John Paul Lederach una vez más nos sorprendió con una visión en la Conversación on line con Francisco Diez, facilitada por la mediadora Irina Chausovsky, compartida por Zoom el viernes 3 de abril. Allí apreciamos una interesante idea/herramienta para poner en valor en la facilitación de conflictos sociales complejos, y que hoy compartimos en esta columna de aprendizaje colectivo.
Nos dice Lederach: Trabajemos en gestión de conflictos como trabaja la araña para construir su telaraña. Los primeros hilos que la araña teje son los puntos de anclaje, que circundan la telaraña; son los más alejados geográficamente y son flexibles.
Estos puntos son distantes y cubren el espacio, se unen, cruzan y se pueden identificar porque la araña ha circulado una y otra vez por esos lugares. Luego teje en círculos, con movimientos del centro a los márgenes y nuevamente al centro.
Teje constantemente, vuelve siempre a los puntos de anclaje. Mira el mundo desde cada uno de esos puntos y conecta los puntos de anclaje, que son marginales geográficamente (los más extremos) y son polarizados en cuanto a la percepción del mundo. Esos primeros hilos son los más duraderos en el tiempo.
Las telarañas se destruyen varias veces y la araña tiene que volver a hacerla, pero los puntos de anclaje tienen como fortaleza mantener el propósito a pesar de los golpes que reciban, y el propósito es que esos hilos duren en el tiempo porque es la infraestructura clave de los puntos que se entrecruzan.
Aplicado al contexto social, la conflictividad es una telaraña de relaciones y, si imitamos a la Macura, debemos encontrar los quiénes estratégicos (puntos de anclaje), que estén en los extremos, que son actores claves ya que tienen la capacidad de tejer algunas relaciones que van más allá de sus decisiones y mantenerlas a pesar de los golpes que pudieran venir, conservando el propósito.
Mantener el propósito a pesar de los golpes significa sostener en el tiempo una calidad de relación que es a la vez honesta y conectada, generando confianza. Que soporten los dos tipos de presión que recibirán: de su propio grupo: “adónde vas?, te convencieron, te vendiste, ya no perteneces” y del grupo contrario: “¿quién sos?,¿a qué vienen?, no te creemos? por qué te interesa lo que nos pasa?”
Quienes intervengan en esos conflictos deben tener la capacidad de nutrir para que esas relaciones perduren en el tiempo con diseños que permitan que un grupo sea capaz de tener fluidez de posibles ideas y entendimientos que no se radiquen sólo en su contexto (o espacio separado).
Los facilitadores deben empezar con menos énfasis (casi nada) en la solución del conflicto. Entender el contenido (que es lo más visible: las posiciones) pero no pararse en la solución de ese contenido y preguntarse quiénes son las personas claves (quiénes estratégicos) para la solución.
Los facilitadores deben trabajar para lograr esa empatía colectiva que favorecerá la gestión del conflicto, circulando permanentemente en conexión con esos puntos de anclaje geográficos y de percepción de polarización (que entienden la narrativa -ya que la gente agrega significado a sus experiencias-).
Las fortalezas de esos quiénes estratégicos, tal como hace la araña son por un lado su interdependencia, porque los hace fuertes y a su vez su independencia, así cada parte es fuerte, aún en los momentos en que otras partes sean afectadas. Así teje la araña y el mal tiempo podrá romper algunos hilos, pero no podrá derrumbar los puntos de anclaje.
Un excelente resumen de este proceso lo proporcionó el destacadísimo mediador Francisco Diez, y al respecto dijo: “la transformación… entonces, siguiendo el ejemplo de la araña, se realiza primero poniéndonos en los extremos, identificando los actores claves en los distintos lados o grupos (quiénes estratégicos), no es un grupo de yo con yo, es un grupo de gente que está en un extremo y ve la realidad desde allí, y gente que está en el otro extremo y ve la realidad desde ese otro lugar.
Luego ayudarlos, acompañarlos para que establezcan una relación, un hilo relacional con propósito, que permanezca en el tiempo. Ese propósito es de transformación de los patrones que generan la exclusión y la violencia. Esas relaciones que se establecen van generando un espacio nuevo, un espacio relacional que puede ser el motor de la transformación”.
* Mediadoras.
Excelente artículo, muy buenos aportes para tener presentes a la hora de dar tratamiento a los conflictos en las Mediaciones.
Felicitaciones Gaby Magris y Mónica Cornaglia!!!
Una visión innovadora, Cuando uno puede creer que ya está todo dicho, hay quienes sorprenden y construyen otro nivel del saber y lo comparten. Excelente.
EXELENTE