Por Luz Saint Phat / lsaintphat@comercioyjusticia.info
En los últimos meses se ha profundizado el debate sobre las razones que existen para decidir no procrear. Qué variables son claves para entender la situación que se atraviesa globalmente
En los últimos años, en Argentina, la tasa de natalidad (que se calcula por el número de nacimientos vivos por cada mil habitantes) registra una tendencia descendente desde 2014, según se puede observar en diferentes informes públicos.
De hecho los datos del Ministerio de Salud correspondientes a 2023 indican que esta tasa se redujo 48% en relación al año 2000.
Además, según se detalla, entre las madres de menor nivel educativo, los nacimientos se redujeron 77% desde 2005, y entre las madres de niveles educativos superiores, el descenso fue entre 7% y 13%.
Este tema ha sido motivo de debate reciente y es una situación que no solamente se presenta en Argentina sino que -con mayores y menores matices- también existe en el resto.
Más allá de los interesantes y acertados análisis sobre el positivo impacto de las medidas de salud reproductiva, las modificaciones culturales en torno a los roles de género y a la transformaciones de los modelos de familia, lo cierto es que existe un motivo prevalente, según investigaciones recientes.
En este documento se destaca que la razón más común que aduce la gente para no tener más hijos es de índole económica.

“En los 14 países encuestados, los motivos más comunes para tener menos hijos de los deseados fueron las limitaciones económicas o la inestabilidad laboral. Por lo general, las razones económicas, entre las que se incluyen los costes de vivienda y cuidado de los niños, ocupan los dos primeros puestos o incluso los tres primeros entre los motivos más citados para reducir la fecundidad, por ejemplo en India, Indonesia, Corea del Sur, Sudáfrica, Brasil, Marruecos, Hungría, México y Alemania.”, explicó Statista al dar cuenta de los datos del informe.
“En Corea del Sur, el país con la tasa de fecundidad más baja del mundo, muchos encuestados coincidieron en que el coste de la crianza de los hijos era prohibitivo. En los países en vías de desarrollo, un gran número de encuestados compartía razones comunes y sobre todo económicas para limitar el tamaño de la familia, mientras que en los países desarrollados, estas barreras se percibían como algo menores pero seguían afectando a muchos”, explicó la nota de la consultora.
En este sentido, se expresa el documento que se encuentra disponible en línea al responder al interrogante sobre qué obstáculos económicos limitan la libertad reproductiva, indicando un listado compuesto por “la inseguridad del mercado laboral, el desempleo, los sueldos bajos, no recibir un salario mínimo vital y la inestabilidad económica en general”. También se indican los elevados costes de los servicios de atención de la salud reproductiva y el “gran gasto” que supone criar hijos, junto con los precios de la vivienda.
Latinoamérica

En cuanto al panorama de América Latina en cuanto a la número promedio de hijos nacidos vivos por mujer, otros datos del Fondo de Población de Naciones Unidas permite comparar lo que sucede en Argentina con el resto de la región.
Según esta información, también recopilada por Statista, Haití encabeza la lista con 2,7 hijos por mujer, mientras que Uruguay, Chile, Cuba y Costa Rica se sitúan en el extremo opuesto, con apenas 1,5.
“Este descenso en la fecundidad se asocia con múltiples factores: el aumento del acceso a métodos anticonceptivos, el mayor nivel educativo de las mujeres, el retraso en la maternidad y cambios en los estilos de vida y expectativas familiares”; explicó la nota de la consultora, precisando que países como Argentina (1,9), México (1,8) y Brasil (1,6) “reflejan esta tendencia de manera clara, con cifras por debajo del nivel de reemplazo generacional, que se estima en 2,1 hijos por mujer”.
En contraste, naciones como Paraguay, Guatemala y Honduras mantienen tasas superiores a 2,3 hijos por mujer.
“El fenómeno de la caída de la fecundidad en la región plantea nuevos retos para los estados. A mediano y largo plazo, el envejecimiento poblacional, la reducción de la población económicamente activa y la sostenibilidad de los sistemas de pensiones serán temas centrales en la agenda pública”, interpretó Statista.