Economía y salud mental: bajos ingresos aumentan el riesgo de demencia

Así lo indicaron diferentes estudios que fueron presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer de este año. Los datos poseen validez mundial y permiten pensar el efecto dramático de la pobreza en todas sus dimensiones

La pobreza, desde una perspectiva multidimensional, tiene profundos impactos en la población que se encuentra en esta situación en diferentes partes del mundo.

La falta de acceso a servicios y recursos básicos, junto con la precariedad habitacional y las limitaciones en el poder adquisitivo impactan decisivamente en la salud tanto física como mental.

Este punto es de considerar, sobre todo en relación a las diferentes crisis económicas que atraviesa el país y otros lugares del mundo, las cuales día a día recortan los ingresos de las familias y achican las posibilidades de desarrollo de millones de personas en todo el planeta.

Específicamente, con relación a la articulación entre economía y salud mental, un conjunto de investigaciones presentadas recientemente en la Conferencia Internacional de Alzheimer muestran cómo los bajos ingresos en la infancia y en la edad adulta se corresponden con mayores riesgos de demencia .

Un parte de prensa de la entidad precisa varios estudios relacionados con la temática, indicando que “l a privación socioeconómica, incluyendo desventajas comunitarias y sueldos bajos persistentes, están asociados con un riesgo aumentado de demencia, desempeño cognitivo más bajo y deterioro más rápido de la memoria”.

En este sentido, se pudo observar, en primer lugar, que “ los individuos que experimentan privación socioeconómica alta -medida que considera los ingresos, la tasas de desempleo, la posición de auto o casa y el hacinamiento en la vivienda- son significativamente más propensos a desarrollar demencia, comparados con los individuos de estatus socioeconómico más alto”.

Por otro lado, también se reveló que los “recursos comunitarios de calidad más baja y la dificultades para acceder a necesidades básicas fueron asociadas con calificaciones más bajas en pruebas cognitivas entre individuos negros o latinos”.

En tanto, también se señaló que “el estatus socioeconómico parental más alto fue asociado con resiliencia aumentada a los efectos negativos del marcador de Alzheimer ptau-18, función ejecutiva de base de referencia mejor y deterioro cognitivo más lento en la vejez”.

Finalmente, se pudo conocer que “comparados con trabajadores que ganan un sueldo más alto, los que ganan sueldos más bajos experimentaron deterioro de la memoria significativamente más rápido en la vejez”.

“Es vital que continuemos estudiando los determinantes sociales de la salud relacionada con la cognición, incluyendo el estatus socioeconómico, para que podamos implementar políticas de salud pública y crear ambientes comunitarios que pueden mejorar el bienestar de todos”, dijo Matthew Baumgart, vicepresidente de la política de salud de la asociación, cuyo congreso se realizó entre el 31 de julio y el 4 de agosto de este año.

Detalles

El texto de la entidad refiere específicamente a cuatro estudios realizados en distintas partes del mundo y que involucraron a personas de diferentes edades y posiciones socioeconómicas.

La primera investigación referida pertenece a una colaboración entre especialistas de la Universidad de Luxemburg, Exeter y Oxford.

En este caso, se examinaron 196.386 archivos de participantes del Biobank del Reino Unidos, quienes fueron asesorados sobre su “riesgo genético” de demencia.

Para considerar esto, se estudió la “contribución de las privaciones socioeconómicas individuales” (como el nivel de ingresos y el patrimonio), así como las limitaciones a nivel comunitario (refiriendo a la tasa de desempleo, por ejemplo).

Con relación a este experimento, se pudo comprobar que tanto los niveles más bajos en materia de ingresos individuales y condiciones comunitarias están asociados a un riesgo alto . En este punto, se pudo comprobar que las privaciones socioeconómicas están vinculadas a “una carga más alta de lesiones de sustancia blanca , un marcador que indica envejecimiento y daño cerebral”.

El segundo estudio reseñado fue realizado por el doctorando en psicología clínica de la Universidad de Texas Southwestern Anthony Longoria, quien examinó “las percepciones del ambiente comunitario físico y el estatus socioeconómico percibido junto a una medida de cognición” . Para este caso, se consideraron 3.858 individuos del centro médico Dallas Heart Study.

“Los investigadores encontraron que los recursos comunitarios de más baja calidad, peor acceso a comida/calefacción y atención médica, y la exposición a la violencia fueron relacionados a calificaciones más bajas en una prueba de función cognitiva comúnmente usada en participantes negros y hispanos , pero no en los blancos”, explicó el parte de prensa.

“Los científicos y los políticos deben de destacar el mejorar los recursos comunitarios -incluyendo la seguridad, el acceso a comida de alta calidad, espacios limpios afuera y el cuidado de salud- al desarrollar políticas de salud pública para ayudar a reducir el riesgo comunitario del Alzheimer y demencias relacionadas”, dijo al respecto Longoria.

En el comunicado de la asociación internacional también se explican los datos centrales de dos estudios más: una desarrollada por Jennifer Manly, profesora de neuropsicología del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia; y otra efectuada por Katrina Kezios,, investigadora postdoctoral de la Escuela de Salud Pública Mailman de la misma casa de altos estudios.

Los resultados de estas dos últimas investigaciones fueron en la misma dirección: ambos indicaron cómo las posibilidades de desarrollar cuadros de salud mental graves están vinculadas con los ingresos que perciben las familias y los individuos a lo largo de su vida.