Por Ricardo Acosta García
Sofía tiene 27 años y muchas ilusiones sobre su futuro profesional. A la hora indicada (tomando los recaudos explicados en un interminable email), se sentó frente a su computadora. Nerviosa, tecleó sus credenciales para ingresar al examen en línea que tanto había anhelado.
De repente, la pesadilla se materializa: una eterna pantalla en blanco, un cartel de error inentendible, el tiempo que sigue pasando como si nada, la furia y la impotencia que estallan.
“La página web se colgó”, “el sistema se cayó”, “la tecnología falló” y otros eufemismos son empleados para referirse a estas situaciones, pero la realidad podría indicar que el problema no estuvo en “el sistema” (el software y el hardware utilizados).
Sofía sufrió este inconveniente junto a otros 5.000 aspirantes quienes, simultáneamente, debían tomar el examen virtual. A esta simultaneidad le llamamos “concurrencia”: estudiantes que, dentro de un sistema informático, casi en el mismo instante presionan el botón de ingreso, eligen su cátedra, seleccionan y guardan una respuesta o acceden a un material didáctico.
“Concurrencia” es un concepto relacionado pero diferente al de “cantidad de estudiantes inscriptos” o de “estudiantes activos”. Estos últimos no necesariamente experimentan la problemática simultaneidad, a no ser que se les imponga un horario de inicio y final (como en un examen o una videoconferencia tipo Zoom).
Pensemos en un puente peatonal de una ciudad mediana: durante el día 5.000 personas lo atraviesan sin problemas. Sin embargo, la obra fue calculada para soportar el peso de una cierta cantidad de personas juntas, si se lo excede terminará por desmoronarse. Si las 5.000 personas que lo transitan a lo largo de la jornada decidieren “concurrir” al puente, es fácil imaginar el resultado. En consecuencia, se haría necesario invertir en un puente mucho más grande y costoso o disminuir la concurrencia.
Muchas veces la limitación no está en “el sistema” en sí mismo sino en el cálculo empleado para estimar a cuántas personas “concurrentes” podrá soportar sin desmoronarse. Para una cantidad masiva de ellas (500, 5.000 o más) es vital invertir en un equipo de profesionales técnicos con experiencia en grandes implementaciones, quienes decidirán (entre otras cuestiones) sobre:
- La plataforma a utilizar para ofrecer el examen y sus configuraciones recomendadas.
- El tipo de software asociado a este LMS: como la base de datos y el sistema de vigilancia a través de cámara web.
- El tipo de servidores en los que se alojará y sus configuraciones óptimas.
- El tipo de pruebas y de simulacros a realizar. Medición e interpretación de datos.
- La implementación, planificación de mesa de ayuda y procedimientos alternativos.
- La comunicación clara, omnicanal, multimedial y permanente con los usuarios para acercarlos al uso del software y brindarles tranquilidad.
- El presupuesto total a destinar al proyecto.
Como ya podemos adivinar, la cantidad de usuarios concurrentes esperados es uno de los factores que más fuertemente afecta los costos de un proyecto. Si invertir en un puente más grande no es una opción, resta disminuir la simultaneidad de usuarios. Para el caso de los exámenes:
- Abandonar la idea de trasladar las prácticas presenciales directamente al ámbito virtual.
- Implementar un sistema de turnos durante una jornada, con preguntas diferentes distribuidas al azar.
- Evitar que los estudiantes ingresen en el mismo instante del inicio del examen.
- Diseñar el trayecto del usuario dentro de la plataforma, de modo que éste requiera hacer la menor cantidad de clics posibles para comenzar a rendir.
- Explicar al estudiante que deberá cerrar su sesión (desloguearse) ni bien finalice su examen.
- Evitar los exámenes únicos, de varias horas de duración.
Por supuesto, no todos los inconvenientes se deberán a una alta concurrencia: es posible que a Sofía se le haya cortado la luz o el servicio de Internet de su hogar, que su computadora funcione mal y que hasta esté infectada por virus. Tal vez el software seleccionado tiene errores de programación, la institución haya sido blanco de un ataque de hackers, entre muchas otras causas.
Sin embargo, es fundamental no subestimar la importancia de la comunicación permanente con el usuario y, sobre todo, el cálculo de hardware y software necesarios para dar respuestas satisfactorias a los usuarios, sin fallas, sin zozobra y con la mayor rapidez posible.
* Consultor de e-learning. Responsable del estudio Learningway
Tal cual, muy buena explicación. Gracias