Las rectificaciones introducidas en la Ley de Leyes para 2014 ponen en evidencia la existencia de un desequilibrio importante, que puede ser mayor en el próximo año si no se toman medidas correctivas. Por Salvador Treber
El jueves 12 de septiembre pasado el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) envió al Congreso el Proyecto de Presupuesto para 2014 y, como es de práctica, dentro de la documentación se acompaña un análisis sobre la gestión correspondiente al año en curso y la estimación sobre cómo probablemente cierre 2013.
Cabe recordar que inicialmente consideraron que el año arrojaría un superávit de $ 1.086 millones, pero ello quedó ampliamente superado por la realidad, pues ahora se calcula que se consumaría un déficit que, por el momento, han estimado trepará, como mínimo, a $46.686 millones. Esta cifra es la actual previsión sobre la resultante final, o sea, luego de recibir como ingresos adicionales en la Tesorería General las utilidades del Banco Central correspondientes al ejercicio 2012 junto con recursos obtenidos por renta ganada por la tenencia de títulos en poder de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y otros organismos autárquicos; por cuyo intermedio se habrán de allegar a ella alrededor de $40.000 millones.
Debe recordarse además que la atención de las obligaciones derivadas de la deuda pública implicó pagos por $47.125 millones sólo en concepto de intereses y un importe bastante semejante por amortización de capital adeudado. Si bien de los compromisos importantes 52,3% en cartera de organismos antes citados pueden ser atendidos en moneda nacional, los que indefectiblemente deben cancelarse apelando a divisas han quedado reducidos a un monto equivalente a 8,6% del Producto Interno Bruto (PIB) y ello, obviamente, representa un gran alivio.
Todo lo expuesto precedentemente no constituye novedad pues esa tendencia se ha venido reiterando desde hace varios años, pero la diferencia más notoria con la situación actual es que el desequilibrio se eleve en 2014 de forma tal que pueda llegar a duplicarse. Dado que la elaboración se realiza tomando en cuenta la evolución estimada del índice de precios minorista que difunde el Indec y puesto que éste es notoriamente más bajo que el real, dicho factor se ha convertido en el de máxima influencia en cuanto a las distorsiones, con sucesivos ascensos que se operan en forma constante y no adecuadamente evaluados.
Bastará con advertir que el antes mencionado índice de precios relativo a 2013 es apenas 10,3% superior y tácitamente se admite que llegará, por lo menos, a 22,7%, previendo que el tipo de cambio promedio adoptado para los 12 meses será de $5,45. Quizá el dato en expectativa más favorable sea la perspectiva de que la economía continúe hasta diciembre manteniendo el ritmo de crecimiento con que se cerró el primer semestre (+5,1%). Ello debe ser valorado en toda su importancia pues aparece como el más elevado entre todos los países de América Latina.
La nueva realidad que constituye la respectiva proyección hasta fines de diciembre hace pensar que en todo 2013 los gastos originalmente incluidos llegarán a $675.424,1 millones, abarcando dentro de ellos los adicionados en más para atender jubilaciones y pensiones ($30.922 millones) y otros $ 12.071.8 millones que se necesitan para cubrir mayores subsidios a la energía. La “tradición” que señorea en estas áreas despierta cierta desconfianza y se supone que habrá reducciones para que no se detecten los habituales muy exigentes requerimientos que suelen ser insertados sólo a fines del ejercicio, aunque su ejecución real sea anterior. Esa modalidad le quita credibilidad al instrumento presupuestario ya que debe conocerse anticipadamente lo que habrá de suceder.
El proyecto
Las normas a cumplir relativas a los envíos presupuestarios girados al Congreso obligan a formular proyecciones sobre lo que especulan como más posible se verifique en el transcurso del próximo. En consecuencia, la perspectiva expuesta para 2014 contempla que la economía crezca como mínimo, en ese lapso, 6,2%; mientras que para 2015 y 2016 los índices aparecen más modestos, 5,3% y 3,7%, respectivamente; aunque en ningún caso los pronósticos se avalan aportando fundamentos sólidos.
Pese a que ya estaría confeccionado y listo para ser aplicado el nuevo índice nacional de precios destinado a sustituir al actual, el que ha sido relevado sólo para el área del Gran Buenos Aires -e incluso muy parcialmente-, en esta oportunidad se vuelven a usar los que venían siendo habituales hasta para proyecciones del trienio, que exigen explicitar las normas en la materia (10,3% y 9,5% para 2015 y 2016). En cuanto al tipo de cambio promedio, se estima que será de $ 6,94 en 2015 y de $7,39 para 2016, a todo lo cual agregan que se espera que el saldo del balance comercial siga siendo positivo y mantenga en cada uno de dichos años alrededor de US$10 mil millones.
En el caso de 2014, las exportaciones serían 9,2% superiores a las del presente ejercicio y totalizarían US$94.034 millones; mientras nuestras compras harían lo propio en 8,5%. Por lo tanto, las importaciones ascenderían a US$83.910 millones, generando un saldo positivo de US$10.124 millones. Tampoco en estos aspectos se ofrecen mayores explicaciones que permitan confiar en que se verifiquen los mencionados coeficientes de incrementos, lo que obliga a “tomarlos con pinzas”. Llama bastante la atención que, aunque ligeramente, esta vez el aumento interanual pasa a ser superior en las ventas al exterior estimadas, cuando lo habitual siempre ha sido que se verifique lo contrario.
