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En la primera parte de esta nota contábamos que mientras algunos dormían una siesta más que onerosa, el abogado de Diego Maradona registraba a favor de Sattvica SA las marcas más utilizadas y destacadas con que su representado se daba a conocer.
Precisamente Morla bien interpretó el espíritu de la ley -proteger los signos que en definitiva resulten en uso, y no meros registros especulativos- … y es precisamente de ese uso del que derivaron innumerables negocios que proveyeron y obviamente preverán cuantiosos ingresos.
Lo curioso es que estas “joyas” ahora sean tenidas en cuenta ¿Qué pasó antes? ¿Por qué nadie las mencionaba? No fue hasta la muerte del eterno 10, que la marca “Maradona” y derivaciones de ésta se tornaron en un activo desesperantemente apetecible, raro ¿no?
Lo que en realidad sucede es que la marca silenciosamente hace su trabajo, allí en algún remoto lugar del planeta, mejor dicho en millones de lugares al mismo tiempo, donde su creador y portador más legítimo no pudo estar, un botín impreso con su nombre se pelaba con la piedra de un potrero, una remera con el 10 ochavado del “86” se descolgaba de la soga, una pelota con su rostro rozaba el ladrillo, mientras de fondo se escuchaba la marca abreviada por sus fans, “Maradoooo, Maradooooo, Maradoooo”.
Así es que, hasta en el grito de gol apagando el silencio sordo de una siesta, su nombre resuena más fuerte que nunca, se materializa así de diversas formas el espíritu del astro, ahora corporizado en la más valiosa e intangible de sus pertenencias. Su marca.
Muchos se preguntan ¿y ahora, quién se queda con las marcas? Ni lerdo ni perezoso, inmerso en un torbellino de acusaciones y reclamos, Morla salió a anunciar que las marcas ya tienen destinatarios designados por Diego y que obviamente se mantendrá respetuoso de su voluntad, y posiblemente estos destinatarios serían las hermanas Maradona.
¿Quiénes componen Sattvica SA? El Dr. Matias Edgardo Morla, como presidente, y Christian Pomargo, en carácter de vicepresidente. Como fue costumbre de Maradona, su relación fue más allá de lo estrictamente profesional; es público y notorio que ambos se ganaron su confianza personal, a punto tal que el mismo Morla se declara su amigo y Pomargo estaba en el domicilio cuando Maradona falleció.
El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial cuenta con 63 registros relacionados a Maradona, cuatro de ellos corresponden a personas que portan el famoso apellido, las restantes 69 actas corresponden a las marcas propiedad de la sociedad que preside Morla.
No sólo las marcas son objeto de explotación social por parte de esta sociedad, sino todo aquello que comprenda el patrimonio intelectual: así se detalla contractualmente; «adquirir, poseer, solicitar, obtener, comprar, ceder, transferir, licenciar, franquiciar, otorgar licencias de uso, registrar y adquirir marcas, o en cualquier otra forma disponer de marcas, avisos y nombres comerciales, derechos de autor, patentes de invención y procesos, modelos y diseños industriales, modelos de unidad, know-how, nombres de dominio en internet y demás activos intangibles relaciones con la propiedad intelectual e industrial, así como licencias sobre ellos».
De esta manera, Morla y Pomargo monopolizaron un activo de difícil cuantía: sólo pensemos en la cantidad de cineastas que sueñan con hacer una película sobre el Mundial 86, de los fabricantes que quieren reeditar la camiseta azul que usó cuando gambeteó el más bello de los goles, o del fabricante de juguetes que quiere producir millones de muñecos del diego saltando con la mano de dios sobre Shelton.
Su muerte no desentonó con su vida, su velorio por poco no culmina en tragedia; Maradona aun muerto sigue siendo fiel a su estilo, toda la armonía y orden de clase celestial por el que se le dio el mote de dios del fútbol tiene su contracara en el caos personal, quizá propio de los genios de esta envergadura. Sin embargo, tanto en la armonía como en el caos de un mundo y otro, Diego, El Diez , Maradó o como quieran llamarlo sigue generando incansablemente, con su imagen mediante, más dinero del que jamás cualquier mortal soñó.
* Agente de la propiedad industrial ** Abogada
