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Clima muy pesimista en la OCDE con respecto a la Unión Europea

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Esa organización redujo a sólo uno por ciento la tasa media de crecimiento de la economía europea, luego de haber previsto -en noviembre pasado- una de +1,8%

 Por Salvador Treber

Si bien el desequilibrio negativo en el comercio exterior de Estados Unidos durante el año precedente trepó a un nivel récord (más de US$500 mil millones), que en la de los 17 países constituyen la Unión Europea haya trepado a US$169,3 miles de millones alarma aún más. Con la intención de revertir tal situación, en noviembre , la Organización para la Cooperación Económico y el Desarrollo (OCDE) adelantó que para el ejercicio 2019 esperaban un crecimiento medio en dicha área no menor de +1,8%. Poco duró ese pronóstico, de por sí harto moderado, pues pocos meses después lo redujo a uno por ciento y, actualmente, ni siquiera esa tan modesta previsión es motivo de ratificación.
En cuanto a la economía mundial el mismo organismo evaluó que el ritmo medio de crecimiento sería de +3,3% pero también en este caso ha habido un cierto freno que adjudican “al aumento de la incertidumbre política, las tensiones comerciales persistentes una continua disminución de la confianza de las empresas y de los consumidores”. Las estimaciones fueron sometidas incluso por técnicos del G20 que ratificaron tales adelantos y también advirtieron que aún puede haber “significativos ajustes en menos” porque sigue primando una sensación poco grata al respecto.
La OCDE ha subrayado que en la actualidad dicha ralentización incluye a todas las economías el planeta pero en el caso de China pecan de exageración en cuanto a información negativa, ya que inicialmente para 2019 le signaron +6,3%; el cual luego descendería en forma insignificante a +6,2% arriesgando advertir que para 2020 bajaría a +seis por ciento. Extraña este anticipo para el próximo año, que no han hecho para otras economías, y que, por otra parte, sigue siendo muy leve pues debió insertarse en el escenario ecuménico de 2020 que no se expone con alcance general; sobre la cual dicen sin someterlo a un análisis serio y fundado que “cada vez más afectará las exportaciones”.
Se subraya, además, que la mencionada ralentización se ha acentuado en Alemania donde, sucesivamente, han ido corrigiendo las precedentes estimaciones pues inicialmente figuraba con sólo +0,9% y ahora se conforman con concretar un modestísimo +0,7%. Agregan que no será mejor la situación de la economía italiana pues luego de un pronóstico de -1,1% la han corregido a “sólo” -0,2%; es decir, sin dejar de permanecer en retroceso. Elogian en cambio, el caso de Francia, donde las sucesivas estimaciones dieron a la inversa, también en medida muy modesta, pues consignaron en un principio una presunción de apenas -0,3%, una las peores del área.

Dicha estimación posteriormente la elevaron hasta +1,3% y explican al respecto que dicha economía no es muy dependiente de su comercio exterior pero lo que más extraña son las escasas referencias respecto a una potencia de la relevancia de Estados Unidos e incluso, se detectan algunas evidentes omisiones intencionales al respecto. Quizá la más significativa sea que desde mediados del año 2015, el vocero oficial de la Organización Mundial de Naciones (ONU) haya reconocido a China como la primera economía el mundo desplazando de ese liderazgo a Estados Unidos. Por otra parte, en Pekín se han mantenido en silencio absoluto y sólo han aclarado que a fines del año 2030, cuando estiman que en dicho país ningún habitante en condición de pobre recién tendrán un motivo de festejo.

La problemática europea
Actualmente la Unión Europea sufre una presión pues el presidente Trump pretende introducir aranceles de carácter excepcional a la industria automotriz de este origen que generaron muy serios problemas en el Viejo Continente y, muy especialmente, en Alemania. Amenazó advirtiendo que si llegan a un acuerdo que lo satisfaga no vacilará en apelar a la aplicación de mayores aranceles que hagan virtualmente prohibitivos su importación. Dado que en la población del gigante americano es la propensión a adquirir bienes de consumo del exterior, sólo han logrado superávit en el intercambio con el Reino Unido, los países de Centro y Sudamérica.
En Estados Unidos los años favorables coinciden siempre con notorios incrementos en la importación de bienes de consumo durable. En el ejercicio 2018 la economía de dicho país registró un crecimiento de +2,9% que operó como incentivo a dichas importaciones y debido al coincidente recorte introducido en tributos que recaen tanto sobre las empresas como en el personal que está en relación de dependencia. Todos los estudios realizados al efecto han verificado de manera incuestionable que el aumento de los ingresos familiares constituyen un factor decisivo en la histórica tendencia al incremento de tales importaciones.
En tales condiciones, no es de extrañar que en los últimos meses del año anterior esas adquisiciones se hayan incrementado por encima de lo habitual, seguramente para adelantarse a las anunciadas y luego provisoriamente suspendidas medidas restrictivas a la introducción de productos chinos. Por su parte, los mercados financieros de dicho país no se conmovieron en medida significativa al par que el Dow Jones, indicador que mide la actividad industrial, descendió sólo en -0,44%; obviamente debido a la expectativa por las negociaciones en curso con China.

