miércoles 18, junio 2025
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Comercio y Justicia

El sátrapa y su artificioso plan financiero para engatusar a la sociedad argentina

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Por Luis Esterlizi (*)

Sátrapa: se refiere a una persona que gobierna de forma despótica, abusando de su poder y mostrando ostentación.

Artificioso: falso, ficticio, artificial. “El artificioso tinglado se vino abajo con estrépito”. 

Engatusar: en Argentina, significa persuadir o ganar la voluntad de alguien mediante halagos, engaños o cualquier otro medio para lograr un objetivo. Es un verbo coloquial que implica un comportamiento astuto y a veces engañoso.

Fracaso del artificioso plan presidencial

Como introducción, Héctor Giuliano -licenciado en administración y finanzas, experto en deuda pública y externa, nos dice: “El FMI reconoce en el nuevo acuerdo firmado con Milei, que la deuda de Argentina es prácticamente impagable. Estos avatares pasan también en los países, en las administraciones como en los organismos internacionales como el FMI, donde mucha gente no quiere quedar pegada con las improlijidades que en este caso el Fondo ha cometido. Se produjo con el salvataje que le concedieron a Macri y ahora con el salvataje a Milei. La cantidad de dólares que ha contraído es de 44.000 millones de dólares, no a desembolsarse en forma inmediata.

Veinte mil millones de dólares del FMI, US$12.000 millones del Banco Mundial, US$10.000 millones del Banco Interamericano de Desarrollo, US$2.000 millones en préstamos con garantía de títulos y se habla de otros que se están gestionando de US$4.000 mil millones más.

Esto nos está diciendo que, en un año y cuatro meses, Milei ha contraído lo que Macri obtuvo en dos años que lo llevó al fracaso. Por lo tanto Milei ya fracasó ya que tuvo que recurrir a estos más de 40.000 millones de dólares para sostener su artificioso plan de ajustes salvajes sin haber logrado en forma categórica el déficit cero ni terminar definitivamente con la inflación.

Un segundo plan de ajuste

Por lo tanto, Milei impone un segundo plan de ajuste, pero esta vez a las provincias y municipios e incluso a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), para que bajen sus impuestos y quiten todos los subsidios posibles, generando las primeras reacciones en el transporte urbano de Buenos Aires, que -indudablemente- repercuten negativamente sobre la población en general que utiliza dicho servicio, agravando la pérdida del poder adquisitivo, que le impedirán tratar de vivir dignamente.

Pero este presidente anarquista de mercado no manifiesta ninguna molestia por tener que prolongar el tema de la inflación ya que vuelve a prometer que ésta se acabará finalmente a mediados del año que viene. Con esto les está diciendo a los argentinos que aún el ajuste no terminó porque en todas las provincias, intendencias, municipios e incluyendo a la CABA viven los más de 40 millones de argentinos, que seguirán siendo víctimas de estos artificios financieros, cuando también: “El Mercado sospecha de la mano del Gobierno en la baja del dólar a $1.130 (La Voz del Interior, edición del pasado día 9).

Como el sátrapa supone que su “éxito” fue conseguido con la firma del acuerdo con el FMI y el explícito apoyo de la directora Gerente de ese organismo, Kristalina Georgieva, para las próximas elecciones, cree tener asegurado de ese modo el cierre del año financiero con buenos volúmenes de exportación en este primer semestre, ya que impuso quitas de las retenciones en forma temporaria hasta el 30 de junio, cuando volvería a imponer mayores aranceles la exportación. 

Éste es el modo de gobernar, mediante continuas imposiciones y amenazas a todo el espectro del campo y a todos los argentinos, ya que ningún poder le pone límites y todos deben caer bajo el peso de sus artificios, sobre todo cuando más necesita de dólares para sostener su artificioso esquema financiero.

Elecciones que no entusiasman al pueblo

En primer lugar, pensamos que, con las elecciones de segundo término, será imposible superar la tremenda situación de extrema gravedad en lo político, económico y social que hoy padecemos. Y aunque muchos argentinos creen que con nuestro voto cumplimos con el derecho constitucional y ser democráticos, terminamos dándonos cuenta de que somos vilmente utilizados para su planes e intereses personales.

Debemos admitir que hoy asistimos a una decadencia dirigencial que está totalmente ausente de nuestros desgracias y desvelos y solo nos buscan, muchas veces con prebendas, en aquellos momentos en que se da la pelea constante entre buenos y entenados, entre oficialistas y opositores, entre duros y blandos, entre probos y coimeros, etcétera.

Una democracia vacía de pueblo no es una buena señal en cuanto a resguardar su legitimidad. En las elecciones en Santa Fe para elegir a los convencionales para la Reforma Constitucional solo concurrió a votar 55% del padrón electoral. 

De ese porcentaje 34,61% votó la fórmula del gobernador Pullaro. El PRO obtuvo el segundo lugar con 15,15% y tercero quedó LLA, con 14,11%. El resto fue repartido entre los seis partidos y coaliciones restantes. 

