ESCUCHARPor Sergio Castelli* y Romina Decima Cánovas**
En los medios cubanos se difundió que durante los pasados días 8 y 9, se llevaron adelante reuniones entre miembros representantes de las oficinas de propiedad intelectual de ese país y Estados Unidos. A la reunión asistieron, además, el Centro Nacional de Derecho de Autor, la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, los ministerios de Relaciones Exteriores y de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, así como las consultoras jurídicas internacionales Claim SA y Lex SA.
Ambos países se centraron en el tratamiento del principio de reciprocidad que, por las represalias económicas y políticas del pasado, se encontraba suspendido entre ellos (incluyendo a la propiedad intelectual). Cuba actualmente reconoce para el examen y registro de sus marcas la existencia de marcas en otros países, incluyendo las estadounidenses. Contrariamente, EEUU no tiene en cuenta los registros cubanos a los fines del análisis de ciertos requisitos de registrabilidad de sus marcas y patentes en su territorio.
Es este marco es que, signos tales como Havanna Club y Cohiba no se encuentran reivindicados en Estados Unidos, mientras que la firma Bacardi tuvo que sobrellevar numerosos litigios por registros en ambos países, de forma paralela. La disposición estadounidense de bloqueo -más conocidas como ley de “Sección 211”- prescriben que las compañías cubanas y los derechos que ellas tienen no pueden ser reconocidos para el mercado y el comercio de ese país, de forma tal que el vínculo entre los comerciantes internacionales se vea cada vez más resquebrajado.
Aunque desde el 20 julio de 2015, fecha en la que se reabrieron las embajadas en La Habana y Washington respectivamente, se llevaron adelante reuniones vinculadas a aviación civil y comercial, colaboración ambiental y aduanas- entre otras- la cooperación en áreas de propiedad intelectual aparece como el punto de encuentro más ríspido y clave.
Ríspido porque Cuba ya tiene el paso dado, en cuanto a la consideración de los derechos que recubren a las obras e invenciones estadounidenses en su territorio, mientras que Estados Unidos debería modificar todo un bloque de legislación que lo ha vinculado históricamente con el Caribe y que parece no tener un gran apoyo en el Congreso.
Clave, sin duda alguna, porque destrabado este punto -como si fuera un cubo Rubik- numerosos problemas comenzarán de a poco a acomodarse. Por ejemplo, el posible intercambio de organismos genéticamente modificados y conocimientos farmacéuticos, áreas sumamente pujantes en ambos países.
Con la reapertura de las relaciones diplomáticas entre ambos estados, la propiedad intelectual parece ser uno de los medios más efectivos y célebres para lograr avances generales de trabajo conjunto y específicos en torno a la materia económica y en última instancia, la social.
Así, en la página web de la Cancillería cubana, se puede leer la siguiente declaración de confianza “la protección recíproca de marcas y patentes será un aspecto esencial para el mejoramiento de las relaciones bilaterales, en particular, en la esfera económico-comercial”.
* Agente de la Propiedad Industrial. ** Abogada