Circunscribiéndose concretamente a las cuentas presupuestarias también surgen dudas pues se ha calculado que los recursos habrán de crecer 27% en 2014 y que el denominado “Gasto Primario”, apenas 15,6%, lo cual, de cumplirse, implicaría en tales aspectos un notorio cambio conductivo ya que de ello no hay antecedentes semejantes dentro de las tres últimas décadas. Durante la sesión de su presentación del 12 de septiembre, ante el plenario de la Cámara de Diputados, el ministro de Economía manifestó enfáticamente que “En el medio de las crisis mundiales más profundas, Argentina sigue creciendo…”
A su vez, respecto al anuncio sobre una eventual poda porcentual en el índice de crecimiento de ciertos gastos, sólo insinuó que el PEN estaría dispuesto en 2014 a “recortar” ciertos subsidios actualmente existentes. La premura no habitual con que se ha asegurado la sanción y no sólo no tener trabas con el Proyecto de Presupuesto 2014 sino también la continuidad de ingresos cuya permanencia terminaba a fines de diciembre por alrededor de $60.000 millones, permiten advertir que no se confía demasiado en el resultado del inminente acto eleccionario.
Asimismo, ello explica que ya hayan extendido por otros dos años del Impuesto sobre Débitos y Créditos que vence este 31 de diciembre junto a un par de menor cuantía, como el adicional de emergencia sobre el precio de venta de los cigarrillos y el sobre combustibles. Resulta obvio que procuran evitar eventuales futuros obstáculos si la composición de las Cámaras fuere menos favorable que en la actualidad, después del 27 de octubre próximo. No menos llamativa es la ampliación dispuesta respecto al plazo de vigencia del régimen de emergencia económica que, de tal forma, regirá ininterrumpidamente, por lo menos, hasta el 31 de diciembre de 2014.
Se ha logrado así que persistan concentradas exclusivamente en el PEN las decisiones más delicadas sobre todos los aspectos de la gestión financiera, bancaria y/o cambiaria; como así también cualquier tipo de negociación que requiriera para mantener la actual prestación de servicios públicos.
La recaudación tributaria
Al cerrarse la gestión del noveno mes del presente año, los ingresos tributarios ascendieron a $634.9 miles de millones, lo cual implica que, en lo transcurrido de este ejercicio, han crecido 27,8% por encima de lo percibido en idéntico lapso de 2012, que podría considerarse un resultado aceptable. No obstante, si se desagrega y evalúa lo sucedido sólo en septiembre, esa suba es menor (+25,2%) y esto alienta cierta inquietud sobre su real significado. ¿Será una transitoria menor expansión o marcará el inicio de lo que nos aguarda para terminar este año?
El tributo más importante por el monto unitario que logra habitualmente, el IVA, presenta una curiosa pero tranquilizante coincidencia pues su incremento interanual de septiembre fue de 31,6% y el del lapso enero-setiembre es casi idéntico (31,7%), que concede cierta tranquilidad en cuanto a que no se ha desacelerado su rendimiento. Dado que para todo el tiempo transcurrido de 2013 cubrió 28,4% del total general, e individualmente en septiembre hizo lo propio con 30,7%, ello permite deducir además que la variable consumo no ha perdido impulso y su evolución mantiene un ritmo positivo adecuado.
El segundo lugar ha correspondido a Contribuciones de Seguridad Social que, por todo concepto, aportaron $17.863,4 millones, que implican 24,9% del total alcanzado en septiembre y un crecimiento de 28,6%. En cuanto al acumulado, llegó a 165,6 miles de millones, importe que exhibe una suba de 32,3%. En conjunto, el resultado es bueno aunque desagregando sus componentes aparecen serias dudas. En septiembre, las Contribuciones Personales mejoraron su rendimiento en 31%, mientras que los aportes personales lo han hecho apenas 27,8% y esa dicotomía entre ambos no es normal.
En tercer lugar ha quedado el impuesto a las Ganancias, con $14.077,6 millones (20,6%) para el precitado mes de septiembre -resulta 30% más que lo rendido el año anterior-. Si se repara en que en la sumatoria de los nueve meses ascendió a $138,4 miles de millones y éstos superaron su performance interanual en 38,4%, ello lleva a la conclusión de que en septiembre hubo un cierto “bajón”, que no puede adjudicarse a factores vinculados con la coyuntura y quizá sea sólo un aumento de lo que se pierde por efecto de la evasión.
El resto de los tributos no registra una conducta diferente a la habitual, incluso los Derechos de Exportación que, debido a las restricciones impuestas en septiembre, tuvieron una baja interanual de 0,3%, frente al 7% que se observa para el tiempo transcurrido. La evidencia a que se arriba es que no ha habido retroceso alguno en la economía pero se ha acentuado la propensión a ampliar los índices de incumplimiento, lo cual equivale a una “materia pendiente” de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).