Al invocar su derecho a la maternidad y a formar una familia, una mujer pidió que la autorizaran a someterse al procedimiento de implante de los tres embriones que congeló con su ex pareja, con el material genético de ambos.
La actora alegó que padece una enfermedad que afecta sus óvulos y, además, su avanzada edad, pero no tuvo éxito.
Su planteo fue rechazado en primera instancia porque no probó el consentimiento del demandado y la Sala J de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ratificó el decisorio.
El tribunal expuso que mientras mantenían una relación y decidieron llevar adelante el tratamiento de fecundación in vitro, las partes acordaron que, en caso de separación, si la mujer deseaba utilizar los embriones para su reproducción, debería contar con el consentimiento del hombre.
“Tanto el contrato suscripto por las partes como la ley en esta materia imponen un consentimiento que se forma progresivamente”, destacó la alzada.
También recordó que el artículo 560 del Código Civil establece que el centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento previo, informado y libre de las personas que se someten al uso de las técnicas de reproducción humana asistida, que debe renovarse cada vez que se procede a la utilización de gametos o embriones.
Mencionaron, asimismo, el texto del artículo 561 de aquel ordenamiento, que dispone que el consentimiento es “libremente revocable” mientras no se haya producido la concepción o la implantación del embrión.
Las disputas entre parejas que terminaron su vínculo por el destino de los embriones que congelaron son moneda corriente en el país y en el mundo.
Se estima que en Argentina hay unos 50 mil embriones criopreservados, de los cuales casi 40 por ciento está congelado desde antes de 2008.
Sin marco legal, el tema genera incertidumbre y, con ello, problemas.
Iniciativa
En abril de 2019, un grupo de diputados asesorado por especialistas en medicina y abogados presentó un proyecto para regular el uso de embriones no implantados, que incluye el cese de la criopreservación y el destino de aquéllos para investigaciones o donación.
Durante el debate en comisión, los legisladores que impulsan el articulado coincidieron en la importancia de que la normativa se apruebe, para que quienes poseen embriones criopreservados en clínicas privadas sepan a qué atenerse.
En diciembre de ese año, la Comisión de Legislación General de la Cámara Baja dictaminó favorablemente, pero la pandemia frenó los avances.
Ante el vacío legal, los magistrados deben dirimir constantemente los reclamos que se ventilan.
Alternativa
Recientemente, en una columna de opinión titulada “Donación de embriones: despejando algunas inquietudes”, Sergio Pasqualini, especialista en medicina reproductiva, y Fabiana Quaini, abogada de derecho internacional de familia, plasmaron valiosos conceptos.
Ratificaron que la demanda de técnicas de reproducción asistida con embriones donados va en aumento por dos razones, a saber: generan una posibilidad para personas o parejas que no pueden concebir con sus propios gametos y también les dan una solución a quienes tienen embriones congelados y no quieren descartarlos.
“Creemos que lo ideal es la donación a otras personas o parejas”, manifestaron, estimando que el debate, en general, circula en torno a los lazos genéticos que el embrión tendrá con la pareja que lo dona y si existirá algún impacto en el futuro hijo, al saber que existen hermanos o medio hermanos genéticos.
“Es importante marcar la diferencia entre genitud y parentalidad”, plantearon. “La parentalidad es un hecho social, cultural y biológico, de ninguna manera se reduce a la donación de embriones”, resaltaron.
“En la Argentina, la familia que ha optado por recibir embriones se pregunta ‘¿puedo acceder a una donación de embrión?’. Sí. ‘¿Hay riesgos de que el ex titular del embrión pretenda derechos sobre mi hijo cuando nazca por cualquier motivo?’ No. ‘¿Puede mi hijo saber quién fue su donante de embrión?’. Esto es similar a los donantes de gametos”, aclararon.
En tanto, recordaron que, si bien hay una tendencia a que los donantes acepten dar información, la mayoría va por el anonimato.
Costos
- El especialista en reproducción asistida y director del Instituto Valenciano de Investigación (IVI Buenos Aires), Fernando Neuspiller, sostuvo que en Argentina hay al menos 40 mil embriones congelados y que la mitad o menos tiene chance de ser transferida.
- Asimismo, indicó que alrededor de 20 por ciento de los embriones que están almacenados en IVI Buenos Aires es genéticamente anormal y no tiene ninguna posibilidad de sobrevida.
- Citó el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en “Artavia Murillo y otros contra Costa Rica” y planteó que “existe un principio de gradualidad por el cual a mayor potencialidad de vida, mayor es la protección jurídica que el ordenamiento jurídico debe dar”.