Por Andrés Pallaro (*)
El debate tiene larga data. Emprender se trata de una habilidad especial de algunos o de un campo de posibilidades más amplio en el que sobresalen aquellos que tienen sueños y perseverancia grande.
Muchos años de registro de actividad emprendedora se encargaron de responder cada vez con más contundencia que se trata de un espacio cada vez más generoso para que cada vez más personas puedan protagonizar proyectos y creaciones que pueden llevar el calificativo de emprendedor.
Y es así que, aquí y en el mundo entero, las economías se van configurando cada vez más en torno a la dinámica de la actividad independiente de miles de personas: proyectos, emprendimientos, pymes, etcétera. Los casos de éxito, como así también los fracasos, se suceden de forma continua, dejando mucho material para el análisis y el aprendizaje.
Sin pretensión de ser taxativos, en este descubrir posibilidades y características de la actividad emprendedora, proponemos aquí algunos consejos que entendemos válidos para generar proyectos con mayores posibilidades de éxito, más allá del sector de la industria y las condiciones económicas de cada momento:
A- El problema o necesidad que queremos resolver con un producto o servicio debe ser casi una obsesión. Allí están los cimientos sólidos de un nuevo negocio: haber entendido y decodificado con esmero y precisión de qué se trata esa ecuación de necesidad latente o manifiesta, que motivó a mucha gente a intentar resolverla con nuestra oferta.
B- La propuesta de valor es la oferta con la capa de riqueza que hemos sido capaces de idear y poner encima de ella. Vivimos en un mundo de sobreofertas de productos y servicios en todos los sectores.
Por ello, es determinante asumir el rol de arquitectos de una propuesta de valor original, en la que tamaños, colores, formatos, prestaciones, instrucciones, opciones, etcétera, constituyen un mundo de posibilidades para ofrecer al mercado algo distinto y elegible.
C- La venta es temprana y requiere de un plan agresivo. Un negocio sobrevive sólo si la venta funciona. Muchas veces los emprendedores lo olvidan, enamorados de sus creaciones. Al final del día, todo se revalida con lo que indiquen los registros de ventas. Por ello, definir cómo y dónde vender debe ser un foco en las etapas tempranas de todo proyecto, llevándose una buena parte del tiempo de los fundadores más los recursos comerciales que puedan reunir a tal fin.
D- El equipo es el responsable de que las cosas pasen. Podrá haber contextos más o menos favorables y competidores más o menos agresivos, pero frente a todo ello siempre la principal defensa de un emprendedor es su equipo.
Aunque hablemos de tres personas o más, siempre estaremos en terreno de la dinámica de un equipo, donde el sentido de misión compartida, la motivación para lograr los objetivos y las habilidades siempre en desarrollo, son determinantes.
E- Los costos importan y pueden llevarte a la quiebra. La capacidad de decir “no” a múltiples ítemes y priorizar aquello que es fundamental para las etapas tempranas de un negocio suele ser decisivo en el desafío de superar las primeras temporadas de un negocio.
La caja no es lo que abunda, la inversión inicial se va agotando, las ventas siempre tienen su curva de maduración. Por ello, ser estratégicos con los costos hacienda gala de una cultura de la austeridad debe ser una premisa constante.
Existen muchos ítemes más, pero estos cinco consejos ayudarán sin lugar a dudas a que tu proyecto viva para luego aspirar a crecer y ser rentable.