Por Salvador Treber
Al igual que en el último trimestre de 2016, los recursos tributarios sólo se lograron reforzar por los ingresos del llamado Régimen de “Sinceramiento Fiscal” (noveno blanqueo); que permitió atenuar la singular magnitud del desequilibrio presupuestario.
La sabiduría popular suele confeccionar significativas frases que permiten caracterizar con llamativa precisión lo que sus creadores anónimos pretenden enfatizar. Una de ellas señala que “el año tiene diez meses… más enero y febrero”. De esta forma se deja constancia que en el transcurso de estos últimos no se pueden encarar temas muy importantes permitiendo sólo comenzar a elaborar proyectos o iniciativas destinadas a implementar desde marzo, mes considerado virtual comienzo del año; tal como sucede en nuestro quehacer diario, en los ciclos lectivos de todos los niveles e incluso con las diferentes programaciones del ámbito deportivo tanto amateur como profesional. Asimismo se concretan los inicios de las sesiones ordinarias del Congreso y el funcionamiento pleno del Poder Judicial.
Pero en esta oportunidad tampoco se ha concretado la tan anunciada “reforma integral” y sólo se han introducido algunas actualizaciones numéricas que no hacen al fondo de la problemática. Por lo tanto no es extraño que se encarare, con muchas prevenciones, el comienzo del análisis referido a la forma y características que se vislumbran a través de la recaudación tributaria para todo el ejercicio en curso. En el trimestre inicial se circunscriben como “mayor novedad” un aumento los ingresos derivados del mencionado régimen de “blanqueo” y la consiguiente colocación de títulos públicos especiales que prevé ese régimen para algunos casos especiales.
La evaluación del conjunto de recursos tributarios recaudados durante el primer bimestre de 2017, según surge de su comparación interanual, ha crecido 29% pero si para hacer homogéneo el cotejo no se incluyen los fondos provenientes del “sinceramiento” que, obviamente no existían un año atrás, el incremento interanual de tales ingresos se reduce a 27,4%; es decir, muy por debajo del índice inflacionario. A valores constantes, hubo una reducción real de 7,5% y ello extiende el desequilibrio preexistente pues por su parte, las erogaciones han crecido a un ritmo superior pese a la cuantiosa reducción o eliminación de subsidios y a las restricciones concretadas en las transferencias a las jurisdicciones provinciales.
El total de ingresos correspondientes al primer bimestre ascendió a $383,6 miles de millones cuyo destino final tienen tres diversos destinos específicos, siendo el de mayor magnitud la Administración Pública Nacional, con $150,7 miles de millones, aunque apenas 26,2% por encima de la cifra que le correspondió en idéntico bimestre en 2016. En segundo lugar aparecen las Contribuciones de Seguridad Social, con $111,8 miles de millones (+32,7%) y, en el tercero, las Transferencias a Provincias, con $108,6 miles de millones (+27,7%), que en todos los casos son manifiestamente insuficientes.
Evaluación unitaria de los principales instrumentos
Si se desagregan en función de los diversos tributos concurrentes, “saltan” a la vista por un mayor incremento interanual, los Aportes Personales junto a las Contribuciones Patronales con $114,1 miles de millones (+35,2%); relegando por muy poco al IVA, el cual habitualmente se sitúa en la cima pero que ahora llegó a $111,7 miles de millones (+27,9%). En el tercer escalón, aunque con una importante caída relativa, se ubica el impuesto a las Ganancias (ahora “bautizado” con más propiedad como a los “Ingresos Netos”) con $78,8 miles de millones acusando un muy escaso incremento interanual de 11% que a moneda de valor constante revela una inquietante caída de 21,2%.
Semejante retroceso relativo, muy probablemente esta influido por la vigencia del régimen de “blanqueo”. La AFIP ha operado en esta circunstancia con acierto en tal sentido al intimar a que se acojan a éste muchos miles, a los que comunicó que les habían detectado importantes diferencias. Hubo fuertes presiones para eliminar este impuesto y hasta algunas promesas en tal sentido de funcionarios de alto rango, pero una decisión de esa naturaleza acentuaría la regresividad global del sistema pues en su versión que recae sobre la renta de las personas y sucesiones indivisas, adecuadamente implementado, constituye el máximo instrumento tributario con efectiva capacidad redistribuidora.
En cuarto termino, pero a muy considerable distancia, aparece el Impuesto sobre Créditos y Débitos Bancarios con $25,8 miles de millones; precediendo a los impuestos sobre el Comercio Exterior que suman $16,6 miles de millones, seguido en el sexto escalón por los impuestos que recaen sobre los combustibles; los cuales aportaron $10,7 miles de millones. Sumando los seis tributos detallados se cubren 86,5% del total general.
El 13,5% restante lo generan alrededor de quince impuestos con escaso rendimiento unitario los cuales no justifican su existencia, pues para que su adecuado funcionamiento requieren una atención semejante a los más importantes. Eso significa que sin su vigencia se podría mejorar notoriamente el contralor y rendimiento de cada uno de los seis más rentables. Un esquema tan anquilosado es claro testimonio no sólo de muy escasa profesionalidad sino de temor a introducir cambios significativos. En Argentina hay una pléyade de especialistas de primer nivel que seguramente, si son requeridos, aportarían su capacidad para concretar la vigencia de un sistema tributario moderno y funcional a nuestras necesidades.
