ESCUCHARAl reducir a $ 1.000?la indemnización por el daño moral sufrido por la dueña de un perro caniche, que resultó lesionado por el ataque de un ovejero alemán de sus vecinos, la Cámara Civil, Comercial, Familia y Contencioso Administrativo de Villa María tuvo en cuenta que las afecciones psicológicas que padece la accionante se originaron en circunstancias anteriores al hecho, por lo que “esta situación particular no constituye en modo alguno una consecuencia del hecho generador de responsabilidad civil, de modo que mal puede agravarse la indemnización a mandar pagar a los demandados, absolutamente ajenos a este cuadro existencial preexistente”.
El Juzgado de origen hizo lugar a la demanda por 2 mil pesos por el rubro referido y en la apelación, la citada Cámara, integrada por Juan Carlos Caivano -autor del voto-, Luis Horacio Coppari y Juan María Olcese, revocó parcialmente lo decidido. El Órgano de Alzada valoró que “las medidas de prueba rendidas en el proceso aluden a la estrecha relación que la actora tenía -y seguramente mantiene- con tres perros de raza caniche, uno de los cuales -como fue reseñado- fue lesionado por un perro ovejero alemán de mayor porte, perteneciente y/o bajo custodia de los aquí demandados” y “no se pone en tela de juicio, el dolor que provoca la ocurrencia de un hecho traumático como el que se ventila en esta causa, fruto del entrañable afecto que las personas adquieren por sus mascotas”.
“No obstante ello, conforme a las pautas a observar de cuantificación (…) el daño moral a tenor de la indemnización pretendida surge magnificado, pudiéndose inferir que tal petición exorbitante guarda coherencia consecuencial con la patología médica que padece la actora con varios años de antelación a la ocurrencia del hecho dañoso (…), de modo que mal puede agravarse la indemnización a mandar pagar a los demandados, absolutamente ajenos a este cuadro existencial preexistente”, determinó el fallo.
A su vez, también se tuvo en cuenta que “el perro caniche propiedad de la actora, afortunadamente sólo resultó lesionado, fruto de la agresión del perro ovejero alemán de propiedad o bajo la custodia de los demandados; que la coaccionada María Victoria Barrenechea se ofreció, inmediatamente de ocurrido el hecho, a acompañar a la señora Bruera a una veterinaria, a fin de que asistieran al can, lo cual así aconteció, abonando los gastos correspondientes”, al tiempo que “el pequeño caniche fue allí curado, reponiéndose rápidamente (…), de modo que la pervivencia del estado de angustia de la accionante razonablemente no pudo extenderse por un largo tiempo”.
