Un plan a ocho años plantea construir 104.200 viviendas por año, generar 125.000 empleos formales y contribuir a que 67.800 hogares salgan de la pobreza. Representa un costo neto de US$2.000 millones anuales, donde se ha considerado los recuperos por la recaudación de impuestos pagados por la construcción, de aporte al consumo por los nuevos trabajadores y el ahorro de subsidios a trabajadores que consiguen empleo formal
Por Laura Pantoja – [email protected]
Un plan de políticas a “tres bandas”, por medio de la construcción de viviendas, podrá reducir simultáneamente el déficit habitacional, el déficit de empleo y la pobreza, según se desprende de un estudio preliminar que lleva adelante Economic Trends en el marco del Foro Económico de la Construcción para la Delegación Córdoba de la Cámara Argentina de la Construcción.
La construcción juega un rol importante por su gran capacidad de absorber trabajadores desocupados u ocupados de manera informal, especialmente mediante la construcción de viviendas.
Un plan a ocho años- es decir, dos gestiones presidenciales- podrá eliminar el déficit habitacional actual en hogares pobres mediante la construcción de 104.200 viviendas equivalentes por año (ver concepto en los Tres Círculos del Déficit); a su vez, podrá generar 125.000 empleos formales directos durante ocho años y contribuir a que 67.800 hogares salgan de la pobreza, de acuerdo al relevamiento -en proceso- al que accedió Comercio y Justicia tras la presentación de Gastón Utrera, presidente de Economic Trends, en el marco de un almuerzo sectorial organizado por Ceduc semanas atrás.
“Todo representa un costo neto de poco más de US$ 2.000 millones anuales, una vez considerados los recuperos provenientes de la recaudación de impuestos pagados por la construcción, la recaudación de aportes e impuestos sobre el consumo pagados por los nuevos trabajadores formales, la recaudación de impuestos pagados por otras actividades impulsadas por el derrame de la construcción y el ahorro de subsidios sociales de trabajadores que consiguen empleo formal”, adelantó Utrera.
Parte del proyecto forja sus bases en una estimación reciente, que muestra que 40% de los hogares pobres en Argentina podrían dejar de serlo si sus integrantes desocupados o empleados informalmente consiguieran un empleo formal en el sector en que trabajaban antes de quedar desempleados, en el caso de los primeros, o en el que trabajan actualmente, en el caso de los segundos.
En ese sentido, el sector de la construcción podrá cumplir un rol importante en una agenda de políticas públicas de creación de los empleos necesarios en el presente.
Por otra parte, el mismo estudio muestra un impacto desproporcionado de la construcción: mientras el sector no supera 5% del tamaño de la economía , podrá permitir una reducción de 22% en la pobreza ocasionada por déficit de empleo, mediante la creación de empleo formal para los desempleados con trabajo previo en la construcción y para los empleados informales en el mismo sector.
El estudio plantea que el potencial de la construcción puede aprovecharse a través de la construcción de viviendas, ya que se trata de la actividad con mayor mano de obra intensiva dentro de las distintas actividades de la construcción.
Tres bandas
Con todo, la propuesta plantea una estrategia a “tres bandas”, a través de la construcción, con la que asegura, se podrá: reducir el déficit habitacional de los hogares pobres que no pueden solucionarlo por su cuenta; reducir el déficit de empleo de hogares cuyos integrantes podrán trabajar en la construcción (porque ya lo han hecho en el pasado, o porque lo están haciendo de manera informal en el sector) y reducir la pobreza a través de los mayores ingresos de las familias cuyos integrantes consigan empleos formales en la construcción (Ver ambos gráficos)
Pensar en los empleos del presente
Los integrantes del Foro de la Construcción y la Cámara de la Construcción Argentina a través de este informe, que aún no fue presentado oficialmente, instan a que el Gobierno Nacional no sólo piense en los “empleos del futuro”, sino en los “empleos del presente”, porque su ausencia es causal de pobreza.
