En medio del recrudecimiento de la situación en el Primer Mundo, algunos analistas avizoran un proceso de recuperación muy lento, que impactará en el resto del planeta.
Luego de la sólida expansión económica ocurrida tras la Segunda Guerra Mundial, la economía japonesa cayó a principios de los noventa en una etapa de prolongado estancamiento, en lo que inicialmente se conoció como la “década perdida”.La extendida duración del fenómeno y la aparente inefectividad de las políticas implementadas para revertirlo generaron muchos debates en torno a sus verdaderas causas y a las herramientas adecuadas para combatirlo. En la mirada de varios analistas y académicos, lo acontecido en Japón exhibe algunos puntos en común con el actual panorama de la economía mundial, lo que conduce a reflexionar acerca de la posibilidad de que se repita un largo período de bajo crecimiento en los Estados Unidos y en Europa en los próximos años. En su último Informe de Inflación, el Banco Central argentino (BCRA) recuperó esos debates y planteó un crudo panorama con respecto a lo que puede esperarse en los países desarrollados.
De acuerdo con el análisis de los economistas de la entidad monetaria, la actual crisis internacional comparte algunas características con los eventos ocurridos en Japón desde finales de los años 80. En primer lugar, porque ambos fenómenos se produjeron luego de “un período de sólido crecimiento económico y política monetaria laxa”, que derivaron en fuertes aumentos en los precios de los activos y niveles crecientes de endeudamiento de los agentes económicos.
“En la crisis actual se observa, además, un excesivo apalancamiento de los hogares, favorecido por la creación de instrumentos financieros complejos que ampliaron el alcance del crédito barato a individuos con menor capacidad de repago”, indicó el trabajo.
Este proceso permitió la formación de una burbuja inmobiliaria en algunas economías desarrolladas, que estalló con el desencadenamiento de la crisis subprime en los Estados Unidos.
Aunque con alguna diferencia en relación con la velocidad de respuesta, en la actual crisis la reacción de los bancos centrales también incluyó una drástica reducción de las tasas de interés, hasta niveles mínimos históricos en algunos casos, seguida por la implementación de diversos programas de expansión cuantitativa. Asimismo, en las primeras fases de la crisis se introdujeron importantes paquetes de estímulo fiscal, que permitieron contener la caída inicial del nivel de actividad.
Según el análisis del Central, una de las principales diferencias entre ambos fenómenos consiste en “el alcance de la crisis”, que durante los años 90 se circunscribió a Japón mientras que actualmente afecta a buena parte de las economías avanzadas. Existen otros factores, tales como el rol particular que tiene el dólar como moneda de reserva internacional y el mayor impacto de la crisis internacional sobre los mercados de trabajo, los cuales también deben ser considerados. En efecto, en Japón el desempleo aumentó sólo levemente durante los 90, manteniéndose por debajo de 5% de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que la actual crisis causó un importante y persistente incremento de la tasa de desocupación. En particular, en los EEUU y la zona del euro la tasa de desempleo se ubica en la actualidad en torno a 9% y 10% de la PEA, respectivamente.
“Adicionalmente, a diferencia de lo que ocurre hoy con algunas economías avanzadas, la posición fiscal de Japón a fines de los años 80, con déficit presupuestario acotado y bajo nivel de endeudamiento público, era sustancialmente más favorable, otorgando un mayor margen de maniobra para la implementación de políticas fiscales contracíclicas”, evaluó el trabajo del organismo oficial.
Finalmente, los analistas del BCRA consideran que entre Japón y los países de Occidente existen cuestiones socioculturales muy diferentes, que pueden influir en el desarrollo de la crisis actual. La sociedad japonesa registra históricamente una mayor propensión al ahorro, que contrasta con la mayor tendencia al consumo y al endeudamiento que existe en Estados Unidos e incluso en Europa.
A modo de conclusión, el organismo consideró que el actual panorama de la economía internacional, con perspectivas crecientes de enfrentar una etapa prolongada de bajo crecimiento mundial, “conduce a plantear la posibilidad de que pudiera repetirse la década perdida de Japón en los procesos económicos actuales de los EEUU y Europa. La comprensión de la experiencia japonesa permite considerar las opciones de política y el impacto negativo que los ajustes fiscales pueden tener en economías con un alto nivel de endeudamiento e ingresos decrecientes por una baja del empleo”.