Una niña contará con un tutor para revincularse con su padre

La infante, de 10 años, tenía un abogado. La alzada explicó que si bien los menores de edad pueden intervenir en causas con un letrado, no consta de qué modo tomó conocimiento sobre la posibilidad de designarlo y ni cómo lo contactó

La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ordenó la designación de un tutor especial para que acompañe a una niña de 10 años en el proceso de revinculación con su papá; ello así, al ponderar que la suspensión del contacto sólo procede en circunstancias extraordinarias. [privado]

“No hay razones objetivas que aconsejen acceder a la pretensión de la progenitora de suspender de manera indefinida la revinculación entre el padre y su hija, atendiendo el interés superior de la niña y a la importancia que reviste en la materia el apoyo multidisciplinario”, enfatizó.

“Uno de los derechos que forman parte del contenido de la responsabilidad parental es el de relacionarse con los hijos, quienes a su vez encuentran en el artículo 9.2 de la Convención sobre los Derechos del Niño su derecho a mantener un vínculo personal y un contacto directo con ambos progenitores”, recordó.

Bajo esas premisas, reemplazó al abogado de la menor y designó al tutor especial, explicando que, si bien los menores de edad pueden intervenir personalmente en causas con un letrado, en el expediente no consta de qué modo la nena tomó conocimiento de la posibilidad de designar al patrocinante ni cómo lo contactó.

A su turno, la madre de la infante, N.E., apeló el fallo -de diciembre de 2019- en el cual el a quo ordenó la reanudación del vínculo paterno-filial.

En 2017, las partes acordaron el comienzo de un proceso de revinculación entre el actor y su hija en un centro de salud mental.

Los encuentros ocurrieron con normalidad hasta que en abril de 2019 la psicóloga que intervenía puso en conocimiento del juzgado que la progenitora canceló unilateralmente la asistencia de la niña al programa.

Después, en mayo de 2019, la madre formuló una presentación en el expediente y pidió la suspensión de la revinculación.

El padre se opuso y fue avalado por el representante del Ministerio Público de la Defensa.

“Hay un sector de la doctrina que entiende que para que los menores de 13 años puedan ser considerados con edad y grado de madurez suficiente para ejercer por sí sus derechos y, asimismo, estar en juicio, deberán contar con una sentencia judicial que luego de la prueba -necesariamente interdisciplinaria- así lo establezca, y que el abogado del niño corresponde en los casos en que el menor actúa por sí al haberse establecido judicialmente que cuenta con edad y madurez suficiente”.

(Del fallo de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil).

Luego de oír a la niña, el magistrado de grado dictó la sentencia que ordenó la reanudación de la revinculación acordada. Ello dio lugar a los agravios de la mujer, quien insistió con el cese.

Madurez

La Cámara respaldó al padre y también hizo lugar al recurso que presentó en contra del pronunciamiento de agosto de 2020 que admitió la designación de un abogado para la infante.

El tribunal precisó que en casos que involucran a menores de 13 años le corresponde al juez valorar si cuentan con el grado de madurez suficiente para designar a un abogado. “Hay un sector de la doctrina que entiende que para que los menores de 13 años puedan ser considerados con edad y grado de madurez suficiente para ejercer por sí sus derechos y, asimismo, estar en juicio, deberán contar con una sentencia judicial que luego de la prueba -necesariamente interdisciplinaria- así lo establezca, y que el abogado del niño corresponde en los casos en que el menor actúa por sí al haberse establecido judicialmente que cuenta con edad y madurez suficiente”, añadió.

Paralelamente, reseñó que las circunstancias que rodean la actuación de un niño o adolescente en la justicia han sido objeto de análisis de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. “La opinión consultiva OC-17/2002 señala que ‘las condiciones en las que participa un niño en un proceso no son las mismas en que lo hace un adulto’ y que ‘si se sostuviere otra cosa se desconocería la realidad y se omitiría la adopción de medidas especiales para la protección de los niños”.

La juzgadora consideró adecuada la designación de un tutor especial para que represente a L. M. en la causa, en los términos del artículo 109, inciso “a”, del Código Civil, al entender que esa solución coincide con los principios generales que regulan los procesos de Familia.

Le encomendó su nombramiento al juez de primera instancia y dejó expresamente asentado que quien asuma esta tarea deberá entablar un contacto dinámico con la niña, que le permita percibir sus inquietudes, deseos y aspiraciones.