ESCUCHARUna joven de 21 años denunció que uno de los seis detenidos por la violación grupal del barrio de Palermo abusó sexualmente de ella cuando ambos eran adolescentes durante una fiesta en la localidad bonaerense de Munro, informó la propia víctima y fuentes policiales y judiciales.
«No le conté a nadie en ese momento, lo anulé y tenía mucho miedo por estos mandatos sociales que nos hacen creer que nosotras somos las culpables, que lo provocamos”, dijo la joven durante una entrevista con Telefé Noticias. La joven agregó que para ella fue muy difícil hablar de este tema: «Tenía mucho miedo del ‘qué dirán».
La denuncia fue confirmada por fuentes policiales y judiciales, quienes aseguraron que la presentación fue realizada en las últimas horas en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Vicente López y que fue remitida a la Oficina Fiscal del Fuero Penal y Juvenil de San Isidro, a cargo de la fiscal Silvia Gremes, ya que si bien el acusado actualmente es mayor de edad, este episodio ocurrió cuando tenía 15 años.
«Lamentablemente pensé que yo era la culpable, que yo lo había provocado y que la culpa la tenía yo», afirmó la joven denunciante, quien al momento del hecho tenía 14 años.
La joven recordó que conoció al abusador en un club vecinal de la localidad de Munro donde compartían actividades deportivas desde los once o doce años, junto a un grupo de amigos.
El episodio ocurrió el 30 de diciembre del 2015 cuando ella y el joven concurrieron al cumpleaños de un conocido de ambos en una casa de la localidad bonaerense de Munro, en el noroeste del conurbano.
“Lo saludo, nos ponemos a hablar y en un momento me agarra del brazo, me quiere tocar y yo le dije que ´no´, había mucha gente y no me sentía cómoda. Termina tocándome igual. Cuando pude, me corro y me voy con mi grupo de amigos, y no se lo conté a nadie”, explicó.
“Años después, de ver muchas movilizaciones, me dieron ganas de denunciarlo, pero me dije ‘¿con qué?, sino tengo pruebas, es mi palabras contra la de él`. En ese momento, lo compartí con amigas mías muy cercanas que compartían un grupo con él”, agregó la joven, quien a debió seguir cruzando a su abusador por el barrio, ya que ambos vivían en la misma zona.
“Lamentablemente me lo seguí cruzando porque frecuentábamos los mismos lugares y las mismas personas, me re incomodaba, yo trataba de no saludarlo, pero alguna que otra vez tuve que hacerlo porque no tuve mucha opción”, dijo.
Sin embargo, en las últimas horas, tras la difusión de las imágenes por la violación grupal de Palermo y de las fotos de los detenidos, la joven observó el rostro de quien había sido su abusador, por lo que se animó a denunciarlo.
“No podían creer que estábamos hablando de la misma persona. Y había pasado un montón de tiempo”, dijo la chica, y resaltó que cuando ella sufrió el abuso, el atacante «no se encontraba drogado ni alcoholizado.
“Cuando lo vi (en la televisión) sabía que esto podía llegar a pasar, porque siento que el violador tiene la mente así y no la va a cambiar nunca. Quiero justicia, quiero que de verdad cumpla su condena. Lo vi, me shockeó, la verdad es que me puse muy mal, por esta chica. No sé quién es pero sé que necesita ayuda y yo estoy para lo que necesite”, finalizó.
Impunidad extrema. El 28 de febrero, seis hombres violaron a una joven de 20 años en un auto, a plena luz del día, en el barrio de Palermo. Gracias al auxilio de una pareja de panaderos, la víctima pudo ser salvada de la violencia grupal que ejercieron estos jóvenes con total impunidad.
Ruth Ahrensburg, fundadora de la Asociación con Vos explicó en diálogo con El Resaltador que la cultura de la violación se encuadra dentro de la pedagogía de la crueldad que plantea la antropóloga Rita Segato. En la cultura de la violación se naturaliza la cosificación del cuerpo de las mujeres con el objetivo de ser poseído y utilizado como si fuera un objeto. «El pacto entre varones responde a la pedagogía de la crueldad, es una competencia viril entre ellos. El objetivo no es el deseo ni la mujer, el objetivo es demostrar a sus pares cuál es más macho, viril y potente», describió Ahrensburg.
