Investigaciones internacionales demuestran cómo las condiciones del lugar del trabajo pueden favorecer la salud mental y física de los empleados
Por Luz Saint-Phat – [email protected]
La productividad de los trabajadores depende de varios factores. Entre ellos, los más estudiados por la ciencia y remarcados por distintas organizaciones internacionales son los beneficios que obtienen los empleados (salarios, obra social, capacitación, carrera), las relaciones que se establecen en la organización (cultura corporativa, vínculos con las autoridades, relación con los pares) y medidas de higiene y seguridad específicas para cada sector.
No obstante, cada vez más, cobran relevancia las investigaciones que demuestran que las condiciones edilicias y estructurales del ambiente de trabajo influyen decisivamente en la salud mental y capacidad productiva de los colaboradores.
En esta línea, se enmarcan los estudios en psicología que articulan la relación entre el ambiente y el comportamiento de los sujetos.
A propósito de esta articulación, la revista especializada Monitor on Psychology de Estados Unidos (http://www.apa.org/monitor/index.aspx) dedicó uno de sus números a destacar cómo el ruido, el aire y la iluminación en las oficinas tienen un efecto decisivo en el bienestar de las personas que habitan estos lugares diariamente. El artículo, escrito por Tori Deangelis, señala los principales hallazgos que se están realizando en distintas universidades estadounidenses.
Según el escrito, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha señalado que las personas pasan 90% de su tiempo dentro de los espacios de trabajo o domésticos, aunque en general las constructoras prestan “escasa atención” a los aspectos vinculados a la salud que presentan estos lugares y se encuentran más preocupados en cumplir los “estándares ambientales mínimos” para mantener los “costos bajos”.
No obstante, indica la revista, “investigadores interesados en problemas de salud ambiental están examinando si los cambios en distintas variables -niveles de dióxido de carbono, el color o la cantidad de iluminación, por ejemplo- pueden influir en nuestro rendimiento, comportamiento y salud”.
De esta manera, asegura Deangelis, los hallazgos de la ciencia nos dan la “capacidad de ajustar nuestros entornos para hacer una significativa diferencia en nuestro bienestar y productividad, no sólo en la oficina sino también en casa y otros lugares”.
Aire puro
Para mostrar el impacto de estos descubrimientos en la vida laboral, la revista estadounidense comenta distintos estudios que se están llevando a cabo.
Uno de ellos es desarrollado por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (https://www.hsph.harvard.edu/)
En el experimento, según explica el mismo centro de estudios en uno de sus artículos, 24 participantes trabajaron durante seis días en una oficina simulada, mientras los investigadores regularon las concentraciones de lo compuestos orgánicos volátiles de la habitación (que son los químicos liberados por alfombras o artículos de limpieza) y también establecieron niveles de ventilación y dióxido de carbono. La idea era recrear los ambientes de los edificios que poseen certificación verde.
El resultado fue asombroso. Según indica el centro de estudios de una de las universidades más prestigiosas del mundo en su sitio web, “la función cognitiva de los participantes se vio significativamente afectada en las nueve áreas evaluadas, incluidos los niveles de actividad focalizada, el uso de la información y la estrategia”.
Además, la investigación ha tenido una importante incidencia en la realidad. De hecho, según comenta la Escuela de Salud Pública TH Chan, los investigadores ya han colaborado “con más de 50 fabricantes para lograr que eliminen componentes químicos nocivos de sus productos, y ha integrado requisitos de materiales de construcción más saludables en los estándares de construcción ecológica” de la universidad.
En términos económicos, dice por su parte Monitor on Psychology, los cambios requeridos para mejorar el ambiente de trabajo que pueden optimizar el rendimiento cognitivo de los trabajadores tienen un costo de US$40 dólares por persona al año, comparado con un crecimiento de US$6.500 en la productividad.
Laboratorio del “bienestar”
Otras investigaciones también se están desarrollando en el marco del proyecto Well Living Lab (http://welllivinglab.com).
En ese centro de estudios se investiga el impacto sobre la salud y el bienestar humano de los ambientes interiores en la vida real.
El objetivo es generar información que se pueda utilizar de manera práctica para crear espacios más saludables. En uno de sus comentarios, el laboratorio señala que el sonido -por ejemplo- y sus variaciones deben ser considerados al momento de diseñar las oficinas.
“Para proporcionar una comodidad acústica interior óptima, es importante reducir el ruido proveniente de fuentes externas, sistemas mecánicos, equipos de oficina y conversaciones generales. Diseñar sobre la base de estas variables creará un espacio de trabajo que promueve y apoya la interacción entre iguales, la inteligibilidad del habla y la creación de espacios para la privacidad”, dice el artículo consultado.
Por otro lado, respecto del confort visual en los espacios de trabajo, el laboratorio indica: “Si bien la función básica de la luz es ayudarnos a ver, la iluminación también puede tener un gran impacto en la salud. La iluminación adecuada puede mejorar la agudeza visual y optimizar el rendimiento”.