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“Lo más importante es promover que exista un lazo hacia el otro”

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La tecnología y el avance de la conexión múltiple tienen una contracara de época: la soledad. Especialistas de todo el país analizaron este fenómeno, que se presenta en tiempos de mecanización y automatización del hombre.

Por Luz Saint Phat – [email protected]
Los días 28 y 29 de noviembre se realizaron en Buenos Aires las Jornadas Anuales de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) bajo el título “Solos y solas, lo que dice y hace el psicoanálisis”.

Durante este evento, que fue dirigido por Flory Kruger, psicoanalistas del país y del exterior debatieron sobre la formas que adquiere la soledad en tiempos de predominancia de la tecnología y el avance de la conexión múltiple.

Entre las temáticas que se abordaron se encuentran la soledad como estilo de vida; las maneras de habitar la soledad y, las soledades de época como los tóxicos, la virtualidad y la violencia.

Diana Paulosky  es una psicoanalista cordobesa que participó del encuentro. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la EOL, dirige desde hace 10 años el ciclo “El psicoanálisis en el cine”, que se dicta en el Cineclub Municipal Hugo del Carril de la ciudad de Córdoba.

En diálogo con Comercio y Justicia, Paulosky aportó a esta reflexión.

-¿A qué se refiere el título de las jornadas y qué características de la época trata de mostrar?
-El tema es absolutamente atrapante. “Solos  y solas” es el nombre que irónicamente usamos para hablar de algo que se repite en la sociedad pero que en realidad toca un tema que es la enfermedad de nuestra época: la soledad. Aunque ustedes, seguramente, podrán decir que hoy nadie está solo. Tenemos en nuestros bolsillos el celular y otros dispositivos tecnológicos y hemos encontrado este modo de estar acompañados. Sobre este tema, es muy interesante la película Her, de Spike Jones, en la que se muestra una escena muy fuerte en un metro. Allí todo el mundo está con su celular, sin mirarse uno al otro, y cada cual está conectado con algo de sí mismo. Entonces valen las preguntas “¿están solos?”, “¿están con otros?”. Porque lo que se observa en el film son autómatas: nadie se mira, nadie pregunta. El celular nos propone estar conectados con todo el mundo y a la vez con nadie. Es decir que yo puedo estar donde no estoy y eso también se constituye como una defensa para no estar.

-¿Cuáles son las consecuencias o los efectos que este tipo de soledad tiene en la sociedad?
-La ciencia ayuda, por supuesto, es positiva y permite conectarnos. Pero del lado negativo, posibilita que cada uno esté -decimos nosotros- con su propio “goce”. Aquí el objeto reemplaza al otro. Yo escucho a mis pacientes decir, por ejemplo, “lo encontré a Juan”, pero no lo encuentra en la realidad sino que lo ve en el chat. Ésa es la nueva modalidad. Ahora, ¿es un encuentro verdadero? Porque no es lo mismo la presencia, que plantea otro tipo de riqueza. Creo que se trata más bien de no pagar el precio, de no confrontarse con el otro. Es la creencia de que el otro está, sin que realmente esté. Entonces, es la peor consecuencia porque creemos que estamos acompañados pero seguimos irremediablemente solos.

-En los debates de las jornadas se mencionaba otro tipo de soledad más ligada a la producción personal. ¿A qué se referían?
-La clave de las jornadas fue pensar qué hace el psicoanálisis con esta enfermedad que es la soledad. Digamos que esta praxis toma casi la parte positiva, que es la posibilidad de preguntarse sobre uno mismo, preguntarse sobre el deseo, sobre lo que se quiere. Hay una frase de una obra de teatro que se hizo popular: “No soy feliz pero tengo marido”. Aquí la soledad es casi como un fantasma terrible. Por un lado, el psicoanálisis nos muestra que hay quienes hacen pareja con la soledad y buscan parejas que siempre dejan en soledad, por ejemplo. Hay un goce escondido de sentirse bien en soledad. Pero en contraposición a esto, hablamos de una soledad productiva cuando se apagan las luces de los aparatos y de la ciudad y la persona puede encontrarse con el propio deseo y orientar su búsqueda.

-¿Qué aportes puede realizar el psicoanáisis para trabajar en una época cuando predomina la soledad como modalidad de estar en el mundo?
-El psicoanálisis pone el énfasis en el lazo. Lo más importante es promover que exista un lazo hacia el otro, porque es lo único que puede curarnos de esta soledad. Y en eso, debo señalar  que nuestro país se distingue positivamente de todos los demás porque pone énfasis en la familia y en la amistad. El psicoanálisis recorre un camino totalmente opuesto a la mecanización y a la automatización del hombre.

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