En definitiva, de un padrón de 2.834.383 electores, sólo votaron alrededor de 1.559.000 ciudadanos.

Porque si el entusiasmo del pueblo ha desaparecido o no se lo vé en casi nada, es inútil pensar que podamos verlo feliz y alegre ante la proximidad de un acto electoral, sobre todo porque muchos argentinos viven y sufren lo que no ve, no sufre ni le interesa a Milei: la miseria, la pobreza, la desocupación, la falta de servicios básicos, el cierre de comercios, carnicerías, panaderías, y miles de pymes.

Basta de engatusar al pueblo

Todo esto sucede mientras él y su ministro de economía dan sus discursos en salones cerrados, frente a importantes representantes de corporaciones financieras, que aprovecharon esta sobrevaloración ficticia del peso y el aumento de tasas de interés para hacer fortunas con lo que popularmente se denomina ”bicicleta financiera” (carry trade).

Pero a pesar de todo lo que padecemos de este cavernario, finalmente muchos argentinos comprueban que este nuevo plan de ajuste evidencia que este anarquista de mercado ha blanqueado sus verdaderas intenciones sobre lo que pretende hacer de Argentina.

Por eso constituye una persistente amenaza contra los valores y virtudes nacionales, contra el trabajo y la producción industrial, contra la existencia de las pymes, cooperativas y mutuales, universidades públicas y privadas, obligaciones éticas y morales del Estado en salvaguarda de la armonía, equilibrio e integración con justicia social .

Su denigrante interés está puesto en convertir a Argentina en una colonia de los imperios y que le importa trabajar sutilmente sobre la juventud para que sueñen y vivan pendiente de conductas adictivas tales como apostar en la ruleta financiera, gozando del placer de ganar dinero sin estudiar ni trabajar.

A los que no quiere y no le importa lo que les suceda, es a los pobres, a los humildes, a los viejos y jubilados, a trabajadores, a profesionales y mucho menos a la juventud con capacidad y voluntad de ser parte del avance tecnológico y habitante privilegiado de un país que tiene todo lo que se necesita para ser una auténtica Nación.

Por eso, quienes formamos parte de la sociedad argentina nos vemos completamente ignorados y bajo la amenaza constante sobre qué tipo de ajuste o maltrato nos volverá a someter para demostrar su odio ya que ese odio forma parte de su ADN y, de allí, sus ajustes salvajes.

Estoy convencido que su odio también se debe porque disiente con el contenido y sentido de nuestras luchas para ser libres y soberanos y también por desconocer nuestra auténtica historia, ignorar nuestros principios, desvalorizar nuestras costumbres y hábitos que nos distinguen como un pueblo solidario, luchador y defensor de la auténtica libertad y justicia social y porque ignora que los pueblos son eternos y que unidos y organizados son capaces de enfrentar y vencer a los déspotas y dictadores, como los argentinos ya lo hicimos en otros momentos de nuestra historia.

Mientras los gobernantes deben tener presente que sus mandatos son transitorios y a veces circunstanciales y que muchos de ellos nos han valorado por lo que somos y por lo que nos proponemos ser. 

Por eso como sátrapa, que es lo que este Gobierno nacional ha demostrado ser, jamás podrá vencernos en nuestra fe, en nuestras convicciones y nuestros ideales de libertad, independencia y soberanía, ya que no nos preocupa el tiempo ni las generaciones que nos imponga esta lucha. Esta comunidad está preparada para resurgir entre las miserias impuestas y hacer nuevamente de este país una gran Nación.

