El papa Francisco oficializó el cambio de la ley eclesiástica que busca criminalizar los abusos sexuales por parte de sacerdotes que sacan provecho de su autoridad y a quienes trabajan para la Iglesia.
Las nuevas normas, publicadas tras 14 años de estudio y que comenzarán a regir el 8 de diciembre, forman parte de la sección revisada del Código Penal del Código de Derecho Canónico del Vaticano, el sistema legal que rige a la Iglesia católica.
Las modificaciones más significativas están en dos artículos, el 1395 y el 1398, que pretenden corregir problemas y deficiencias en la gestión de delitos sexuales.
La ley reconoce que los adultos también pueden ser víctimas de sacerdotes que abusan de su autoridad y dice que los legos que ejercen labores eclesiásticas pueden ser castigados por abusar de menores o adultos.
La revisión de la normativa comenzó en 2007, con el papa emérito Benedicto XVI, y concluyó ahora, con un texto que, en palabras de Francisco, “introduce cambios de diversa índole en el derecho vigente y sanciona algunas nuevas figuras delictivas” y ofrece “criterios objetivos en la identificación de la pena más adecuada a aplicar en el caso concreto”, reduciendo la discrecionalidad de la autoridad.
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