La reforma y actualización tributaria en las tres jurisdicciones, su armonización funcional e incluso el régimen de coparticipación federal constituyen instrumentos esenciales que ya llevan sin cumplir adecuadamente su finalidad hace más de veinte años, ya que los “retoques” sólo han coadyuvado a quitarle eficiencia y equidad. En una oportunidad, en el año 1963, se designó un equipo de especialistas que trabajó “honoris causa” durante ocho meses, aportando en ese momento un proyecto, que al ser adoptado sólo parcialmente, perdió cierta unidad conceptual y eficiencia. Sería muy oportuno que se proceda de manera semejante, analizando y discutiendo en los ámbitos universitarios versados en dichas especialidades, para aportar al país un esquema moderno y funcional que, lamentablemente, no poseemos en la actualidad.
Los mensajes de marzo y el primer trimestre de 2017
Los ingresos tributarios del tercer mes del año ascendieron a $212,3 miles de millones que es una cifra que se puede considerar buena, pero que llega a ese nivel por el aporte circunstancial que significó el denominado “sinceramiento” (blanqueo) pero en este mes ha terminado el plazo para cumplimentarlo, sin que su rendimiento haya sido a otra cosa que cubrir el déficit corriente. En consecuencia, en abril seguramente comenzarán los problemas que normalmente se reiteran en esta faceta de las cuentas públicas. De esta forma, el incremento global interanual marcó un virtual récord pues ascendió a un muy poco frecuente 54,1%; con lo cual el trimestre logró aportar a las respectivas tesorerías la suma de $595,9 miles de millones que, en su relación interanual, se elevó en 36,9%.
En función de lo antes mencionado, la Administración Nacional recibió $105,5 miles que superan en 73,8% el logrado un año antes y en el trimestre $256,2 miles (+42,2%); mientras las Contribuciones de Seguridad Social llegaron a sumar $50,4 miles (+42%) pero para el trimestre totaliza $162,2 miles con un crecimiento interanual de 35,5%; es decir, dentro lo que ha sido habitual. Completan este cuadro las remisiones por Coparticipación a las Provincias que ascendieron a 49,6 miles en marzo y $158,2 miles en el trimestre que apenas marca un aumento interanual de 29,6%; obviamente bastante por debajo del índice de desvalorización monetaria.
En este último destino, pese a que en marzo se advierte una leve mejora (34%), el aporte para el trimestre en el financiamiento del gasto de esa jurisdicción intermedia fue muy insuficiente lo cual provocó múltiples y reiterados reclamos a la Nación pero ésta, en general, prefirió desconocer tales requerimientos. Muy por el contrario, respecto a las partidas previstas en el presupuesto ha venido introduciendo “ahorros” en forma indiscriminada que incluyen finalidades altamente estratégicas que debieron ser respetadas, como es el caso de las orientadas a Ciencia y Técnica, que sufrieron “recortes” muy elevados llegando a -42,5%.
Si se encara un análisis por tributo, la primera sorpresa se recibe al verificar que el IVA de habitual mayor recaudación, si bien sigue siéndolo, aumentó al cabo de un año un muy insuficiente 16,5% (alrededor del 50% del índice inflacionario anual para marzo ppdo.) y en el trimestre con una leve mejora llegó a $165,1 miles de millones (+24%). En cuanto al impuesto a las Ganancias (la información oficial no adoptó su nueva denominación) con una recaudación de $32,9 miles de millones reveló un ritmo de crecimiento interanual mayor exhibiendo un +34,7%, pero el acumulado trimestral que fue de $111,8 miles con un muy insatisfactorio +17,1%.
En cuanto a los Aportes Personales y Contribuciones Patronales, en el tercer mes de este año aportaron, en conjunto, la suma de $51,2 miles de millones (+41,7%) de afectación total exclusiva que se ha puesto así al margen de todo deterioro en cuanto a valor adquisitivo, mientras para el trimestre llegó a $165,3 miles que registran un crecimiento interanual del 37,1%; es decir, en línea con de las respectivas jubilaciones y pensiones. En el cuarto lugar se ubica el Impuesto a los Créditos y Débitos Bancarios que en marzo aportaron $12,4 miles de millones e implican un escaso incremento de +24,9% respecto al año anterior, sensiblemente inferior al del mismo en el trimestre pues ascendió a $38,1 miles (+35%).
Tras el precitado, en quinto lugar, están los Impuesto al Comercio Exterior que en marzo tuvo un rendimiento de $11,7 miles de millones y un muy alarmante aumento interanual de solo +7.5%, que señala los muy serios problemas en el escaso nivel de las exportaciones pues presenta un índice de -7.1% en relación al año 2016; mientras en el trimestre con $ 28,2 miles de millones combinan un retroceso de -11,1% en las exportaciones y un modesto +19,1% en cuanto a importaciones. Estas dos últimas actividades, notoriamente inferiores a lo que fue habitual, ponen sobre el tapete las agudas reducciones que se han aplicado a nuestros productos en el mercado externo; especialmente en el cada vez más desequilibrado intercambio con Brasil que parece aprovecharse de la inexperiencia en la materia de los respectivos funcionarios argentinos.