Para la querella, el recorrido por la FM permitió entender cómo se “dirigieron” las explosiones. Participaron dos de los jueces del TOF 2, fiscales, abogados y uno de los acusados, Marcelo Gatto.
Con la presencia de dos de los tres jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de Córdoba, fiscales, abogados defensores y representantes de la querella, se llevó a cabo ayer la inspección ocular de la Fábrica Militar (FM) de Río Tercero, a raíz de las explosiones ocurridas hace 19 años en las que murieron siete personas y centenares resultaron heridas.
De los acusados, el único imputado que participó fue Marcelo Gatto, quien era jefe de la sección de la que dependían los polvorines que volaron en 1995.
Para la querella, la inspección ocular era fundamental para que los jueces pudieran ver dónde se originó la explosión, los efectos de la onda expansiva y la manera como se protegió la planta química para evitar que fuera alcanzada por el fuego.
“Se pudo constatar -a pesar del tiempo transcurrido- que la onda expansiva sobre las instalaciones de la fábrica tuvieron un efecto muy destructivo hacia la dirección este, donde se encontraban los barrios aledaños, y menor efecto hacia dirección oeste en la que se encontraban las instalaciones de la fábrica, en particular la Planta Química”, remarcó Horacio Viqueira a Comercio y Justicia.
“Esto prueba el direccionamiento de las ondas expansivas, lo que supone una perfecta planificación de las explosiones”, concluyó.
Concluido el acto procesal, el fiscal Alberto Lozada valoró la recorrida. “Esto permite a los jueces tener un conocimiento directo del lugar, de las dimensiones”, dijo.
Testimonio clave
Para hoy está previsto que declare el ex jefe de la Planta de Carga de la FM, Omar Gaviglio.
Su testimonio es clave puesto que fue él uno de los primeros que se animó a señalar que lo ocurrido en la FM fue un atentado, cuyo motivo principal habría sido borrar las pruebas de la venta ilegal de armas a Croacia.
Según declaró Gaviglio en la causa, en la planta se sabía que las armas iban a ese país y que los trabajadores estaban inhibidos de decir el destino de ellas porque podían ser denunciados penalmente.
El ex jefe de la planta sostuvo que desde Río Tercero se dirigía todo el operativo y que el coronel Jorge Cornejo Torino, director de la planta, era el que daba las órdenes, con comunicación directa con Fabricaciones Militares.
“Los directivos nos decían que ese material iba a Croacia, que había decretos presidenciales que lo avalaban y que todo se hacía por derecha”, recordó oportunamente.
El juicio lleva 11 audiencias orales, con el paso de una quincena de testigos. Se estima que demandará hasta fin de año que se dicte sentencia y declaren los más de 40 testigos citados, entre otras pruebas incorporadas.