El Senado aprobó la norma que adapta la legislación interna al esquema mundial de 2021. En la antesala de la competencia, se toman medidas para garantizar la seguridad de los atletas, pese a que aquélla sigue en duda
La semana pasada, sobre tablas y sin debate, el Senado aprobó la reforma de la Ley de Régimen de Prevención y Control del Dopaje en el Deporte, que adecua la legislación interna al nuevo Código Mundial Antidopaje 2021.
La Cámara Alta se pronunció por unanimidad y así siguió la petición del Ejecutivo, que había solicitado su sanción antes del 12 de abril, por la proximidad de eventos deportivos en los que Argentina participará, como la Copa América y los Juegos Olímpicos de Tokio.
Se modificaron 66 artículos de la ley 26912, sancionada en 2013, reformada a raíz de las diferentes enmiendas que tuvo el Código Mundial Antidopaje en 2009, 2015 y 2018.
Si la situación sanitaria lo permite, los Juegos Olímpicos se desarrollarán entre el 23 de julio y el 8 de agosto; y los Paralímpicos tienen fecha de inicio el 24 de agosto y de cierre el 5 de septiembre.
El 1 de enero entró en vigencia un esquema actualizado y el Legislativo debió tomar cartas en el asunto.
Entre los cambios, se aclaró qué conductas constituyen falta de incumplimiento de informar sobre la localización de los atletas y se incluye al personal de apoyo de éstos como sujeto activo de la infracción de posesión de “sustancias o métodos prohibidos”.
Asimismo, se ampliaron los alcances de la infracción de administración o intento de administración, complicidad y asociación prohibida, introduciendo como conductas punibles los actos de “intimidación o venganza”.
Una reforma importante es la que prevé que cuando la infracción se deba a una sustancia de abuso, si el atleta puede demostrar que la ingestión o uso ocurrió fuera de competencia y no tuvo relación con el rendimiento deportivo, el período de suspensión será de tres meses, sanción que será reducida a un mes si demuestra que hizo “de manera satisfactoria” un programa aprobado por la Comisión Nacional Antidopaje con el asesoramiento de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
Japoneses
En diciembre, una encuesta de la cadena pública NHK reveló que la mayoría de los japoneses (más de 70%) se mostró reticente a la realización del evento, previsto para julio, y planteó reprogramarlo o, directamente, cancelarlo a causa de la pandemia de coronavirus.
En ese momento las primeras vacunas ya estaban en el mercado y la “segunda ola” no había golpeado a Europa.
No obstante, los organizadores y los funcionarios nipones descartaron cualquier posibilidad de un nuevo aplazamiento de Tokio 2020, los primeros Juegos Olímpicos de la historia que se pospusieron en tiempos de paz.
En enero de este año, el director Adjunto del Comité Olímpico Internacional (COI), el español Pere Miró, anticipó que se creará una “burbuja olímpica” para proteger a los 40 mil atletas acreditados para los juegos de Tokio.
El dirigente aseguró que “desde que se cuelguen la acreditación y hasta que se la saquen” habrá un sistema que los protegerá. “Será como un mundo aislado”, precisó.
Sin embargo, advirtió: “Hoy por hoy podemos decir que los juegos se hacen, pero en este mundo tan cambiante, con agendas que varían de un día para otro, nada es seguro, hay que ver cómo evoluciona todo”.
Poco antes, durante una visita a Japón, el titular del COI, el alemán Thomas Bach, informó que los deportistas no estarán obligados a vacunarse pero que serán “invitados” a hacerlo.
Prioritarios
La nueva crisis sanitaria global por la escalada de casos de covid motivó a varios países, como México y Kenia, a tomar medidas preventivas, y hace semanas comenzaron a inmunizar a los integrantes de sus delegaciones.
En México, las autoridades encuadraron a los atletas que irán a Tokio como “prioritarios” en su campaña de vacunación.
Hasta ahora, Corea del Norte es el primer país que desistió oficialmente de los juegos.
El gobierno de Kim Jong-un resolvió que no participará de la competencia que se realizará (o debería realizarse) entre el 23 de julio y el 8 de agosto para “preservar la salud pública de los deportistas”.
Ésta es la primera vez que Corea del Norte opta por no disputar medallas desde 1988, cuando boicoteó la cita en Seúl, la capital de Corea del Sur. En 1984, tampoco había acudido a Los Ángeles.
Cancelaciones
En Tokio, por lo pronto, los organizadores de los juegos cancelaron un torneo de prueba de waterpolo porque, según se reportó, los responsables técnicos no pudieron entrar a Japón debido a los estrictos procedimientos.
En tanto, la FINA, el organismo rector de la natación mundial, anunció en su web la suspensión de la prueba de la Copa del Mundial de salto prevista para entre el 18 y el 23 de este mes en Tokio e hizo lo propio para la competición de nado sincronizado, que estaba agendada para el 14 de mayo.
Japón, que confirmó 9.200 muertes por coronavirus, gestionó la pandemia mejor que muchos países pero no tan bien como la mayoría de los asiáticos.
Para los Juegos Olímpicos, 15.400 deportistas de todo el mundo entrarán a su territorio, así como decenas de miles de árbitros, expertos y periodistas, y la situación epidemiológica podría complicarse.
Con esa preocupación en la mira, se decidió que el público extranjero no podrá asistir (ya se habían vendido más de 600 mil entradas, cuyo valor será reintegrado); y recientemente el gobierno de Osaka solicitó que se cancele el paso de la antorcha olímpica por la ciudad, previsto para el miércoles, ya que ésta registra un repunte de casos.
Bach ya adelantó que todavía deberán tomarse más decisiones difíciles para fortalecer la seguridad, y el comité organizador japonés reconoció que los próximos juegos serán completamente distintos a los del pasado, pero que “el sentimiento y la expectación serán los mismos”.