La tradicional clínica cordobesa invirtió millones de dólares en equipos de medicina nuclear y asegura que va a recuperar la inversión. Reconocen que cerraron 200 clínicas en la provincia, pero son optimistas hacia el futuro próximo y el recambio de gobierno
Por Javier De Pascuale – [email protected]
La devaluación de casi 30% de la semana pasada hizo estallar por los aires los esquemas de precios relativos de muchos sectores de la actividad económica, y con ello también se llevó puestos muchos planes de inversión en sectores y empresas. Es el caso de los servicios de salud, actividad actualmente doblegada por una facturación pesificada cada vez más afectada por la recesión y por insumos dolarizados de costos crecientes.
En ese escenario, a pesar de haber sentido el “cimbronazo” de la megadevaluación, “como todos” según reconoció ayer Bartolomé Allende a Comercio y Justicia, Sanatorio Allende enfrenta la crisis con una renovada apuesta al crecimiento y la inversión.
La tradicional clínica cordobesa cumplió 80 años, estrenó recientemente nueva sede en el norte de la capital provincial y sigue invirtiendo en tecnología de vanguardia para responder a su plan de desarrollo a diez años. Con el objetivo de completar y aportar mayor integridad al servicio de diagnóstico por imágenes, compró este año dos nuevos modelos de cámara Gamma y un equipamiento denominado PET, que permite explorar los procesos biológicos y eficientizar la atención en los pacientes oncológicos.
“Si bien la tecnología PET CT está presente hace algunos años en Córdoba, la gran novedad es que ahora se encuentra en un sanatorio polivalente, que tiene un alto volumen de pacientes oncológicos y quirúrgicos a quienes se les facilitará una mejor y más rápida toma de decisión a la hora de evaluar un tratamiento. Estos estudios aceleran los tiempos a pacientes, que justamente, lo que menos tienen, es tiempo. Es un salto cualitativo muy importante”, dijo a este diario el jefe del servicio de medicina nuclear del sanatorio, Marcelo Clariá .
El nuevo equipamiento, de origen estadounidense y que requiere para su funcionamiento de insumos radioactivos que deben ser traídos en avión todos los días desde Buenos Aires, donde se encuentra el único acelerador de partículas que los produce, requirió una inversión de 1,5 millón de dólares. “Felizmente logramos una financiación muy favorable a esa inversión”, confió Marcos Lozada, del directorio de la empresa. Si bien el Allende se endeudó fuertemente en dólares para ejecutar su crecimiento de los últimos años, la firma confía en pasar el actual invierno económico porque tiene la deuda “calzada” con ingresos genuinos.
A su alrededor, más de 2.500 clínicas y sanatorios de todo el país “sufren la crisis”, según denunció esta semana el sindicato de la actividad, ATSA. “Córdoba perdió 200 clínicas en los últimos años”, reconoce Lozada, para quien la sobrevivencia a la crisis actual “no depende del tamaño, no hay diferencia entre clínicas grandes o pequeñas”. Se sentirá fuertemente “en aquellas que ya venían con problemas sin resolver” o en las que dependen de la oferta pública de salud, de las grandes obras sociales como Pami o Apross, estiman en el sector privado. “Hoy clínica que se cierra no se ocupa, no se recupera”, afirma quien encabezó durante muchos años la Cámara empresarial que reúne a las clínicas privadas de Córdoba, Caescor.
Tecnología PET “ahorra tiempo y dinero”
“El equipo Pet -bien usado- ayuda a ahorrar dinero al sistema”, aseguró Marcelo Clariá, jefe del servicio de medicina nuclear del sanatorio. “Por ejemplo, si un paciente de 40 años se hace una placa de tórax y le da que tiene un nódulo, luego se hace la TAC (tomografía), luego la biopsia -con el riesgo de complicación que tiene- más la internación, para finalmente contar con el resultado que puede ser positivo. En cambio, si se hace el estudio con PET, le da directamente negativo y no tiene que someterse a más nada, en caso que sea positivo, hasta que no se demuestre lo contrario, tiene cáncer de pulmón en 90%”, dijo el doctor. El estudio le permite ahorrar tiempo al paciente, dándole de esta manera más chances, y dinero al propio sistema de salud porque se evita varios procesos, explicó Clariá. Un estudio de este tipo cuesta entre $30 mil y $40 mil.