Un estudio realizado entre jóvenes mayores de 18 años muestra que las modalidades más frecuentes son empujar o dar una bofetada
Por Luz Saint-Phat – [email protected]
La presencia de distintos tipos de violencia en el noviazgo es, desde hace algunos años, objeto de preocupación de la sociedad y de investigación de los científicos.
No obstante, no existen muchos estudios que revelen detalles sobre cuál es la magnitud de esta problemática en la población adolescente y joven del país y cuáles son las formas específicas como se manfiesta.
En este sentido, existe una interesante investigación local cuyos resultados fueron publicados en la Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, en un artículo titulado “Violencia física en el noviazgo: análisis de los tipos diádicos en población argentina”.
El estudio -desarrollado por Karin Arbach y Antonella Bobbio, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y Thuy Nguyen-Vo, del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia, de la Universidad de Barcelona (España)- tuvo el objetivo de explorar la prevalencia e intensidad de la violencia física y las lesiones en las relaciones de pareja en jóvenes universitarios de Argentina.
Específicamente, la muestra se conformó con 963 estudiantes matriculados en una universidad pública de la ciudad de Córdoba.
Principalmente, según detalla el artículo, la investigación permite sugerir que la violencia en el noviazgo, además de presentarse durante la adolescencia, también se mantiene con tasas similares en etapas evolutivas posteriores y que el rol de hombre agresor y mujer víctima se presenta en modalidades específicas de violencia y no de manera general.
“En este estudio, la manifestación de agresiones incrementó significativamente la probabilidad de sufrir agresiones de la misma modalidad o de otra. En general, fueron las formas más graves de violencia las que incrementaron ese riesgo en mayor medida. Este hallazgo se encuentra en relación con la hipótesis de la bidireccionalidad establecida en estudios previos, que predice que cuando la violencia de pareja ocurre, lo más probable es que ésta sea recíproca”, dicen las investigadoras.
Principales resultados
“En primer lugar, aunque hubo diferencias entre los sexos en las tasas generales de agresiones físicas perpetradas, estas diferencias tendieron a desaparecer en las tasas de victimización y lesiones (producidas y sufridas). Específicamente, las chicas manifestaron tasas más elevadas de violencia física general que los chicos”, se afirma.
“Otro resultado acorde con la literatura revisada son las tasas de victimización similares entre los sexos. Aproximadamente un tercio de los jóvenes sufrieron violencia física y aunque una minoría de ellos sufrieron lesiones por agresiones de su pareja, la cifra no es desestimable”, señala también el documento.
Por otro lado, indican las especialistas que el segundo hallazgo, que consideraron coherente con estudios previos, indica que las agresiones de menor gravedad son más prevalentes que las de mayor gravedad. Las modalidades más leves de violencia física, como por ejemplo empujar ligeramente o dar una bofetada, fueron las más frecuentes y en promedio las realizó un tercio de los jóvenes.
Mientras, el tercer hallazgo importante de esta investigación, que también está en línea con otros estudios existentes en el mundo, es el “hecho de que en los casos donde las agresiones ocurren, lo más típico es que ambos miembros de la pareja agredan. La mujer como ‘víctima pura’ -dicen las investigadoras- está presente en una pequeña proporción de parejas donde ocurre la violencia, y lo más frecuente es que sea agresora de parejas que también son agresores o ‘agresora pura’”.
Sobre este punto, Arbach, Bobbio y Nguyen-Vo explican que “por características propias del género, las mujeres tienden a revelar más tasas de violencia y los hombres menos porque ocultan o minimizan estas conductas. No obstante, las diferencias en los tipos diádicos reportadas por chicos y chicas en el caso de la violencia grave sugiere que las chicas tienden a reportar más casos en los que sólo el hombre agrede, y los varones reportan más casos en los que sólo la mujer agrede, aunque ambos están bastante de acuerdo en cuanto a la proporción de casos donde las agresiones son mutuas”.
Relevancia
La investigación desarrollada tiene amplias implicancias teóricas y también preventivas.
“Este estudio aporta conocimientos en un país con un número limitado de estudios previos en esta temática. De hecho, éste es el primer estudio que explora tanto la victimización y la perpetración, así como las lesiones producidas y sufridas en una muestra conformada por jóvenes de ambos sexos en Argentina”, dicen en el artículo las especialistas.
Respecto a lo teórico, el estudio “cuestiona la idea de que la violencia de pareja es un problema que sufren exclusivamente las mujeres por parte de sus parejas hombres como resultado de las diferencias de género. Contrastar explicaciones alternativas es fundamental en la medida que cuando la violencia ocurre en el seno de una pareja, la bidireccionalidad es la modalidad más prevalente”.
No obstante, se advierte de que “diferente es el panorama en los estudios centrados en poblaciones altamente específicas, como mujeres que consultan en servicios de atención a víctimas u hombres encarcelados por violencia doméstica o de pareja. En estos casos, los resultados suelen indicar que la violencia expresa el dominio y el control del hombre sobre la mujer acorde al paradigma de género”.
Por otro lado y a partir de los hallazgos, las investigadoras sugieren que “las políticas y programas de prevención de la violencia de pareja deberían tener presente que los hombres también pueden ser víctimas de agresiones físicas graves y que en ocasiones éstas resultan en lesiones graves”.