ESCUCHAREn Brasil, el pastor de la iglesia Presbiteriana André Mendonça, de 48 años, propuesto por el presidente Jair Bolsonaro, fue designado para integrar la máxima instancia judicial del país.
El Senado aprobó su nominación al Supremo Tribunal Federal (STF), compuesto por 11 jueces.
El abogado Mendonça hizo un doctorado en la Universidad de Salamanca (España), fue ministro de Justicia y ahora dirige la Abogacía General del país.
Si bien otros miembros del STF son creyentes, ésta es la primera vez que el elegido es abiertamente religioso en la esfera pública.
Cabe recordar que en campaña, el por entonces aspirante a la primera magistratura Bolsonaro prometió nombrar a alguien “terriblemente evangélico” en ese tribunal.
Durante cuatro meses, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, se resistió a incluir su nombramiento al orden del día, pero los parlamentarios y pastores evangélicos se movilizaron y la votación se hizo
Mendonça es el segundo miembro del Supremo que llega a la Corte por iniciativa del capitán retirado.
Una vez que trascendió la noticia de su designación, Mendonça se la agradeció a Dios y afirmó que era “un paso para un hombre y un salto para los evangélicos”. Con el desembarco del pastor en la corte, en vísperas de un año electoral, Bolsonaro podría congraciarse con un colectivo que en 2018 lo votó de manera casi unánime.
Estado laico
Al comparecer ante el Senado, Mendonça prometió “escrupuloso respeto al Estado laico y la democracia”.
“Como me digo a mí mismo: en la vida, la Biblia; en el Supremo, la Constitución”, afirmó ante el Legislativo de Brasil.
El nuevo juez dice que pretende “defender la laicidad del Estado y garantizar la libertad religiosa de todos los ciudadanos, incluidos los que optan por no tener religión”.
Ante los senadores, se comprometió a no discriminar a nadie (incluida la comunidad LGTB+ y a sus familias, a las que ha mencionado expresamente a instancias de un diputado opositor que tiene marido e hijos).
En Brasil, como en otros países, los altos tribunales lideraron la ampliación de derechos civiles, como el matrimonio homosexual, legalizado en 2013, o el derecho de las personas transgénero a cambiar de nombre oficial sin evaluación médica, autorizado en 2018, aunque el aborto es legal sólo en tres supuestos y en los últimos años se han sumado iniciativas legislativas para restringirlo más.
Ningún otro país tiene tantos católicos; pero están en retroceso: en 1980 eran 90% de la población, frente a 6,6% de evangélicos, pero ahora la proporción es 65%-22%.
La bancada evangélica en el Poder Legislativo es una de las mayores del Congreso: tiene 127 de los casi 600 congresistas.
