ESCUCHAR“No ser nada y cómo lograrlo” es la premisa que encabezó la charla de Norberto Chaves, ante un auditorio de jóvenes profesionales de la comunicación y el diseño, el sábado pasado en la Biblioteca Córdoba. El autor español de “La imagen corporativa”, “El oficio de diseñar” y socio de I+C Consultores, más allá de explayarse sobre su vasta experiencia en la materia, prefirió dar un “consejo en forma de conferencia” y trató aspectos relacionados con la profesión, el ser humano y el perfil del comunicador.
En una entrevista exclusiva con Comercio y Justicia, el asesor de empresas como Telecom, Disco y Acindar, explicó su teoría sobre un síntoma muy frecuente en los profesionales del momento, al que tituló como “alienación profesionalista”.
¿A qué se refiere con “alienación profesionalista”?
Es el contraste y la relación entre la formación personal con la capacitación profesional. A mayor formación humana, global y cultural de un individuo, mejor será su interpretación de los requerimientos de sus clientes.
Alguien alienado es quien cree que la mera profesión puede resolver los problemas de la comunicación humana. Es alguien que vive encerrado en su propia oficina.
¿Podría citar un ejemplo?
Un profesional que no sabe nada de cultura, que no escuchó nunca música clásica, tiene una tara. Un profesional que no tuvo relaciones afectivas, solidarias, que no sale de su estudio y no se vincula con colegas, no puede desarrollar una idea. No puede realizar una interpretación profunda de la identidad a la cual debe vestir. No puede aplicar un lenguaje culto, con un fondo literario, poético, artístico o cultural pertinente a la institución que lo contrata.
¿Cuáles son las cualidades de un buen profesional?
Una persona que sabe actuar con sus colegas sin caer en el “ombliguismo”, es decir creer que con su profesión puede totalizar el problema. Un trabajador culto y seguro de sí mismo no es el epicentro del mundo y sabe incorporar valores de otros colegas. Además, está permeable al aprendizaje de otros rubros, sabe enriquecerse.
¿Qué niveles de alienación profesional detecta en nuestro país?
Esta enfermedad es mundial, pero es más notable en profesionales que tienen mayor fuerza mediática como los arquitectos y los diseñadores industriales. Ellos muchas veces trabajan para conseguir sólo notoriedad pública, pierden la calma y entran a girar en el estrellato. Son los arquitectos del espectáculo, cuya inseguridad les atribuye una actitud sectaria ensalzada por lo mediático.
¿En qué medida esta actitud afecta al cliente?
Afecta al cliente que no busca sensacionalismo. El alienado usa al cliente para fortalecer su protagonismo. En cambio, no afecta a la empresa cuando ella busca lo mismo, pero sí perjudica a la sociedad entera con un nivel de histeria que destruye las ciudades.
Por ejemplo, en Barcelona, de donde yo provengo, son todos edificios histéricos y parece un parque de diversiones. Para hacer alarde de su trabajo, los arquitectos lesionan piezas de gran valor histórico sólo para priorizar su protagonismo. Así, la vida se vuelve una paranoia.
¿Pero se logra el objetivo de llamar la atención?
