El camarista Alejandro Weiss valoró en contra del acusado el daño moral sufrido por la niña,
cuya psiquis necesitará de “contención psicológica por un extenso período” y el alto grado de
vulnerabilidad de la menor. “Se desquitaba con su hija cosificándola”, dijo el magistrado
La Cámara 3ª en lo Criminal y Correccional de Córdoba -en sala unipersonal- condenó a 15 años de prisión a un hombre quien, además de ejercer violencia física y psicológica contra su pareja, sometió a abusos sexuales a una de sus hijas desde que ésta tenía aproximadamente 10 años.
El tribunal consideró a J. L. M. autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple continuado, agravado por el vínculo y por el grave daño en la salud mental; abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por el grave daño en la salud mental; abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa, agravado por el vínculo y por el grave daño en la salud mental reiterado y promoción de la corrupción de menores calificada por el vínculo, todos ellos en perjuicio de su hija. Asimismo, lo declaró autor de lesiones leves calificadas por el vínculo, coacción calificada y amenazas simples en contra de su pareja.
El camarista Alejandro Weiss, a cargo de la sala unipersonal que intervino en el juicio, estimó que los abusos sexuales perpetrados contra la niña constituyeron una “acabada muestra del desprecio hacia la mujer” que sentía el acusado. “No sólo obligaba a su pareja a mantener relaciones (…) sino que, además, se desquitaba con su hija ‘cosificándola’: ella también le pertenecía”, expresó en el fallo. El magistrado agregó que este contexto evidencia “la asimetría existente entre víctima y victimaria, según la cual el sujeto activo se encuentra en la posición dominante y se aprovecha de la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la niña para someterla sexualmente”.
Cuando tuvo que establecer el monto de la pena, el camarista valoró en contra del imputado el daño moral sufrido por su hija, que va a necesitar contención psicológica por un extenso período debido a sus ideas suicidas y a sus episodios de autoagresión. “Hechos como el juzgado dejan una huella imborrable en la psiquis de toda mujer”, reflexionó el juez.
También computó en su contra “el alto grado de vulnerabilidad e indefensión de la menor, casi imposibilitada de pedir auxilio frente a una madre que también era víctima y a quien protegía”. En relación con los delitos cometidos en contra de su pareja, el magistrado subrayó que la mujer soportó todos estos padecimientos en silencio “porque ni siquiera quería que sus hijos la vieran sufrir, para que no le tengan rencor a su padre”. Weiss narró que durante su declaración en el debate la mujer expresó que “la forma cómo le pegaba su marido le recordaba a ‘La Pasión de Cristo”.