“Argentina debe pensar en los empleos del futuro porque, por un lado, la cuarta revolución industrial es imparable y, tal vez más importante aún, porque ya cuenta con recursos humanos calificados en servicios basados en el conocimiento, como software, servicios informáticos, diseño y servicios profesionales de exportación, entre muchos otros, y en industrias con conocimiento embebido en productos, como implementos médicos, líneas robotizadas de producción, instrumentos de medición industrial, entre muchos otros”, expresa.
En ese sentido, la investigación recuerda que el Gobierno Nacional ya está diseñando y ejecutando políticas para la generación de tales empleos calificados, a través de la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento, y desde el sector privado se elaboran iniciativas para el diseño de políticas industriales modernas, basadas en la diversificación productiva hacia productos de alta complejidad, con conocimiento embebido en productos.
Todo esto, refiere el informe, podrá permitir aprovechar recursos calificados existentes y potenciar su generación en el tiempo.
No obstante, remarca: ”Argentina también debe pensar en los empleos del presente, porque parte del elevado nivel de pobreza actual es consecuencia de hogares que no pueden generar suficientes ingresos por carecer de empleos de calidad, y cuyo perfil educativo de sus integrantes está lejos del perfil de los empleos del futuro”.
Los tres círculos del déficit
Con la información disponible al momento del informe, el gráfico muestra en sus tres círculos:
(a) Los hogares con déficit habitacional, grupo que incluye hogares residentes en vivienda precaria, en situación de cohabitación (más de un hogar por vivienda) o en situación de hacinamiento (más de dos personas por habitación dormitorio)
(b) Los hogares con déficit de empleo, grupo que incluye hogares con integrantes desempleados o empleados en negro
(c) Los hogares con déficit de ingresos, grupo que incluye hogares con ingresos totales por debajo de la línea de pobreza.
Las intersecciones entre estos tres círculos muestran segmentos de hogares con más de un déficit. Por ejemplo, en el segmento S7 los hogares tienen los tres tipos de déficit (1,167,762 hogares), mientras que en el segmento S6 los hogares tienen dos de los tres tipos de déficit (déficit de vivienda y déficit de ingresos, 440,382 hogares).
En conjunto, los segmentos 6 y 7 son los que incluyen a los hogares pobres con déficit habitacional, que no podrían acceder a una vivienda acorde con sus necesidades sin algún tipo de política pública específica. Como muestra el gráfico, 1.6 millones de hogares tienen déficit habitacional y, además, son hogares pobres (segmentos S6 y S7).
Para cuantificar su necesidad de viviendas, es necesario tener presente que no todos ellos necesitan una vivienda completa (la necesitan los hogares residentes en viviendas precarias y en situación de cohabitación), ya que los hogares en situación de hacinamiento sólo necesitan habitaciones adicionales.Viviendas equivalentes
Una forma de cuantificarlos es con el concepto de “viviendas equivalentes” para las que se considera, por ejemplo, viviendas de 52.5 m2 y habitaciones adicionales de 10 m2 , lo que arroja, para ese 1.6 millones de hogares, un déficit de 833.584 viviendas equivalentes . A un costo de US$ 614 por m2 , se trata de una inversión de US$26,871 millones que, luego de computar los distintos recuperos directos e indirectos para la Nación y las provincias, se reduce a una inversión neta de US$ 19,143 millones.Descomposición del costo de construcción de viviendas sociales
Esto surge de considerar (a) los impuestos nacionales, provinciales y municipales que pagan las empresas constructoras, (b) los aportes patronales que abonan los trabajadores adicionales, y los impuestos al consumo que pagarían dichos trabajadores a través del consumo de sus salarios de bolsillo, (c) los impuestos nacionales y provinciales que pagan, en promedio, los restantes sectores de la economía nacional traccionados por la construcción de las nuevas viviendas y (d) los planes sociales que se ahorrarían por la creación de nuevos empleos. El gráfico resume estos recuperos en forma de porcentaje del costo total de una vivienda.
