El fiscal Carlos Rívolo pidió enviar a juicio oral a los acusados del intento del magnicidio contra Cristina Fernández. Los detenidos son Fernando Sabag Montiel, quien apuntó contra la vicepresidenta; su novia Brenda Uliarte, que lo acompañó hasta ahí e ideó el ataque; y el jefe de los “copitos” Nicolás Carrizo, a quien se sindica como un partícipe secundario.
En su dictamen de 199 páginas, Rívolo sostuvo que “la prueba reunida durante la instrucción ha permitido comprobar que la conducta que se intentó llevar a cabo fue premeditada, es decir, que los imputados habían ideado un plan para llevar a cabo el asesinato de la Vicepresidenta de la Nación”.
Tal como lo exhiben los videos que tomaron los propios simpatizantes de CFK, “aprovechándose de la confusión y desprolijidad que generaba la multitud de personas, Sabag Montiel extiende su brazo para pasar la primera línea de individuos que conformaban un cordón humano frente a la Vicepresidenta, apunta el arma de fuego que portaba en dirección a su rostro, la acerca a escasos centímetros y acciona el gatillo, al menos en una oportunidad, llegándose a escuchar incluso el click”, afirmó el fiscal.
Lo que estableció el fiscal es que no se encontraron pruebas que demuestren que el grupo tuvo una “financiación” para llevar adelante el intento de homicidio.
La actividad desplegada por los nombrados para llevar a cabo el ataque no requirió -por sus características- de financiamiento económico ni de recursos extraordinarios. El día del hecho se trasladaron en transporte público y se aproximaron al lugar como lo habían hecho días anteriores -de a pie- a lo que se sumó la obtención del arma de fuego perteneciente al fallecido Herrera -vecino de Sabag Montiel y con quien convivió por un breve lapso de tiempo-. Con la pistola oculta entre sus ropas, el nombrado se ubicaría entre los seguidores de su víctima, disimulado como uno más, con el objeto de lograr acercarse a ella y ejecutar su designio criminal”, se afirmó.