Una abuela y una tía supervisarán el desarrollo de un joven adolescente

El tribunal fijó una limitación de capacidad a la madre, quien padece algunos trastornos que le impiden atender plenamente al menor de edad. Con respecto a éste, las denominadas “figuras de apoyo” tendrán facultad para tomar las decisiones más complejas

En el marco de una demanda de limitación de la capacidad de una mujer -madre de un joven-, el Juzgado en lo Civil, Comercial, Conciliación y Familia de Las Varillas admitió lo solicitado por una abuela y una tía del menor, quienes se ofrecieron como figuras de apoyo de la primera y las designó tutoras y/o guardadoras del adolescentes.

Con ello, el tribunal las facultó para tomar decisiones de la vida cotidiana del joven, siempre con la participación y colaboración de la progenitora, siendo ésta supervisada por aquéllas de acuerdo con sus limitaciones.

En la causa se evaluó, además, que el progenitor del adolescente es un padre ausente y que no se presentó al proceso, aun habiendo sido debidamente notificado.

La jueza Carolina Musso analizó la solicitud formulada por M. Z. G. y M. M. P. con relación a su designación como tutoras del joven N. A. A. y señaló que el Código Civil y Comercial (CCyC, art. 702 inc. c)) prevé que el ejercicio de la responsabilidad parental “queda suspendido mientras dure: (…) c) la declaración por sentencia firme de la limitación de la capacidad por razones graves de salud mental que impiden al progenitor dicho ejercicio; (…)”.

Por lo tanto, a los fines de determinar si el padecimiento mental de la madre del menor, R. C. P., interfiere en el ejercicio de su rol, la magistrada evaluó lo manifestado por el equipo técnico interdisciplinario en su informe pericial, donde se indica que si bien R. C. P. tiene un hijo no puede hacerse cargo del mismo en su totalidad, “siendo vulnerable el trato que al mismo le da en determinadas ocasiones”, de lo que surge su imposibilidad para satisfacer de forma autónoma los cuidados que un joven de la edad de N. A. A. requiere.

El fallo apreció que ello resulta coincidente con lo manifestado por la tía del joven, M. M. P. -hermana de la madre- quien mencionó que “(…) su sobrino es totalmente dependiente de terceros, dado que R. lo trata, atiende y sobreprotege como si fuera un bebé”, agregando que el abogado, representante complementario del joven, indicó que “(…) en resguardo de los derechos de mi representado y atento a todas las constancias de estos actuados, que deberá designarse a M. Z. G. y M. M. P. tutoras de su sobrino, N. A. A.”

La juzgadora consideró que, así, se configuraba el supuesto contemplado por el CCyC, resultando R. C. P. incapaz de brindar a su hijo los cuidados que requiere un joven de su edad, tanto en lo económico como en lo afectivo.

Sin embargo, Musso observó que, como surge de la audiencia celebrada con el joven, las decisiones cotidianas sobre él las toma su madre, en tanto que para temas más complejos, intervienen la abuela y la tía.

El fallo indicó que el joven se encuentra al cuidado del grupo familiar materno desde muy corta edad, siendo sus miembros quienes se encargan de brindarle los cuidados y atención que requiere.

Por lo tanto, la magistrada corroboró que de las constancias de autos se desprende que el progenitor no participa activamente en su vida, ni tiene contacto alguno con él, siendo un padre ausente.

La decisión evaluó que los presentes se ha declarado la restricción a la capacidad de R. C. y no su incapacidad; que se ha designado como figura de apoyo a M. Z. G. y M. M. P.; que se ha logrado conformar una dinámica familiar que permite cubrir adecuadamente las necesidades del menor y que se ha escuchado al joven, concluyendo que lo más beneficioso a los fines del normal desarrollo de la vida de N. A. es otorgar su guarda a las figuras designadas como apoyo.

Conclusión

En consecuencia, en el fallo se ordenó que M. Z. G. y M. M. P. estén facultadas para tomar las decisiones relativas a las actividades de la vida cotidiana de N. A. A., siempre con la colaboración y participación de su progenitora, tal como viene ocurriendo hasta la fecha.

Finalmente, se analizó que no existen razones suficientes para privar a ninguno de los progenitores del ejercicio de la responsabilidad parental respecto a su hijo, destacando que la madre participa activamente en la vida cotidiana de su hijo, aunque con las limitaciones propias de la patología que padece.

Sin perjuicio de ello, en el fallo se aclaró que el ejercicio de la responsabilidad parental de la madre deberá ser supervisado por las figuras designadas como apoyo (y guardadoras), en tanto que en todos los actos trascendentales para la vida del referido joven el consentimiento de aquéllas, debiendo decidirse judicialmente en caso de existir desacuerdo.