Tres de los catorce tripulantes venezolanos del avión Boeing 747 inmovilizado en Ezeiza por orden judicial señalaron que no tienen ninguna relación “con la Guardia Revolucionaria de Irán”, afirmaron que el Estado venezolano le compró esa aeronave a una empresa iraní en razón al “bloqueo de Estados Unidos, que impedía acceder a aviones de otros países” y reiteraron que la presencia de iraníes en el vuelo se debe a “un convenio para que estén adiestrándonos durante seis meses”.
En declaraciones a varios medios, el gerente de Operaciones de Emtrasur, Víctor Pérez; el gerente de Finanzas de esa empresa, Mario Arriaga, y el técnico inspector José García aseguraron que los cinco iraníes que forman parte de la tripulación son instructores especializados con los roles de “pilotos de mando, capitán, primer oficial e ingenieros de vuelo”.
Para explicar la participación de los iraníes, los venezolanos plantearon que “ni siquiera hay que ser un experto en aeronáutica” para entender que Emtrasur tiene ese avión “de gran porte” desde febrero y que su utilización “requiere de un amplio número de tripulantes y de adiestramiento”, por lo que la empresa buscó quienes pudieran capacitarlos en el uso ya que “en Venezuela no hay pilotos instructores de 747-300”.
“Por regulaciones internacionales era hasta obligatorio tener pilotos certificados”, agregaron en la entrevista, por lo que Emtrasur acordó una instrucción de “seis meses”, de “febrero a agosto”, aunque el número de instructores fue variando con el tiempo, ya que en este vuelo, detallaron, “hay un capitán instructor, dos ingenieros de vuelo y dos mecánicos” pero ya no “un primer oficial iraní”.
Del mismo modo se pronunció el gerente general de Emtrasur, César Pérez, quien en una videoconferencia transmitida por redes sociales cuestionó el “desconocimiento” sobre “el tema de la cantidad de tripulantes” e insistió en que el vuelo incluía “cinco instructores” que están “directamente involucrados en el entrenamiento” para capacitar en la “fase operacional” a los venezolanos que ya habían culminado su formación con “simulador”.
En cuanto a las razones por las cuales Emtrasur adquirió un avión a una compañía de Irán, los gerentes Pérez y Arriaga y el técnico García manifestaron que a partir de la pandemia de coronavirus el gobierno venezolano “necesitaba un avión de carga para mover lo necesario” y que debido al “bloqueo y sanciones que ejerce EEUU” ninguna empresa de otro origen aceptaba venderle a Caracas “un avión de carga” por temor a ser sancionados por Washington.
“La República de Irán accedió a venderle a Conviasa, la empresa estatal (de Venezuela), el 747”, añadieron entonces, para luego resaltar que ese mismo avión -un modelo especial de ese tipo de Boeing que cuenta con una “puerta lateral grande para subir las mercancías”- estuvo “en el mundo entero sin problemas”, y que para su país hicieron traslados de test PCR “principalmente de China” aunque la misma tarea cumplieron “para Nicaragua, Nigeria y La Habana”.
“Hemos transportado animales vivos, cigarrillos, autopartes. Llevamos ayuda humanitaria a Surinam, por las inundaciones en ese país. Ayuda del pueblo venezolano por esa tragedia. Nunca cargamos armas o material explosivo”, remarcaron.
Las dichos de los tres venezolanos del avión de Entrasur, al igual que el gerente general de la empresa, que habló por Zoom desde Caracas, se conocieron este domingo, y en sus declaraciones incluyeron un mensaje dirigido a “las autoridades de nuestra hermana República Argentina”, a las que el gerente general Pérez instó a que “terminen de abrir los ojos y terminen con esta farsa”.
“Aunque sigan escudriñando, no van a conseguir nada ilegal, no hay nada ilegal”, añadió Pérez, y consideró que en la retención del Boeing 747 en la Argentina por disposición de la Justicia, al igual que la situación de los tripulantes, se debe a una “intención de congraciarse”, según advirtió, por lo que “salen con estas locuras, con teorías de conspiración”.
Sobre el rol de los cinco tripulantes provenientes de Irán, el gerente de Operaciones de Emtrasur detalló en que el “contrato con Mahan Air (empresa privada iraní vendedora del avión) establece que ofrecen la instrucción de la tripulación y el mantenimiento de la aeronave”, tras lo cual solicitó que les permitan regresar a Venezuela.
“Que nos permitan regresar a nuestro país, que nos abastezcan del combustible y nos permitan seguir trabajando. Somos una empresa de carga que quiere ofrecer sus servicios”, demandó Víctor Pérez, mientras que describieron cómo la ventaja comparativa que implica para Venezuela el bajísimo precio del petróleo les permite tener “tarifas bajas” para el transporte de carga y, por lo tanto, recibir “muchos pedidos de presupuesto”.