Por Marita Salomón
Según la Unesco, la educación inclusiva es un proceso orientado a responder a la diversidad de necesidades de todos los estudiantes, incrementando su participación en el aprendizaje, la cultura y las comunidades, y reduciendo y eliminando la exclusión en y desde la educación.
La sociedad actual ha vivido en estos últimos años diversos cambios en los valores, actitudes y prácticas, que se reflejan en los planteamientos de la educación y en la realidad de la escuela. Cuando se habla de cambio de paradigma en educación nos referimos a que el mismo debe generar cambios tangibles principalmente en las prácticas, teniendo en cuenta la diversidad y singularidad del alumnado.
La declaración del Foro Mundial sobre Educación 2015 en Incheon, Educación 2030, hace eje en la educación inclusiva y equitativa de calidad y en un aprendizaje a lo largo de la vida para todos. Bajo una visión humanista, universal y transformadora de la educación, se apoya en los derechos humanos, la justicia social, la inclusión, la protección, la diversidad cultural, lingüística y étnica. Hace referencia que la educación es un bien público y, por ende, exige políticas y planeamientos adecuados para que pueda llevarse a cabo.
Ése es el camino que debe transitar la escuela: la mirada inclusiva basada en la justicia social. Este nuevo paradigma invita a modificar la forma de pensar la escuela, y a mirarla como institución que se cuestiona a sí misma tendiendo a diseñar y construir espacios de aprendizaje flexibles y abiertos para recibir a todos los estudiantes, respetando sus singularidades y sus estilos de aprender.
Este modelo de escuela, en el que lo diverso es tomado como un factor enriquecedor, facilitará los procesos de aprendizaje de estudiantes en situación de discapacidad de manera plena, donde la familia, como núcleo central, podrá participar junto a los apoyos necesarios de todo el proceso de aprendizaje.
La situación de Córdoba
Las políticas públicas de la Provincia de Córdoba enmarcan una escuela que se dirige hacia la participación plena de todos los estudiantes, centrada en un modelo social de discapacidad en todas las Modalidades del Sistema, como lo expresa la Ley Nacional, bajo mirada plena de la Convención de Derecho de las Personas en Situación de Discapacidad. Así, se orienta a cuestionar una escuela de práctica tradicional cuya mirada estaba puesta en el déficit, simplista, para poder desde la complejidad trazar configuraciones de apoyos posibles, posibilitando trayectorias integrales de estudiantes en situación de discapacidad.
Lo expuesto debe llevarnos a todos los actores involucrados en este enfoque inclusivo a pensar desde lo ético, para cuestionar la escuela tradicional en pos de generar cambios hacia su interior, para que pueda mirar a nuestros estudiantes como sujetos de derechos y no con etiquetas diagnósticas.
* Licenciada en Psicopedagogía y coordinadora del equipo interdisciplinario de Inclusión Escolar del Centro de Rehabilitación CEIN
