo la modalidad virtual.

También se valoraron aquellos procesos en que no se llegó a un acuerdo, porque se permitió concluir una etapa procesal, acortando tiempo y distancia. 

Se reflexionó en las dificultades que pudieran darse, nos comprometimos a estar atentos y acompañar el desafío que implica para algunos ciudadanos acceder a esta nueva modalidad de resolución de conflictos en línea. Re-pensamos estrategias, apostamos a las conversaciones para generar nuevas herramientas, escuchamos planteos, generamos propuestas, y co-construimos soluciones. Nos dimos cuenta de que las distancias son relativas. 

Algunos mediadores relataron que las emociones son reales, y que también se transitan en el espacio de la virtualidad, porque es posible obtener el relato genuino del reclamo y sus necesidades. 

Que en mediaciones a distancia hubo personas que estuvieron más cerca que nunca. Que la proximidad del diálogo prometió y logró, en muchos casos, nuevas posibilidades.

Que a los ciudadanos y letrados de otras localidades, les facilita transitar estos procesos y valoran este medio de comunicarse.

Que el porcentaje de acuerdos es significativo, puesto que, en el proceso, cuando hay espíritu de colaboración, se advierte un trabajo mancomunado por parte de todos los interesados.

Por todo lo expresado, se señalan como baluartes fundamentales la idoneidad y la “expertise” de los mediadores para construir el contexto de la mediación, en los cuales las pantallas dan paso a la construcción de espacios de encuentros y oportunidades.

Advertimos, también, el efecto transformativo de las mediaciones, donde las partes pudieron encontrar un lugar de construcción, de nuevas formas de conducirse, entendiendo más que nunca que el diálogo y la confianza son fundamentales; mucho más, en tiempos de pandemia mundial.

En estos diferentes espacios se construyó la necesidad de un nuevo modo de mediar, interpelando a los mediadores como protagonistas, que los llevó a re-crearse, y a pensar que nada es para siempre.

Desde estos incomparables escenarios, se subrayó la importancia de la responsabilidad social como valor que acompañó a los procesos.

En nuestra labor administrativa, conseguimos poner rostros a cada causa, los print de pantallas captan momentos únicos, cristalizan el escenario; pudimos conocer a los mediados como protagonistas del proceso, a los abogados acompañando a sus clientes, y a los mediadores en su rol activo, como gestores de procesos pacíficos.

Estamos ante un nuevo escenario, nuestras herramientas y habilidades deben cambiar, y ello es posible porque estamos hechos de un potencial que nos permite enfrentar lo nuevo. Todo se ha transformado vertiginosamente, atravesamos una “nueva normalidad”. Ya nada será igual, y a la mediación también le alcanza este desafío.


(*) Coordinadora del Centro Judicial de Mediación de Río Cuarto. Profesora Responsable de la Cátedra de Mediación, Negociación y Arbitraje de la Carrera de Abogacía (UNRC). Directora del Proyecto de investigación sobre resolución pacífica de conflictos (Programa de Formación en Áreas de Vacancia en las Carreras de Abogacía) del Ministerio de Justicia de la Nación.

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