Nueve desafíos que enfrentan las personas con discapacidad en el mundo laboral

La Organización Internacional del Trabajo difundió recientemente un reporte que sistematiza una problemática de alcance global

Las personas con discapacidad enfrentan fuertes desafíos al momento de integrarse en el mercado laboral y ésta constituye una problemática mundial que -sin dudas- se ha profundizado luego de la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento y distanciamiento social decretadas por un largo período de tiempo en los distintos países.

Al respecto, recientemente, un informe de la Organización Mundial de Trabajo abordó estas cuestiones, detallando algunos aspectos relacionados que pudieron observarse en distintos lugares.

Esta información fue sistematizada en un documento que se encuentra disponible online, en el que también se pueden observar algunos casos específicos.

Según la comunicación, se trata de nueve obstáculos significativos que muestran la necesidad de construir mercados laborales más inclusivos.

En primer lugar, el reporte señala que “las personas con discapacidad tienen más posibilidades de ser inactivas”.

Sobre este punto, se pudo conocer que la tasa de actividad de esta población en todo el mundo es muy baja y se estima que siete de cada diez no tienen ocupación, además de observarse una marcada brecha de género.

“Aunque la tasa de inactividad es más alta tanto para las mujeres como para los hombres con discapacidad que para los que no la tienen, es especialmente alta entre las mujeres con discapacidad”, explica la comunicación oficial y agrega que “esto sugiere que se enfrentan a una doble desventaja en el mercado laboral debido tanto a su sexo como a su condición de discapacidad.

“En los 60 países de los que se dispone de datos, la tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad no sólo era superior a la de las mujeres sin discapacidad, sino también a la de los hombres con y sin discapacidad”, detalló el reporte.

Estadísticas actualizadas

El sistema estadístico de la Organización Internacional del Trabajo (Ilostat) posee actualmente Indicadores del Mercado Laboral de la Discapacidad (DLMI). Esto permite conocer datos sobre población activa, ocupación, desocupación, ingresos y otras medidas de subutilización de la fuerza de trabajo. Los indicadores se presentan en tablas cruzadas según el estado de la discapacidad y utilizando otros desgloses, como la edad, el sexo, la situación en ocupación , la educación, la ocupación, la actividad económica y las zonas rurales frente a las urbanas.

En segundo lugar, otra problemática está relacionada con “las barreras de educación”, ya que en promedio el nivel educativo es inferior.

“Esto tiene un impacto significativo en sus resultados posteriores en el mercado laboral, ya que las tasas de ocupación (...) aumentan con el nivel de educación. Además, el nivel educativo está relacionado con el nivel de cualificación de las ocupaciones a las que pueden acceder”.

Por otro lado, también se presenta en todo el mundo una elevada probabilidad de desempleo para esta población.

En este caso, la tasa media de desocupación se sitúa en 7,6%, frente a un promedio de seis por ciento.

Al respecto, es importante considerar que “cualquier periodo de desocupación, especialmente uno prolongado, tiene un impacto significativo en los resultados futuros del mercado laboral. Los periodos más largos de desocupación conducen inevitablemente a muchas personas a la inactividad o pueden obligarlas a aceptar trabajos En detalle -dice el reporte en su cuarto punto- la probabilidad de que estas personas estén empleadas en la mitad en relación al resto de la población.

En este contexto, la economía informal crece en este segmento, dice la OIT. “Una gran parte de las personas con discapacidad de los países en desarrollo tienen empleos informales, que se caracterizan generalmente por la falta de seguridad y de prestaciones. En tres cuartas partes de los países de los que se dispone de datos (...) tienen más probabilidades que las que no la tienen de trabajar en el sector informal”, dice el informe y asegura que “esto implica que se enfrentan a mayores dificultades para acceder a puestos de trabajo en la economía formal, que generalmente proporcionan ingresos más seguros y estables” .

Por esto, el cuentapropismo y los bajos ingresos (o menores ingresos) surgen como una constante en los datos relevados por la organización internacional.

“Aunque la diferencia de ingresos puede deberse a que muchas personas con discapacidad trabajan a tiempo parcial, sus menores ingresos mensuales limitan su capacidad de consumo y las exponen a un mayor riesgo de caer en la pobreza”, alerta el documento.

En tanto, los jóvenes resultan los más afectados , quienes “tienen hasta cinco veces más probabilidades de estar fuera del sistema educativo y de no estar en ocupación o en formación”

Así, la mayoría no mejora “su futura empleabilidad a través de la inversión en competencias” ni tampoco adquiere experiencias, acrecentando el “riesgo especial de exclusión tanto laboral como social”.

“La tasa de ninis de las mujeres jóvenes con discapacidades es incluso mayor que la de los hombres jóvenes con discapacidades, lo que sugiere que existen barreras para su participación en el mercado laboral, así como en las instituciones educativas y de formación”, asegura la comunicación de la entidad.

Pandemia

Está claro que la disrupción instalada por la pandemia de coronavirus en materia laboral resultó otro elemento a considerar, para comprender la vulnerabilidad de esta población en todo el mundo.

“Tras la adopción de la C onvención sobre los Derechos de las Personas con Disc apacidad en 2006, se produjeron importantes avances en la lucha contra las desigualdades y los estigmas “, aseguró la OIT.

“Como resultado, la participación de las personas con discapacidad en ocupación estaba aumentando en muchos países en los años anteriores a la pandemia de covid-19. Sin embargo, durante la crisis este progreso se detuvo o incluso se invirtió, a juzgar por las pruebas que están saliendo a la luz”, explicó el documento.

Así, especificó la OIT, la proporción de esta población en materia de ocupación disminuyó de 2019 a 2020 en 11 de los 12 países de los que se dispone de datos. “Una posible razón de este deterioro es que las mayores pérdidas de empleo se produjeron en los sectores del comercio minorista y la hostelería”, precisó.

“También es posible que las personas con discapacidad que, además, tenían problemas de salud, no estuvieran dispuestas a permanecer o volver a trabajos que les pusieran en riesgo de contraer el virus”, advirtió.