ESCUCHAREn un contexto de permanente debate sobre la aplicación de la nueva Ley de Salud Mental de la provincia y de búsquedas de alternativas que permitan derribar los todavía existentes y gruesos muros que encarcelan la “locura”, existen quienes hacen punta de lanza en los procesos de innovación desde el arte y otras disciplinas.
Por Luz Saint-Phat – @LuzSaintPhat
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Éste es el caso del colectivo Piantados Pintados, grupo de artistas que trabaja en el Hospital Neuropsiquíatrico de Córdoba realizando talleres sobre arte mural, cuyo objetivo es integrar desde la producción artística a quienes han sido diagnosticados con alguna patología psiquiátrica.
El grupo es parte de la asociación civil Abracadabra y tiene el objetivo de promover acciones artístico-terapéuticas en estrategias de participación comunitaria.
“Es un proyecto de integración de verdad. Creemos que las personas que participan del taller tienen que ejercer su libertad, pero para eso primero necesitan construirla”, dijo a Comercio y Justicia la artista plástica Alejandra Daoiz, quien coordina el taller.
“No se trata de algo terapéutico en términos técnicos. Acá no analizamos sino que integramos. Además, el arte también sirve para denunciar”, explicó Daoiz.
Sobre este último punto, el colectivo realizó el año pasado una muestra en el Paseo del Buen Pastor que denunció las todavía existentes salas de contención. Fue titulada Sin Libertad no hay salud mental. “Era una muestra fotográfica sobre los murales que hicimos en el taller, que denunciaban lo que les sucede a los pacientes en las salas de contención del hospital”, dijo Daoiz.
“Hasta ahora hemos tenido resultados extraordinarios en cuanto a la integración de los participantes. Nosotros no queremos cumplir el rol del Estado pero sí queremos hacer comprender que el arte también es un derecho y significa salud”, explicó la artista plástica.
“Estamos convencidos de que desde la perversión y el castigo no se puede curar a nadie”, subrayó.
“El arte es algo que pueden hacer todos. No es necesariamente algo excéntrico que sólo está en las galerías de arte. A los compañeros que asisten al taller, desde el primer momento les decimos que pinten, que pinten libremente lo que ellos quieran y desde allí comenzamos a trabajar y construir, desde su subjetividad”.
En el marco del trabajo de Abracadabra, en el Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba también se realizan talleres de música, cocina y yoga, entre otros.
Ricardo, el artista
“Soy artista desde muy chico”, dijo al presentarse Ricardo Albarenque. “En la escuela tenía muy buenas notas en plástica y en todo lo relacionado con las ciencias sociales. Además, terminé el secundario en un bachillerato arístico”, aseguró al iniciar el diálogo con este diario.
“Yo estuve internado cuando el hospital era todo un claustro. Las puertas siempre se cerraban y no tenían picaportes”, dijo Ricardo, participante del taller de mural. “Creo que la salud pública ha mejorado mucho en los últimos años. En el pensamiento y también en el imaginario social que las personas tienen de la locura”, aseguró el muralista, aunque admitió que “la desmanicomialización es una palabra difícil de pronunciar pero aún más difícil de aplicar en el país”.
“El tema del arte vincula al paciente con el proceso de desmanicomialización porque le devuelve su identidad perdida. Así, asumimos un nuevo rol en la sociedad”, concluyó Albarenque.
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