Más allá del obvio juego de palabras -llevan la arquitectura en su ADN-, ellos entienden que continuar con el legado familiar es una llave para el éxito.
Evelin Chiaraviglio – [email protected]
#LosHerederos, una serie de contratapas que presentará, miércoles de por medio, perfiles de jóvenes profesionales, líderes en sus ámbitos de actividad, que han “tomado la posta” en el mercado laboral actual, algunos incluso continuando con un legado familiar. Es el caso de Pablo y Nicolás Valcárcel, que en febrero de 2015 decidieron montar un estudio de arquitectura junto con su padre, Erick, profesional de vasta trayectoria, quien cofundó -hace más de 30 años- GAMA, junto con Jorge Petrone.
En diálogo con Comercio y Justicia, los arquitectos, de 33 y 30 años, respectivamente, hablaron sobre cómo tomaron la determinación de trabajar junto a su padre y los desafíos a los que se han enfrentado en ese recorrido. Además, su visión de empresarios jóvenes sobre la coyuntura económica y los proyectos de envergadura en los que se encuentra trabajando el estudio.
– ¿Cómo nace Valcárcel y Asociados? ¿cómo fue tomar la decisión de montar el estudio junto con su padre?
Pablo: Somos hermanos y nos criamos con la arquitectura desde que nacimos, prácticamente, porque tanto mi mamá como mi papá -quienes se conocieron en la facultad- son arquitectos. Mi viejo arrancó muy joven con la profesión, ni siquiera se había recibido y ya estaba trabajando en empresas grandes durante las décadas del ‘70 y ‘80.
Nicolás: Si mal no tengo entendido, él estaba en tercero o cuarto año de la facultad cuando ya tenía arquitectos recibidos a cargo.
P: “Konstrucciones” se llamaba la empresa en la que comenzó mi papá, era una firma muy grande en aquel entonces, y después -creo que en 1986 ó 1987- fue uno de los fundadores de la empresa GAMA, junto con Jorge Petrone. De hecho, hoy por hoy no está ninguno de los dos. Mi viejo decidió abrirse. Para nosotros siempre fue un deseo – ya que somos todos arquitectos- hacer algo nuestro. Siempre fue un sueño. Yo trabajé durante muchos años en GAMA, él (por Nicolás) otros tantos, y esa empresa sirvió como una especie de doctorado, para hacer grandes cosas, equivocarnos mucho… porque en esta profesión, la construcción, yo creo que hay que equivocarse mucho pero no repetir los errores. Por suerte hemos tenido, a pesar de los desaciertos, grandes aciertos: muchos departamentos entregados, mucha gente muy conforme con el producto que se hizo. Finalmente, nos lanzamos solos en febrero de 2015.
– Actualmente, ¿en qué proyectos de envergadura están trabajando?
P: En primer lugar, estamos desarrollando un shopping. Es una obra de aproximadamente 3.000 m2, que se va a ampliar seguramente a 4.000 m2, con un parking para más o menos 100 autos. Va a ser el mall comercial para Valle Escondido, que es una zona que se ha desarrollado muchísimo, y ésa es una obra que iniciamos hace un año. A su vez, también hemos hecho algunas inversiones: compramos terrenos en barrio General Paz y vamos a construir un edificio de aproximadamente 43 departamentos, cocheras en subsuelo y amenities. Paralelamente, avanzamos en un proyecto de gran envergadura: un auditorio que va a tener un uso religioso. Estamos trabajando con una asociación religiosa, que quiere tener su sede aquí en Córdoba y nos ha pedido un proyecto de grandes dimensiones, que supera las del (estadio) Orfeo, con una capacidad para 10 mil personas.
– ¿Cómo están transitando la coyuntura económica y cuáles son sus perspectivas?
P: Las perspectivas yo creo que son muy buenas, al margen de toda la situación actual, tan difícil y negativa; yo creo que tenemos un “invierno”, por así decirlo, bastante duro, que va a extenderse hasta final de año. Hay que ver cómo se va acomodando la economía en función de las medidas que va tomando el Gobierno. Pienso que la construcción es una inversión muy segura. Es uno de los mejores ahorros o inversiones que la gente puede hacer, aunque es difícil por la cantidad de dinero que demanda. No está acompañada por los bancos, es decir, no hay créditos, salvo para la vivienda de clase media pero, en general, para acceder a una casa, el banco no financia. Yo creo que hay cuestiones que se van a ir activando. Hay muchos inversores grandes en Córdoba, muy inteligentes, esperando el momento justo para invertir. Hay especulación. A nosotros nos llegan muchísimas ofertas para realizar estudios de factibilidad pero la gente está expectante. Otra cuestión que no es menor es la rentabilidad; si hablamos en términos económicos, antes la rentabilidad en construcción era mucho más alta. Hoy por hoy, los precios de los materiales, las paritarias, las cargas sociales, los costos laborales y los sueldos de los trabajadores han aumentado mucho en relación con el precio de los departamentos. De hecho, esto es un dato que nosotros palpamos un poco en la calle: hay gente que tiene dinero y que en este momento es capaz de comprar departamentos por debajo del precio del mercado. La necesidad de las empresas de vender para poder continuar las obras hace que los precios también bajen.
– ¿Cómo es trabajar en familia?
N: Una de los rasgos más importantes que tiene la empresa, obviamente, es el emblema que representa mi viejo para la arquitectura de Córdoba, con toda su trayectoria. Sucede, por ejemplo, que muchas otras empresas prefieren -en el caso de hacer una consultoría o de realizar grandes emprendimientos- que él esté a cargo de esos proyectos, porque tiene una experiencia muy vasta en desarrollos de la misma envergadura. Por eso, si bien salimos a buscar proyectos, a veces los proyectos vienen a nosotros por su renombre y trayectoria. Cuando estudiaba arquitectura, mis amigos me preguntaban: “¿Estudiás por obligación, porque tu vieja y tu viejo son arquitectos?”. La realidad es que nosotros estuvimos metidos en el ambiente desde que nacimos, prácticamente, y desde siempre fue un anhelo recibirse y armar el estudio porque, en cualquier otra empresa, el sueño tiene un techo, pero algo propio es totalmente impagable.
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