(*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

Comentarios 3

  1. ANTONIO FELIPE JURE SUAREZ DE MENESES says:

    Refutación al artículo “El sátrapa y su artificioso plan financiero para engatusar a la sociedad argentina”
    El artículo en cuestión presenta una crítica virulenta, cargada de adjetivaciones y expresiones ideológicas, sin sustento fáctico ni rigurosidad analítica. Más que un análisis económico o político serio, se trata de una manifestación de prejuicios y slogans que caracterizan a quienes se aferran a un modelo agotado, responsable del colapso fiscal, el empobrecimiento estructural y el endeudamiento crónico de nuestro país.
    1. Sobre el endeudamiento: contexto y herencia
    El artículo acusa al actual presidente Javier Milei de haber generado un endeudamiento de más de 40.000 millones de dólares, comparándolo con el préstamo stand-by otorgado al gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, omite deliberadamente que una parte significativa de ese endeudamiento proviene de la necesidad de refinanciar pasivos heredados, entre ellos los compromisos con el FMI asumidos por gestiones anteriores.
    En los hechos, el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional busca evitar un default inminente y reestructurar vencimientos imposibles de afrontar con reservas netas negativas, producto del descontrol fiscal, la emisión sin respaldo y el control artificial del tipo de cambio sostenido por gobiernos previos.
    Es insostenible afirmar que se trata de un “artificioso plan financiero”, cuando la realidad es que el gobierno actual recibió una economía devastada: déficit primario y financiero crónico, inflación por encima del 200% interanual, múltiples tipos de cambio, y el 50% de la población bajo la línea de pobreza.
    2. Sobre el déficit cero y los ajustes
    Lejos de ser “salvajes”, como se los califica, las políticas de ajuste fiscal tienen por objetivo evitar el colapso final del sistema económico. El déficit cero no es un dogma, sino una condición necesaria para detener la inercia inflacionaria que ha destruido el salario real durante años.
    En pocos meses, se logró superávit financiero por primera vez en más de una década, algo que ningún gobierno anterior –ni siquiera aquellos que alardeaban de “inclusión social”– había conseguido. Esta es una medida concreta que ataca la raíz del problema: un Estado que gastaba mucho más de lo que producía, y que lo financiaba con emisión o deuda.
    ¿Puede haber consecuencias sociales negativas? Sin dudas. Pero no hay ajuste más regresivo que la inflación, que es el impuesto más injusto, pues golpea con más dureza a los sectores de ingresos fijos y menores recursos.
    3. Sobre el supuesto desinterés del Gobierno por los pobres
    Resulta curioso que quienes durante años gobernaron con el discurso de los “derechos sociales” y el “Estado presente” hayan dejado como herencia más de 20 millones de argentinos bajo la pobreza o indigencia, escuelas sin clases, hospitales colapsados y barrios enteros sin agua potable ni cloacas.

    Hablar de “odio a los pobres” revela más una intención de manipular emocionalmente al lector que de analizar las verdaderas causas del empobrecimiento argentino. El verdadero desprecio por los pobres fue usarlos como rehenes clientelares de una red de planes, subsidios y punteros, a cambio de votos y sumisión política.
    Hoy, por primera vez en décadas, se habla de reducir la dependencia estatal, eliminar privilegios, y generar un marco donde se premie al que trabaja, produce y estudia, sin extorsiones ni prebendas. Eso es lo opuesto al odio: es respeto por la dignidad.
    4. Sobre la política energética, exportadora y federal
    Reducir subsidios no es “castigar al pueblo”, como se sugiere, sino transparentar precios y construir un sistema más eficiente y sostenible, donde no se derrochen recursos y se incentive la producción. Lo mismo aplica a las retenciones: la baja temporal apunta a reactivar exportaciones, especialmente del agro, para generar divisas genuinas.
    En el plano federal, no se está desfinanciando a las provincias, sino exigiendo responsabilidades fiscales. En lugar de depender del Tesoro Nacional, las administraciones provinciales deben comenzar a ordenar sus propios gastos. Eso es madurez institucional, no centralismo ni autoritarismo.
    5. Sobre la democracia y la representatividad
    El artículo lamenta el bajo nivel de participación electoral como si fuera responsabilidad del actual gobierno. Pero esa desafección es consecuencia directa de años de frustraciones, promesas incumplidas y crisis provocadas por gestiones populistas y corruptas, no por la actual administración, que recién inicia.
    Además, Javier Milei no ha mostrado intención alguna de perpetuarse en el poder, ni de reformar la Constitución, como sí lo han intentado algunos de sus críticos ideológicos en el pasado. Por el contrario, cumple con su mandato institucional y respeta el juego democrático, incluso enfrentando a buena parte de la casta que lo hostiga y boicotea permanentemente.
    Conclusión
    El artículo que se pretende analizar no es más que una expresión ideológica de rechazo a un cambio de rumbo que, si bien doloroso, era inevitable. La Argentina no podía continuar por la senda del gasto sin control, la inflación permanente, la presión impositiva insoportable y la destrucción del mérito.
    Los datos duros, los logros en pocos meses y la convicción del Gobierno actual en restaurar la responsabilidad fiscal, la competitividad y la cultura del trabajo son mucho más contundentes que los adjetivos y los panfletos.
    Ya no se trata de engatusar con palabras, sino de transformar con hechos.

    • Rosana Esterlizi says:

      Mmmm….justificar que no quedaba otra opción más que este plan de ajuste doloroso es repetir el discurso de Milei, ya conocemos sus justificaciones . . Ahora, el apoyo a la identidad del ser Argentino a su cultura es una asignatura que le faltó, más que una transformación hay un querer ser otra cosa, copiando modelos foráneos que nada tienen que ver con nuestro contexto y nuestra identidad.

  2. alicia zurita says:

    Describir lo mal que hace otro es fácil. Proponer la solución al problema es lo difícil. Y los argentinos estamos esperando hace casi un siglo que el país vuelva a ser lo que fue. Uno de los primeros países del mundo donde muchos extranjeros venían a trabajar y vivir
    Hoy nuestros jóvenes emigran.
    Ojalá tengamos políticos y economistas que nos saquen del pantano. Y no será con diatribas, calificativos denigrantes y discursos negativos, que lograremos eso.

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