El presidente Javier Milei viajó a Tierra del Fuego con el objetivo de encontrarse con la general del Ejército norteamericano y jefa del Comando Sur, Laura Richardson, en un vuelo que se retrasó porque debió hacer una escala técnica que no estaba prevista en Río Gallegos.
En su discurso, el Presidente le agradeció la visita a Richardson y destacó lo que considera una “afinidad natural” entre ambos países.
“Ambos pertenecemos a la tradición occidental, con una cultura, una historia política y una forma de vivir en sociedad en buena parte compartida. Una tradición que tiene en su base las ideas de la libertad, la propiedad privada, la vida, que fueron el estandarte de los padres fundadores de ambas naciones cuando diagramaron sus primeras constituciones”, remarcó.
Es una tradición que nos debería dar orgullo porque estas ideas enriquecieron a todos los países que las abrazaron y permitieron que la humanidad evolucionara a pasos agigantadas en estos últimos 300 años pasando de tener el 95% de la población mundial en la pobreza extrema en 1810 a solamente el 5% en 2020″, ejemplificó en un breve discurso.
El Presidente llegó a la provincia sureña junto al ministro de Defensa, Luis Petri, y el del Interior, Guillermo Francos, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea.
En esa línea, el mandatario afirmó que la visita a esa ciudad tiene como objetivo “monitorear los avances en el desarrollo de la Base Naval Integrada” que definió como “un gran centro logístico que constituirá el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida y convertirá a nuestros países en la puerta de entrada al continente blanco”, además de ser una obra que “nos permitirá desarrollar la economía local” y brindar “apoyo logístico real al desarrollo científico de los diversos programas antárticos internacionales”, entre otros beneficios.
En la ciudad lo esperó una protesta organizada por diferentes sindicatos en la plaza Islas Malvinas, donde está emplazado el monumento a los caídos en 1982.
En Ushuaia, antes de la demorada llegada de Milei, Richardson visitó al personal militar local para conocer sus misiones y el papel que desempeñan en la salvaguardia de rutas marítimas.