Por José Emilio Ortega y Santiago Espósito (*)
Con 36 años de edad, Gabriel Boric es el presidente más joven de la historia de Chile.. Hubo un director supremo con 35, Ramón Freire, en 1823, pero la figura presidencial se instituyó en 1826. Electo por cuatro años, por su juventud puede compararse con nuestros mandatarios del siglo XIX Nicolás Avellaneda (36) y Julio Argentino Roca (37).
Descendiente de croatas, nacido y criado en Punta Arenas (Patagonia chilena), Boric estudió derecho en la Universidad de Chile (UCh) -egresado, aún no rindió el examen de grado-, fue presidente de la Federación de Estudiantes de la UCh en 2012 -sucediendo a la renombrada Camila Vallejo- y fue dos veces diputado por el nuevo partido Convergencia Social, que integra la coalición llamada “Frente Amplio”.
Boric emergió como uno de referentes de los movimientos sociales que desencadenaron la consulta para la reforma constitucional; lideró un sector importante en el proceso de elección de convencionales y en la campaña presidencial de 2021, aliado con el comunismo y otros actores en el frente “Apruebo Dignidad”, fue creciendo hasta disputar el balotaje con el ultraderechista José Antonio Kast y vencerlo con 55,8% de los votos.
Juega al fútbol, es hincha de Universidad Católica (su ídolo es “Pipo” Gorosito), mandó a confeccionar su traje con un sastre de Punta Arenas y su banda presidencial por un sindicato de costureras.
Como Alberto Fernández, también tiene un perro: se llama “Brownie”. Le gustan los tatuajes, escucha a Tool y Taylor Swift, es sólido en pokemones y videojuegos. No reniega de la generación de políticos que pasará a retiro, manteniendo contacto con figuras de la ex Concertación, como Michelle Bachelet o Ricardo Lagos.
Nuevas políticas para un mundo en cambio
Boric asumió el pasado 11 en el Congreso chileno, ubicado en Valparaíso. Fue una jornada histórica, de gran participación popular. El acto contó con la presencia del presidente saliente, Sebastián Piñera, y de numerosos jefes de Estado: Pedro Castillo (Perú), Luis Arce (Bolivia), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Alberto Fernández (Argentina), el rey Felipe de España y ex mandatarios como Dilma Rousseff (Brasil).
Va a residir en Yungay, un barrio santiaguino, de gente común. El presidente convive con su pareja, Irina Karamanos, que dirigirá la Dirección Sociocultural de la Presidencia.
Veremos si abandona la Yamaha de tantas aventuras y empieza a moverse en auto. Aspira a romper tradiciones previas. Dice Boric que los políticos deben estar entre la ciudadanía, no volverse inalcanzables.
Su agenda estará marcada por implementar esa nueva Ley Fundamental empujada -entre otros- por su esfuerzo, que supone cambios sustantivos en un sinnúmero de planos. Su mirada está clara en el juramento: “Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí, prometo”
En lo social, los primeros pasos de gobierno apuntarán a la reducción de la desigualdad (en Chile, uno por ciento de la población tiene 26% de la riqueza). El clima político se encuentra todavía en delicada situación, con la Convención avanzando y mucha presión desde todos los sectores por profundizar los cambios o retrasarlos (contexto en el que se destaca el llamado “movimiento amarillo”, al que se ha acusado de intentar un clima de rechazo al cambio como el instaurado antes, durante y después del golpe contra Allende en 1973).
Boric anticipó que atenderá prioritariamente la reforma asistencial para desarrollar un nuevo sistema de acceso universal a la salud pública; también avanzará en una reforma del régimen jubilatorio que posiblemente elimine a las AFP, un nuevo sistema educativo público gratuito que -sin perder estándares de calidad- garantice el acceso universal a todas las ramas y niveles de estudio, un plan que se ha dado en llamar “transformación productiva verde” que supone un cambio de paradigma en el desarrollo de proyectos económicos sustentables.
Ha planteado que los cambios deben hacerse “paso a paso”, para no terminar retrocediendo si hay demasiadas reacciones. Aunque tampoco renunciará a desarrollar su agenda porque es consciente de que fueron los dramáticos reclamos populares de estos últimos tres lustros los que fundaron su entronización como estadista.
En su amplio gabinete, más de 20 ministros y ministras, conviven compañeros de militancia como la mencionada Vallejo o Giorgio Jackson, figuras destacadas de la sociedad civil como la ex presidente del poderoso Colegio Médico chileno, Izkia Siches (a cargo de Interior y Seguridad); todos van a estar en su Comité Político junto al ministro de Hacienda Mario Marcel y la titular de Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana. También lo acompañan académicos con volumen político como el destacado Esteban Valenzuela (ex intendente y diputado, a cargo de Agricultura) y su edecán será una mujer, Cecilia Navarro, oficial de Carabineros. Mujeres serán también las titulares en Defensa, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Justicia, Salud, Minería, Bienes Nacionales, Ambiente, Deporte, Cultura, Mujer y Equidad de Género.
Para Economía eligió a un moderado, Mario Marcel, con carrera en el Banco Central de Chile y manejo de temas presupuestarios y previsionales, de filiación socialista, con participación en varios gobiernos de la Concertación. También estuvo en el BID.
Con relación a la Argentina, habló a solas con Fernández. El desafío bilateral es recuperar la confianza, volver a generar un clima propicio para la vinculación. Once provincias limitan con Chile (hay más de cincuenta pasos cordilleranos) y otras (como Córdoba) se vinculan a su red de influencias. Se necesitan políticas y acciones específicas por regiones, en materia de logística, transporte, puertos, energía (la provisión de gas fue materia de la conversación), intercambio comercial, protección e inversiones, aprovechamiento de recursos naturales (minería y agricultura).
Su ejemplo como figura que se construye desde abajo, con un gran manejo de la comunicación, emergente genuino de un proceso de cambio, también es un espejo en el cual pueden mirarse aquellos dirigentes que alcanzan espacios de manera rápida e inconsistente, por ligazón a familias o grupos poderosos. Los ojos del mundo se posaron sobre Chile, esperemos que esté a la altura.