Ratifican que médico de guardia tuvo relación laboral con una clínica

La Sala X de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ratificó que un médico de guardia tuvo relación laboral con la clínica a la que demandó.

“Se torna aplicable la presunción contemplada en el artículo 23 de la LCT (Ley de Contrato de Trabajo), al haberse admitido que la parte actora, profesional de medicina, efectuaba tareas en el sanatorio explotado por la accionada a cambio de una retribución mensual”, estableció la alzada.

Al confirmar la existencia de una relación de dependencia, el tribunal precisó que la accionada reconoció que el profesional de la medicina efectuaba tareas en el sanatorio que explotaba a cambio de una retribución mensual, que calificó como “honorarios”, y que, por eso, cabía presumir la existencia de un contrato de trabajo.

En esa línea, precisó que la demandada no aportó ningún elemento de convicción que demostrara que los servicios prestados por el trabajador no lo eran en calidad de dependiente.

La cámara razonó que si los pacientes a quienes debía asistir el actor eran derivados por la obra social, tal como aceptó desde el inicio del proceso la parte demandada, era “evidente e innegable” su ejercicio del poder de dirección y organización, lo que sumó una nueva pauta para determinar la existencia de un vínculo laboral.

Tampoco aceptó que la relación no pudiera subsumirse dentro de la legislación laboral porque el reclamante es médico; ello así, porque la mera circunstancia de que sea un profesional no permite inferir, por esa sola condición, que no haya podido estar bajo órdenes de la demandada ni que no sea aplicable la presunción del artículo 23 de la LCT.

A su turno, sin éxito, la accionada apeló el fallo de primera instancia alegando que el demandante se desempeñó como médico de guardia en forma autónoma y en virtud de un contrato de locación de servicios celebrado conforme al derecho común.

La Cámara razonó que si los pacientes a quienes debía asistir el actor eran derivados por la obra social, tal como aceptó desde el inicio del proceso la parte demandada, era “evidente e innegable” su ejercicio del poder de dirección y organización, lo que sumó una nueva pauta para determinar la existencia de un vínculo laboral.

Ante ello, la cámara recordó que, desconocida la relación laboral pero admitida la prestación de servicios arguyendo que lo fue por una causa jurídica ajena a un contrato de trabajo, pesa sobre quien alega la carga de demostrar que aquélla no se concretó bajo una relación de dependencia.

Paralelamente, aclaró que la queja expuesta en cuanto a la falta de exclusividad de las tareas efectuadas por el médico no debía prosperar porque no es una nota esencial para tipificar un contrato de trabajo, en tanto lo que interesa es determinar si el peticionante, cualquiera fuera el área en la que se desempeñara, realizaba funciones y tareas tendientes al logro de los fines de la empresa, una circunstancia que, según concluyó la alzada, se acreditó en el caso.