Recibió perpetua el principal acusado por los crímenes del diputado Olivares y su asesor

Los dos principales acusados por el doble crimen del diputado Héctor Olivares y su asesor, Miguel Yadón, asesinados a tiros en mayo de 2019, en la plaza ubicada frente al Congreso de la Nación, fueron condenados a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal Número 9, por homicidio agravado por alevosía y portación de arma de guerra.

Se trata de Juan José Navarro Cádiz, confeso autor material de los disparos, y de su primo, Juan Jesús Fernández, declarado partícipe necesario. Ambos son integrantes de la comunidad gitana.

Los fundamentos de la decisión se conocerán el próximo 4 de octubre.

Cuando tuvo la oportunidad de pronunciar sus últimas palabras ante el tribunal, Navarro Cádiz, de 27 años, aseguró que nunca quiso lastimar “ni mucho menos matar a nadie” y les pidió a las familias de las víctimas que lo perdonaran.

Por la pandemia, el proceso se realizó de forma mixta -algunas de las partes de manera presencial desde el Palacio de Tribunales y otras conectadas vía Zoom-. Si bien ese delito en el Código Penal se castiga con prisión perpetua, el fiscal había pedido esa pena sólo para Fernández, mientras que para Navarro Cádiz solicitó 45 años de reclusión; ello así, porque fue detenido en Uruguay y extraditado bajo determinadas condiciones del tratado entre ambos países; entre ellas, la imposibilidad de ser condenado a perpetua.

Placer

El agente descartó el agravante de homicidio por placer, por el que la causa también había llegado elevada a juicio, que sí fue valorado por las querellas de las familias de Olivares y Yadón al pedir perpetua para ambos.

“No habiéndose probado el motivo determinante de la actuación que llevaron a cabo, no puede asumirse que lo hicieron por placer”, fundamentó el fiscal en su alegato, al cuestionar esa figura penal.

El ataque a Olivares y Yadón ocurrió el 9 de mayo de 2019, cuando el diputado radical por La Rioja y su asesor salieron a hacer su caminata matutina habitual por la plaza del Congreso.

A las 6:50, al pasar por segunda vez delante de un Volkswagen Vento que estaba estacionado detrás de un ómnibus sobre avenida de Mayo, les dispararon varias veces. Yadón cayó muerto con tres balazos –uno en el cuello, otro en axila y el tercero en la pelvis–, mientras que Olivares recibió un tiro en el abdomen que lo dejó herido de gravedad. Falleció tres días después.

“El homicidio no fue más ni menos que una práctica de tiro sobre dos blancos móviles indefensos, derivada del placer por desahogar el instinto de matar sin otro motivo que el de probar el arma y su mira láser”, sostuvo la fiscal Estela Andrades en su requerimiento de elevación a juicio.

En el primer día del juicio, Navarro Cádiz confesó haber tirado pero dijo que su intención fue hacer un solo disparo hacia un ombú de la plaza y que, por error, salió una ráfaga que alcanzó al diputado y a su asesor. Su defensor, Pablo Pierini, pidió que fuera condenado por doble homicidio culposo o con dolo eventual.

En cambio, el abogado de Fernández pidió la absolución de su asistido, al considerar que el hecho de que estuviera dentro del auto no implica que haya tenido ni la voluntad ni el dominio del hecho, porque el episodio lo sorprendió, duró cinco segundos y tuvo como único tirador a Navarro Cádiz.