Mientras tanto, la economía europea exhibe un violento freno que se advierte claramente por medio de lo que viene sucediendo en los países que integran el área del euro, que no esperan un crecimiento considerable debido, entre otras causas, a la concreción del brexit y las sensibles bajas ocurridas en la actividad industrial sumado a la generalización de tensiones comerciales en el ámbito internacional. No se poseen datos fidedignos de todos los países integrantes pero los sucesivos fracasos sufridos al pretender impulsar una reactivación irreversible constituyen un testimonio de la profundidad que ha asumido la problemática que se está viviendo actualmente.
Resulta obvio que la industria europea sufre serias restricciones no sólo por el acentuado nivel de proteccionismo vigente sino también por la significativa baja operada en la demanda externa general. Tampoco puede olvidarse que el brexit, de por sí, genera inquietud y enormes expectativas que no lograrán calmar por bastante tiempo. Las evaluaciones de la OCDE insisten en ponderar la fortaleza que pondera en la Eurozona y la suave pero real tendencia incipiente a un sólido incremento salarial generalizado. No obstante se advierte que la creación neta de empleo podría no superar en 2019/20 los dos millones de nuevos trabajadores en cada uno de ellos. Como algo atípico se señala que actualmente la cuarta parte se verifica en España.
Para los técnicos de la OCDE, los países del área del euro deben aprovechar la vigencia de bajas tasas de interés que hasta ahora parecen haber advertido sólo los empresarios alemanes y holandeses. Sostienen que esa es la única receta válida para países como España, Italia y Francia. En estos países se viene controlando desde hace un tiempo desde Bruselas, donde están a la expectativa de que no se supere en cada uno de ellos el límite de endeudamiento autorizado; coadyuvando a tratar de evitar sanciones por incumplimiento de dicha norma.

Problemas y perspectivas
El referido informe de la OCDE se basa en datos provistos por la Comisión Europea y considera que la actividad industrial en dicha área, si bien ha perdido dinámica y nivel en la actualidad se está recuperando, aunque lentamente. En dicho ámbito se teme que EEUU oponga barreras para evitar la competencia de la industria automotriz europea que ha ganado muchos admiradores yanquis en base al nivel de calidad con que trabajan sus fábricas; por ello se cree en la Eurozona que han optado por dificultar al máximo dicha importación.
Se cita con honda preocupación la concreción del brexit pues con ello se reduce el mercado continental europeo y descuentan que el Reino Unido procurará incentivar en todo lo posible su relación comercial y de integración industrial con Estados Unidos; pues de no ser así, no tendría explicación alguna la decisión de dejar de permanecer a la Unión Europea. Sin pruebas de las causas reales que impulsaron ese divorcio de sus ex socios y vecinos continentales. Dado que éstos siguen siendo aliados del gigante americano en sus disputas con Rusia se torna mucho más difícil mantener incólumes ambas alianzas se estima que no será nada sencillo mantener por parte de EEUU un grado de equilibrio suficiente para preservar con éxito ambas relaciones.
Se estima que el brexit juega el negativo rol de “un palo en las ruedas” y dado que estiman que el Reino Unido crecerá por debajo de uno por ciento en el corriente año y el próximo, sin que medie la vigencia de sendos acuerdos, la caída sería más severa en ese país. Aún así, no dejaría de perjudicar a la Unión pues aumentarán los costos de los países europeos continentales. Los técnicos de la OCDE sobre esta circunstancia insisten que deben aprovechar las actualmente muy bajas tasas de interés para invertir en infraestructura, seleccionando rigurosamente las áreas a elegir.

Por otra pare, señalan como esencial diferenciar cuidadosamente en Alemania y Holanda adónde concentrar las nuevas inversiones y contemplar diferencialmente las condiciones que existen en Francia, España o Italia; teniendo muy en cuenta que en estos países recalan menores y menos calificados empresarios inversores. En forma insistente, los editorialistas del diario Le Monde revelan que las inversiones de origen chino disminuyeron notoriamente en el año 2018 respecto a los dos precedentes, pues se redujeron de US$37 mil millones en 2016 a sólo US$17,3 mil millones en 2018.
Quienes se retrajeron en tal medida arguyen que los respectivos gobiernos europeos están, sin fundamento alguno, acentuando los controles. Al efecto, citan que Alemania prohibió que el grupo chino Yantai Taihai adquiriera tecnología especial (Leifeld Meal Spinning). Los múltiples reclamos se resolvieron revisando los proyectos de inversión de terceros países y tácitamente se refirieron así a proyectos de China. Mediante criterios renovados además en Bruselas han dado “vía libre” a inversiones en que aparecen propiciadas por empresarios chinos, estadounidenses y japoneses; lo cuales, además de especificar claramente las especialidades, lo han considerado estratégicos.

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