viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Análisis de coyuntura económica en tiempos electorales: “Y el tiempo no para”

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Por José María Rinaldi. Economista. Docente de la UNC 

Luego del inesperado triunfo del Ministro de Economía, por propios y ajenos y por la amplia diferencia de siete puntos con el segundo de la Libertad Avanza, un balotaje bifurcará los caminos en dos propuestas simétricamente opuestas: la que propone Milei, centrada en que todo los objetivos de la política económica deben quedar total y absolutamente en manos del mercado, esto es, la asignación de los recursos, la distribución del ingreso y la estabilidad de los balance básicos de la economía (monetario, fiscal y externo); mientras que en la propuesta de Massa, esos mismos objetivos deben lograrse con la intervención del Estado, con instrumentos regulatorios e intervención directa en producción de bienes y prestación de servicios.

Lo sorprendente del resultado de la primera vuelta, recién mencionada, lo constituye el hecho de que se da en un escenario económico signado por fuertes presiones inflacionarias, recesión y con un claro deterioro social, sumado a las severas restricciones externas. En ese contexto, se deberá concurrir a elegir entre una propuesta con esos resultados que están atravesados por el descontento social, el mismo que en las PASO llevó a legitimar la extrema derecha autoritaria que desprecia a los representantes y la reconstrucción de la democracia durante las últimas cuatro décadas, aunque en primera vuelta se hayan «desinflado». Sin embargo, allí están, constituyendo una alianza estratégica con algunos sectores de Cambiemos y con alguna posibilidad de gobernar.

Sin embargo, lo importante son las propuestas y soluciones que planteamos en el diagnóstico del escenario económico. Del lado de La Libertad Avanza, los instrumentos para lograr los objetivos de la política económica surgen del libre mercado, dolarización, apertura comercial, aniquilación del rol del Estado, privatización de bienes públicos o cuasipúblicos, como educación, ciencia y técnica, salud, aerolínea de bandera, energía, gas, petróleo, litio, etcétera. Todo ello, con un alineamiento de «relaciones carnales» internacionales con los Estados Unidos.

No es dejá vu… ¡ya lo vivimos!. Nada novedoso para la historia, los mismos lineamientos que llevaron a la economía argentina a todos sus problemas estructurales de restricciones externas, bimonetarismo, crisis financieras recurrentes, corridas cambiarias, reprimarización de la economía, lógica de la moneda, apertura, deuda y fuga, con las consecuentes inestabilidades macroeconómicas que terminan cerrando con la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados y autónomos pesificados, en favor del uno por ciento más rico de la población y con mayor pobreza e indigencia.

Por su parte, en el actual gobierno de origen popular, los desafíos estructurales no fueron abordados o hubo conductas dubitativas o, si fueron abordados, lo hicieron de manera insuficiente. Todo ello, en un contexto internacional con grandes desafíos y oportunidades, especialmente en lo referido a la innovación de las industrias nacionales, lo que nos obligaría a definir un patrón y una estrategia de integración industrial de manera vertical. Todo ello en un clima de grandes cambios a nivel geopolítico.

Todos estos desafíos están en las antípodas de las evidencias empíricas que contradicen de manera contundente el ideario neoliberal, que han desempolvado las ideas del mercado como un verdadero elixir.

Por su parte, Unión por la Patria, ante las adversidades descriptas más arriba, propone no romper todo y diseñar un proyecto de desarrollo nacional a partir de recuperar divisas para el año que viene, sin sequía y con la maduración de los proyectos, todavía primarios, en los sectores mineros y energéticos. Ello ayudaría a un proceso de estabilización inflacionaria por vía del ingreso de divisas, la sobrevaloración del peso y la disciplina fiscal y monetaria.

Obsérvese que, en lo referido al diagnóstico monetario-fiscalista, fácticamente la relación déficit como causa de la inflación no ha mostrado ningún tipo de correlación y tampoco en trabajos econométricos desarrollados por el FMI. Además, si el programa de estabilización inflacionaria no va acompañado de mecanismos regulatorios que actúen como simuladores de competencia en los sector formadores de precios monopólicos, duopólicos y oligopólicos, serán en vano los esfuerzos realizados.

Otro requisito fundamental es la transformación de la matriz productiva, para sustentar el ingreso de divisas sin restricciones externas, y un proceso de equidad distributiva diseñado y guiado por el Estado. No existe ningún país del mundo desarrollado que lo haya logrado sin industrialización, participación del Estado y equidad distributiva.

El futuro está preñado de potencialidades, pero también de riesgos.

La democracia se encuentra ante una bifurcación: un proyecto de desarrollo nacional con un Estado Presente y una propuesta de libre mercado con dolarización y desaparición del Estado.

Sería todo un gesto no repetir el pasado que, como dice el cantante brasileño Cazuza en su tema Y el tiempo no para: «Yo veo el futuro repetir el pasado. Veo un museo de grandes novedades. Y el tiempo no para, no para».

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