El fiscal general del régimen venezolano, Tarek William Saab, ofreció una rueda de prensa para hablar del exilio de Edmundo González Urrutia y sostuvo que su salida del país se acordó con España.
“Los gobiernos de España y Venezuela acordaron el otorgamiento de salvoconducto al ciudadano Edmundo González Urrutia para que abandonara el territorio nacional y se acogiera al asilo concedido por España”, aseguró.
Sin embargo, el canciller español, José Manuel Albares, negó que haya habido negociaciones con la dictadura.
“No ha habido ningún tipo de negociación política entre el Gobierno de España y el de Venezuela. El asilo político ha sido solicitud personal de Edmundo González Urrutia”, señaló el jefe de la diplomacia española.
Cabe recordar que la justicia venezolana, controlada por el chavismo, ordenó la detención del candidato opositor a petición de la Fiscalía, que lo investigaba por la publicación de las actas de votación en internet que le dan la victoria en las elecciones presidenciales de julio pasado.
Horas después de arribar a Madrid, el líder opositor aseveró que su salida de Caracas “estuvo rodeada de episodios de presiones, coacciones y amenazas”.
Lo hizo a través de un audio de WhatsApp que su coalición, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), difundió a los medios.
González Urrutia se trasladó a España luego de pasar más de un mes en la Embajada de Países Bajos en Caracas por la persecución del régimen chavista.
Mientras volaba a España, el ministro de Exteriores de Países Bajos, Caspar Veldkamp, explicó que decidió atender una petición “urgente” el 29 de aquel mes para acoger al opositor.
González Urrutia viajó acompañado por su esposa y comenzará los trámites para la petición del asilo, cuya resolución será favorable, según anunciaron autoridades españolas.
La decisión se conoció después de que Pedro Sánchez, en su intervención en la reunión del Comité Federal del PSOE, señalara que es “un héroe a quien España no va a abandonar”.
María Corina Machado se refirió al exilio. Recordó que la dictadura de Nicolás Maduro desató una ola de brutal represión el 28 de julio, luego del fraude electoral, que incluyó todo tipo de ataques contra el candidato y su entorno.
Aseguró que su vida corría peligro en Venezuela y que las amenazas, citaciones, órdenes de aprehensión y “los intentos de chantaje y de coacción” que sufrió demuestran que el régimen “no tiene escrúpulos ni límites en su obsesión de silenciarlo e intentar doblegarlo”.