Los encendidos discursos de la política trasuntan una ignorancia supina a la hora de ordenar sus propuestas para enfrentarlas con los reclamos de una sociedad en crisis.
Los papeles de la militancia son mendaces. Alteran los hechos históricos. Someten a la discusión circunstancial la agenda permanente de los argentinos. Tampoco son capaces de formular políticas de Estado.
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