Los escenarios y simulaciones a partir de las estimaciones
Distintos escenarios y políticas se simulan través de todas estas estimaciones como por ejemplo, el de la construcción de 104.200 viviendas por año (la octava parte del déficit habitacional actual en hogares pobres), con un costo bruto anual de US$ 3.359 millones (por estimación de US$ 614 por m2 , con viviendas de 52.5 m2 ), y un costo neto anual de US$ 2.015 millones(por estimación de 60% de costo neto, una vez computados los distintos tipos de recupero).
Por otra parte, la generación de 125.000 empleos formales directos adicionales durante ocho años (1.2 trabajadores por vivienda por año), lo que permite sacar de la pobreza a 67.800 hogares, según simulaciones a partir de datos de la Encuesta Permanente de Hogares.
A su vez, el costo neto prorrateado entre los trabajadores ascendería a US$ 1.344 mensuales por trabajador durante los ocho años.
El costo neto prorrateado entre los hogares que dejarían de ser pobres ascendería a US$ 2.475 mensuales por hogar durante ocho años.Más posibilidades
Es estudio agrega que para llevar las ideas a la práctica, deberían tenerse en cuenta lo siguiente:
• La posibilidad de reducción del costo total del proyecto a través de la reducción del tamaño de las viviendas
• El cálculo de los niños y adolescentes que mejorarían sus oportunidades de desarrollo personal e intelectual, generando una plataforma más apropiada para el diseño de políticas sociales que apunten a soluciones sustentables a la pobreza.
• La inclusión en el análisis de las proyecciones demográficas durante los ocho años del proyecto.
• La extensión del análisis a los impactos de la construcción de viviendas destinadas a los hogares no pobres (segmentos S3 y S5 del gráfico 1) a través de incentivos a la construcción privada, en línea con el planteo del Gobierno Nacional de una iniciativa legislativa en ese sentido, que podría enriquecerse luego del cómputo de todos los recuperos directos e indirectos de los distintos niveles del Estado.
El informe indica que esta metodología de análisis propuesta, junto con los puntos anteriores, podría permitir fundamentar con rigurosidad un proyecto de financiación internacional a través de organismos multilaterales de crédito, que financie el costo neto del plan.
“Dicho plan podría actuar como una especie de empalme para que, luego de ocho años, sea la actividad privada la que absorba a los trabajadores empleados durante ocho años a la construcción de viviendas sociales”, finaliza.Déficit Habitacional
El último déficit habitacional registrado en la provincia de Córdoba alcanzó en el tercer trimestre de 2018 a 253.443 hogares; 2,2 por ciento por debajo de igual trimestre de 2017.
Respecto a la distribución de las 253.443 familias con problemas de vivienda, 136.528 tienen ingresos que se ubican por debajo de la línea de pobreza, situada en 14.400 pesos.
En tanto, 70.273 eran hogares con ingresos de entre uno y dos “líneas de pobreza”, 39.957 entre dos y cuatro líneas de pobreza y, finalmente, 7.291 son familias que tienen ingresos de más de cuatro líneas de pobreza, esto es por encima de los 53.300 pesos.
En paralelo, de las 58.105 viviendas nuevas requeridas -otras sólo necesitan ampliación o refacción-, 21.124 eran habitadas por familias con ingresos menores al límite de la pobreza, otras 12.928 en el segmento siguiente, 20.073 eran hogares con ingresos de entre dos y cuatro líneas de pobreza y 3.980 eran hogares con ingresos mayores a 53.300 pesos.
El déficit habitacional habla de la necesidad de viviendas nuevas pero también de refacciones o ampliaciones en el caso de aquellas propiedades habitadas por más de una familia o por familias numerosas y refiere a las condiciones de hacinamiento.