Reconocen paternidad póstuma por pedido del abuelo

El hombre se unió a la madre y al niño para hacer el pedido. Juntos aportaron la prueba de ADN que acredita el vínculo familiar. El actor y el infante tienen relación desde el nacimiento de éste

En Tucumán, el Juzgado en lo Civil, de Familia y Sucesiones de Monteros declaró a T.A. nieto de K.G., cuyo hijo falleció en septiembre de 2020.

Lo hizo a pedido del infante, de su madre y de K.G., su abuelo paterno.

Al presentar su solicitud, los tres acompañaron los resultados positivos de la prueba genética.

En su decisorio, el tribunal resaltó la importancia que tiene la abuelidad y reconoció la paternidad póstuma invocada por los actores , resaltando que en el proceso no había controversia o colisión de intereses entre las partes (madre, hijo y abuelo).

“La iniciación de este proceso no se halla determinada, como ocurre en los tradicionales procesos de filiación post mortem, con la finalidad de obtener una decisión que declare la existencia de algún efecto jurídico en contra o frente a una persona distinta de quien reclama el ejercicio de la actividad jurisdiccional”, precisó, explicando que, por el contrario, en el caso los solicitantes requirieron el reconocimiento de un derecho fundamental, que es el emplazamiento póstumo de T.A. como hijo de J.K.

“El pedido del niño consistente en la inscripción legal es lo que lo erige en su condición de sujeto activo de derechos, artífice de su proyecto vital, de acuerdo a sus facultades evolutivas y a su libertad de expresión”.

(Del fallo del Juzgado en lo Civil, de Familia y Sucesiones de Monteros, Tucumán).

“Corresponde que la ley reconozca al niño como nieto del actor, dado que sus datos genéticos estampan la coincidencia de la familia biológica y la reciprocidad afectiva enlaza al abuelo y al nieto en un vínculo tan compacto como precursor al resultado del ADN, y se materializa el vínculo legal, todo lo cual los hace acreedores de una misma ancestralidad que los individualiza y los posiciona en el mismo tronco familiar”, consignó el sentenciante en su fallo.

En esa línea, expuso que tanta trascendencia adquiere la abuelidad en la historia nacional como parte del derecho a la identidad y a la preservación de los vínculos familiares, que Argentina fue promotora de los artículos 7, 8 y 11 de la Convención de los Derechos del Niño (CDN)

Bajo esa premisa, señaló que la “naturaleza bifronte del derecho fundamental a la identidad del menor, como nieto del coaccionante, potencia el libre desarrollo de su personalidad”, anclado, primordialmente, en la dignidad del niño como sujeto activo de derechos, conforme al artículo 8 de la CDN.

“El pedido del niño consistente en la inscripción legal es lo que lo erige en su condición de sujeto activo de derechos, artífice de su proyecto vital, de acuerdo a sus facultades evolutivas y a su libertad de expresión”, recordó además.

En tanto, precisó que el resultado de la prueba reafirmó que el infante es descendiente del peticionante y enfatizó que la información genética no sólo les concede a niño y abuelo un dato objetivo -identidad estática- sino que, al mismo tiempo, refrenda los lazos de amor -identidad dinámica- que vienen cultivando desde que nació el niño, que predicaron en el escrito inicial, y que luego fueron refrendados por él al momento de ser escuchado.

El tribunal destacó que la iniciación del proceso, a diferencia de lo ocurre en los tradicionales expedientes de filiación post mortem, no se puso en marcha con la finalidad de obtener una decisión que declare la existencia de algún efecto jurídico en contra o frente a una persona distinta de quien reclama el ejercicio de la actividad jurisdiccional.

“El derecho a la privacidad y a la intimidad prevista en el artículo 19 de la Constitución Nacional incluye la libre elección de planes de vida e ideales de excelencia humana y veda la interferencia con esa libre elección sobre la base de que el plan de vida o el ideal al que responde la acción es inaceptable”, recordó el juzgador.

Bajo esa premisa, estableció que es innegable que el derecho a la vida privada de los actores incluye el reconocimiento de la paternidad póstuma que invocaron y la afirmación de su plan de vida como parientes consanguíneos.

En tanto, recordó que el derecho a la familia, en el derecho internacional de los derechos humanos, se relaciona estrechamente con la efectiva vigencia de todos los derechos del niño, ello así, debido al lugar que ocupa aquélla en la vida de los infantes y su rol de protección, cuidado y crianza.

Así, concluyó que la inscripción del niño con el apellido de su abuelo implica la protección de su personalidad jurídica conforme el artículo 3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), dado que el nombre, como atributo de la personalidad, constituye una expresión de la individualidad y tiene por finalidad afirmar la identidad de una persona ante la sociedad.